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Crítica de Sweet Tooth: El niño ciervo - Una gran adaptación de Netflix

Sweet Tooth: El niño ciervo

La serie Sweet Tooth: El niño ciervo, adaptación del cómic de Jeff Lemire, ya se ha estrenado en Netflix y... ¡esto es lo que podéis esperar de ella!

Cuando en Netflix revelaron que harían una adaptación de Sweet Tooth: El niño ciervo, nosotros nos ilusionamos muchísimo porque somos unos grandes admiradores de la obra original de Jeff Lemire. Una obra que engancha desde la primera viñeta y que nos sumerge en un mundo post-apocalíptico lleno de incógnitas en el que un hombre acompaña a un niño que podría ser la clave de la resolución de todos esos misterios. Os recuerda a The Last of Us, ¿verdad? Bueno, sí, pero aquí hay personas que parecen animales y animales que parecen personas, literal y figuradamente.

A pesar de esa ilusión, manteníamos una perspectiva un tanto alejada cuando conocimos quiénes eran los responsables de la serie de Netflix. Los showrunners de Sweet Tooth: El niño ciervo, Jim Mickle y Beth Schwartz, contaban con una trayectoria muy poco destacada, donde quizás sólo resaltaba el largometraje El lado siniestro de la luna (2019) y la serie de televisión Hap and Leonard (2016). Sin embargo, éramos conscientes de que el cómic de Jeff Lemire tenía un potencial enorme y el proyecto podría terminar siendo un auténtico bombazo.

Finalmente, el pasado viernes se estrenó la serie. Sweet Tooth: El niño ciervo ya ha llegado a la plataforma streaming para conquistar con la historia de Gus a una nueva generación que, quizás, desconoce que viene de una novela gráfica asombrosa. En Hobby Consolas ya hemos podido ver íntegramente la serie y podemos traeros una opinión acerca de ella, conociendo el material original previo y habiendo disfrutado de esta adaptación televisiva. ¡Vamos para allá!

Una gran adaptación, aunque pasada por un pequeño filtro

La premisa de Sweet Tooth: El niño ciervo no puede ser, desgraciadamente, más actual. Una pandemia azota el mundo y la humanidad se debe enfrentar a una enfermedad de la que no conoce nada, que es verdaderamente mortífera y que pronto se escapa del control de los gobiernos mundiales. Esto podría parecer "una historia más sobre virus" en un mundo post-apocalíptico... pero hay algo verdaderamente original en esta premisa: al mismo tiempo que aparece el virus, comienzan a nacer unos seres denominados híbridos, mitad humanos, mitad animales.

Sweet Tooth: El niño ciervo

Lógicamente, una gran parte de la sociedad culpará a estos híbridos de ser los causantes del virus. Una reacción entendible desde el punto de vista temporal, pero que responde más al clásico "siempre se teme aquello que no se comprende". Hay entra Gus, un niño híbrido con cuernos, orejas y sentidos de ciervo, que crecerá en un entorno alejado de la realidad y que vivirá una aventura cruel, peligrosa y llena de obstáculos en un mundo que desea terminar con su vida y que lo culpa de todos los males.

Esta es, básicamente, la premisa de la serie de Netflix, exactamente la misma que la del cómic de Jeff Lemire. De hecho, podríamos decir que Sweet Tooth: El niño ciervo es una muy buena adaptación de la novela gráfica original, sino fuera porque el programa televisivo ha optado por un tono mucho más edulcorado, restándole impacto emocional, borrando toda la violencia y la crueldad que destilan las viñetas y otorgándonos un material mucho más suave y menos desgarrador. Más propio de Goloso, nombre cariñoso que recibe el protagonista de la historia.

Sweet Tooth: El niño ciervo (Netflix)

A pesar de que hay ciertos híbridos que no acaban de estar del todo bien definidos, visualmente la serie es verdaderamente atractiva. Los entornos naturales y aquellos que se entremezclan con las junglas de asfalto y cristal nos hacen recordar videojuegos como el mencionado The Last of Us o incluso el mismísimo Days Gone, llevándonos lógicamente al género de zombies a pesar de que aquí no existe ningún ser "no vivo" que desee extinguir nuestra raza. Los "malos" en esta historia son aquellos que no son capaces de entender la naturaleza de la vida, lo hermoso de ser distinto o la crueldad de la Madre Tierra, que a veces castiga a sus habitantes con una enfermedad que poco tiene que ver con la justicia.

No obstante, Sweet Tooth: El niño ciervo no es una historia tan previsible como podríais aprehender leyendo esta crítica. Hay muchos misterios que se esconden en el telón de fondo de esta historia de supervivencia a la que Gus y un tipo enorme y poderoso llamado Grandullón (que hace las veces de guardaespaldas improvisado del muchacho) deberán sobrevivir. Esos misterios, lógicamente, giran en torno a la naturaleza de la enfermedad, el surgimiento de los híbridos y una posible resolución a la situación sociosanitaria que está golpeando al planeta Tierra.

Sweet Tooth: El niño ciervo (Netflix)

Sin lugar a dudas, lo mejor de esta nueva serie de Netflix es el desarrollo de personajes. Todos ellos, quizás a excepción del arco argumental del médico, que es el más pesado de todos, brillan por ser encantadores dentro de un marco de crueldad y apocalipsis; especialmente un Gus que encandilará a todos los fans de la obra original y, por supuesto, a todos aquellos que se acerquen por primera vez a esta historia, labrándose un hueco en nuestros corazoncitos y resguardándose en ellos para tratar de sobrevivir a un mundo roto, en llamas, que busca la desaparición de todos los híbridos.

Además, el ritmo de la serie es perfecta. Hay ocasiones en que las producciones de Netflix adolecen de un inicio rompedor al que le sigue un extenuante desarrollo que va perdiendo al espectador, al que recupera hacia la conclusión del relato con un subidón que se hace de rogar más de la cuenta; sin embargo, Sweet Tooth: El niño ciervo hace una gran gestión del tiempo y el espacio de su historia, ofreciéndonos un producto muy pulido en ese aspecto que logrará atrapar al telespectador de principio a fin... incluso a pesar de ese narrador omnisciente que hace un uso excesivo de la sobreexposición.

Sweet Tooth: El niño ciervo (Netflix)

En definitiva, la adaptación de Sweet Tooth: El niño ciervo ha sido toda una deliciosa sorpresa dentro del catálogo de Netflix. Aunque nos ha dolido la pérdida de esa crueldad, esa violencia y ese desgarro emocional que tanto nos gustó del cómic original, la historia está muy bien trasladada, los personajes están geniales, Gus es fabuloso, los diseños de producción están perfectos y el ritmo de la serie es idóneo para transportar la esencia del relato. Un título que, desde aquí, recomendamos encarecidamente, porque además son apenas ocho episodios de cincuenta minutos de duración.

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VALORACIÓN:

La adaptación de la obra de Jeff Lemire de la mano de Netflix da en la tecla con un personaje maravilloso, un gran desarrollo de personajes, una fotografía y unos entornos deliciosos y un ritmo idóneo para dejarse llevar. Más edulcorada y menos violento que la obra original, pero una pieza soberbia que todo el mundo debería disfrutar.

LO MEJOR:

El desarrollo de personajes, la dirección de fotografía y el ritmo de la serie. El protagonista es tan maravilloso que desearás cuidarlo de por vida.

LO PEOR:

La selección musical brilla por su ausencia. Le falta un poquito más de agresividad para igualarse a la obra original de Jeff Lemire.
Hobby

80

Muy bueno

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