Crítica de Terminator: Destino oscuro, con Linda Hamilton y Arnold Schwarzenegger

Ha llegado el día en el que por fin podemos hablaros largo y tendido del reboot de una de las franquicias más seguidas por los fans de la ciencia-ficción. En esta crítica de Terminator: destino oscuro sin spoilers vamos a tratar de condensar lo que nos ha hecho sentir la nueva película de Tim Miller (Deadpool) que, a lo largo de los 128 minutos de metraje de su película, no permite que la acción decaiga prácticamente en ningún momento.

Disfruta del mes de prueba de Amazon Prime Video y ponte al día con las mejores series y películas de la plataforma ...¡Gratis!

Éste es sin lugar a dudas el gran punto fuerte de la película: sabe recoger el legado de las dos películas anteriores proponiendo una trama nueva pero remitiéndose ya sea con las imágenes o con la banda sonora a momentos icónicos que todos tenemos grabados en las retinas y que impulsan una película muy épica en la que aflora una nueva heroína.

El punto de arranque de Terminator: Destino oscuro es, de hecho, el momento previo a que se desate el Día del Juicio Final. Gracias a materiales no utilizados para Terminator 2: El Juicio Final, vemos de nuevo a Sarah Connor en el psiquiátrico anunciando el apocalipsis que desatará Skynet el 29 de agosto de 2017. Y a partir de aquí arranca la nueva película.

Consiguió reescribir la Historia de la Humanidad y que no se produjera esa catástrofe, si bien una nueva amenaza llega desde ese nuevo futuro. Es el caso de un nuevo y más complejo androide que llega desde el futuro para acabar con Dani Ramos, una joven mexicana a la que defenderá Grace. Ella, al contrario que su poderoso oponente, un modelo Rev-9 capaz de atravesar sólidos, cambiar de forma y bilocarse, es una humana mejorada mediante tecnología puntera que se convertirá en la única esperanza de Dani. A ellas se unirán más tarde una vengativa Sarah Connor y Carl, un inesperado aliado de última hora.

Ver galería

Terminator Destino Oscuro - Galería de pósters (4 imágenes)

Si hay que señalar las fortalezas de Terminator: destino oscuro son varias y muy poderosas: la recuperación de Linda Hamilton para el papel de Sarah Connor es un acierto indiscutible, porque además se ha tomado su entrenamiento de una forma muy seria y realmente asume su rol de tía dura de una forma muy creíble a pesar de pasar la sesentena. Verla junto a Arnold Schwarzenegger en uno de los papeles más emblemáticos de su carrera es, sencillamente, espectacular.

Como decíamos, Tim Miller, desde la dirección, consigue jugar bien con la complicidad que hay entre ambos y no les da tregua: el rodaje ha sido de lo más exigente a nivel físico con el rodaje de peleas submarinas y secuencias de acción de desbordante imaginación que nos conducen a un enfrentamiento final digno de aplauso.

Por otra parte, Terminator: destino oscuro juega con introducir algunos elementos en el subtexto que no dejan de tener una lectura política aunque no centren la atención de la trama principal. Es una road movie en la que hay una persecución imparable, pero de paso somos testigos de las condiciones precarias en las que las comitivas de inmigrantes mexicanos tratan de superar la frontera con los Estados Unidos y vemos también una realidad que raro es que aparezca en una película de estas características.

Consustancial a la saga gracias al papel de Sarah Connor en Terminator 2 hay también un doble mensaje de empoderamiento femenino. Por una parte, como decíamos, porque aflora una nueva heroína, pero además porque Sarah debe superar sus propios prejuicios y valorarse por sí misma, más allá de ser la madre de John y por tanto una especie de "portadora del Mesías". La importancia de los personajes femeninos de esta película no radica en su capacidad de albergar vida sino en sus propias capacidades y esto es una especie de resarcimiento histórico que le sienta muy bien a la película.

En cierta forma, Sarah es mostrada como un personaje crepuscular, algo que se nos recuerda incluso desde las imágenes promocionales y los carteles de la película, que fácilmente os traerán a la cabeza los de Logan.

Terminator: destino oscuro cuenta con localizaciones españolas e intérpretes de sobra conocidos como Alicia Borrachero, Tristán Ulloa o Enrique Arce, algo que seguramente le resulte curioso a la audiencia, que también reconocerá las corralas de Madrid o el desierto de Tabernas de Almería.

Sin embargo y a pesar de todo lo anterior, el guión cuenta también con algunas incongruencias que los mismos personajes llegan a verbalizar y que atañen, sobre todo, a la línea temporal y a la lógica causa-efecto. Al espectador no le queda más remedio que asumir estas licencias narrativas y embarcarse en una aventura que, de otra manera, podría resultar redonda.

Las capacidades del nuevo androide, el Rev-9, hacen que sea un personaje aterrador y que nos dé algún que otro susto de campeonato. Gabriel Luna toma el testigo de Robert Patrick y emula sus maquinales y pausados movimientos, pero la sombra del T-1000 es alargada y es difícil de superar el pavor que nos hizo sentir allá por 1991. Los efectos especiales están al servicio de la historia y funcionan muy bien (menudo salto de calidad en lo que a capturas de movimiento se refiere respecto al duelo de los T-800 de la ya fuera del canon Terminator: Génesis).

A reivindicar la figura de Mackenzie Davis: la intérprete, a la que vimos recientemente en Blade Runner 2049 o Tully, hace un verdadero papelón (otra vez) y cuenta con una de las subtramas más emotivas e interesantes de la película que, de hecho, podría cimentar nuevos episodios posteriores. Porque lo que queda claro es que Destino oscuro es un reboot con la vista puesta en el futuro. ¿Está la Humanidad abocada a repetir los mismos errores antes o después? Ésta es una de las preguntas a las que querríamos darle una respuesta con una continuación...