Crítica de Trance
La película de Danny Boyle arranca con el relato de Simon (James McAvoy) de cómo dar un golpe. Son necesarios dos ingredientes fundamentales: ser fuerte y tener valor, como antaño, porque, a pesar de los protocolos y las medidas de seguridad, hay que estar hecho de una pasta especial para tener la sangre fría necesaria para cometer un robo en una casa de subastas como en la que él trabaja.
El ritmo de la primera media hora de película es fabuloso y nos hace pensar que vamos a asistir a un thriller trepidante y cargado de giros inesperados en el guión jalonado además por ciertos toques de humor de lo más sarcástico.
Sin embargo, Simon recibe un fortísimo golpe en la cabeza que le impide recordar qué ha hecho con el lienzo, de modo que quienes antes eran sus compinches, se convierten en sus peores enemigos. Sospechan de él (y el espectador también) porque no saben si dice la verdad o si su amnesia es fingida.
Algo está claro: en su mente algo se ha roto, y Danny Boyle nos lo insinúa a través de la fotografía tanto como nos lo oculta el guión de Joe Ahearne y John Hodge casi hasta el final.
Escenas subidas de tono
Si habéis leído cualquier información previa antes de ir a la sala de cine, habréis podido ver que la película venía rodeada de bastante polémica en el plano sexual. Bueno, si habéis visto cualquier cinta de Almodóvar, ésta se queda a la altura del betún. Vamos, que no es para tanto en ninguno de los sentidos, hay alguna escena de cama y alusiones al pubis femenino (ya ves tú, qua estas alturas esto pueda escandalizar a alguien...), pero desde luego, quitaos de la cabeza ese sambenito que le han colgado de ser cuasi pornográfica.
Por el contrario y a mi modo de ver, la reflexión en torno a las relaciones de pareja me parece muy adulta y, aunque se resuelve al final de una forma apresurada y quizás demasiado espectacular, me parece más valiente y rompedora de lo que suele ser habitual.
Viaje por los recovecos de la memoria
El cuadro de Goya sustraído es una excusa para hablarnos de muchas otras cosas, es un macguffin en toda regla que, con todo, tiene una resolución final, a la que por cierto el espectador por sí solo no podría llegar porque le falta información. Ése es quizás el talón de Aquiles de la película: es totalmente impredecible y no nos permite jugar con las variables que conocemos para resolver los enigmas que nos plantea.
En ese sentido, estamos en una situación similar a la de Simon, que ha perdido la memoria. Sabemos que se ha cometido un robo y que él ha quedado inconsciente en el suelo y, a continuación, nos hemos despertado con él en el hospital, ¿qué ha sucedido en ese lapsus de tiempo? La hipnosis regresiva puede ser la clave para recordar los secretos que guarda su memoria, pero como en un mal sueño van apareciendo retazos inconexos, personas con rostros diferentes y toda una serie de pistas falsas que dificultarán conocer a los personajes de la película y las relaciones que hay entre ellos.
En cuanto a las interpretaciones el trío principal actúa de maravilla, especialmente James McAvoy, un actor cada vez más interesante que está sabiendo escoger papeles sustanciosos como éste que le permite experimentar un amplio abanico de registros emocionales y trasladarlos al espectador. Vincent Cassel y Rosario Dawson también hacen un gran trabajo, por lo que muestran y lo que esconden.
En resumen y a pesar de que al final hay una evidente pérdida de ritmo, Trance es una película interesante, original y entretenida. No es la más redonda del cineasta, pero tiene ingredientes suficientes como para cautivar la atención durante su metraje y dejarte una pensando sobre temas que no te esperabas encontrar en un thriller de ladrones e hipnotistas.
VALORACIÓN:
Tan estimulante como indecisa, la apuesta de Danny Boyle por la intriga reporta una sensación extraña: hipnótica, mantiene al espectador en vilo pero, al final, el mensaje es otro bien diferente del que parecía ser.LO MEJOR:
La fotografía y todas las interpretaciones, en especial el duelo James McAvoy / Vincent Cassel.LO PEOR:
Boyle esconde las cartas demasiado tiempo y el final resulta un tanto precipitado.72
BuenoDescubre más sobre Raquel Hernández Luján, autor/a de este artículo.
Conoce cómo trabajamos en Hobbyconsolas.