Crítica de ¡A todo tren! Destino Asturias, la nueva comedia familiar de Santiago Segura

Santiago Segura sigue abonado al nicho del cine familiar. Tras los excelentes resultados de anteriores comedias como Padre no hay más que uno y Padre no hay más que uno 2, reincide en la misma fórmula con¡A todo tren! Destino Asturias.

De hecho, se trata de su tercer remake, escrito por él mismo junto a Marta González de la Vega en base al guión original de Benjamin Dumont, Benjamin Euvrard e Ingrid Morley-Pegge de la película Attention au depart. La situación es bastante curiosa, porque la película francesa está pendiente de estreno (en principio se espera que sea lanzada el 18 de agosto), de modo tal que el remake español se adelantará en taquilla.

Segura además también repite en el rol protagonista dando vida a Ricardo, un hombre que pasa por dificultades matrimoniales y decide enviar a su hijo a un campamento de verano en Asturias para ir preparándolo para darle una importante noticia.

A última hora se apuntarán un puñado de niños para ir en el tren nocturno hasta el destino. Ricardo, que pensaba que contaría con la ayuda de otra madre para controlar a los enanos, ve cómo en su lugar aparece en la estación Felipe, el abuelo de dos de los niños que es bastante irresponsable y liante. 

Justo cuando el tren está a punto de partir, Felipe se pone a cortejar a una joven. Ricardo, preocupado, va tras él y ambos pierden el tren con los niños dentro. Ellos, lejos de preocuparse, hacen todo lo posible para exprimir el tiempo que tienen sin adultos a su cargo, preparando un montón de travesuras con las que divertirse y sacar de sus casillas al revisor.

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¡A todo tren! Destino Asturias es una película que está llamada a convertirse en un nuevo taquillazo, por la simple razón que hizo que las dos cintas anteriores triunfaran: tienen la capacidad de reunir a toda la familia en el cine, va a estrenarse en el siempre ventajoso verano en el que apenas hay competencia de grandes estrenos y se valen de un humor blanco en principio bastante aceptable para todas las edades (al menos si no tenemos en cuenta las sonrojantes líneas de guión dedicadas al machismo y el lenguaje inclusivo, que sinceramente se podrían haber ahorrado).

Ahora bien, si tenemos que juzgar la película como comedia, deja mucho que desear: la trama es simplona, el ritmo desigual y los personajes bastante antipáticos, empezando por el "padre pusilánime" (¡menudo cliché!) que interpreta a duras penas Segura pasando por su compañero de aventuras, un Leo Harlem que siempre brilla más como protagonista que en papeles secundarios aunque le den su habitual toque canalla y por ese malvado revisor del tren al que interpreta un Florentino Fernández muy pasado de rosca.

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Su fuerza radica en algunos secundarios que sí que resultan algo más originales, aunque en realidad están en los márgenes de la trama principal: tal es el caso del entusiasta personaje de David Guapo, el tirado rol de Diego Arroba, que tiene alguna que otra sorpresa o algunos cameos que coquetean un poco con otro tipo de humor más metalingüístico como el de Itziar Castro.

¡A todo tren! Destino Asturias es además una de esas películas de insoportable moralina sobre cuánto han cambiado los personajes gracias a la experiencia compartida (cero credibilidad). 

En el plano técnico, nada que objetar, es una cinta eficiente que cuenta con los recursos necesarios sin grandes alardes y que, eso sí, no se resiste a un cantoso emplazamiento de producto de diversas marcas, que funcionan tan mal como los cameos de Cristina Pedroche, Paz Padilla, Sara Sálamo o Jorge Sanz, metidos con calzador y exhibiendo un humor bastante rancio. 

No es lo malo que la película no sea buena, sino que para más INRI sea la gran esperanza para la taquilla nacional. Está claro que Santiago Segura sabe ofrecerle al público lo que quiere en cada momento y que ha sabido reconvertir su carrera para adecuarla a los tiempos que corren y a su propia agenda personal; es harina de otro costal que el viaje sea satisfactorio. Por una vez se antoja deseable perder el tren.