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Crítica de Yo soy Dolemite, la película de Eddie Murphy en Netflix

Yo soy Dolemite
Crítica de Yo soy Dolemite, dirigida por Craig Brewer con guion de Scott Alexander y Larry Karaszewski. La nueva película de Netflix en clave de comedia está basada en hechos reales; sigue la vida de Rudy Ray Moore en el proceso que lo convirtió de cómico fracasado a protagonista de sus propias películas. El reparto cuenta con Eddie Murphy como cabeza del cartel, junto a Wesley Snipes y Keegan-Michael Key. El estreno de Yo soy Dolemite en Netflix España es el 25 de octubre de 2019.

Eddie Murphy (Shrek) regresa a las pantallas con el estreno de Yo soy Dolemite (Dolemite is my name), una película de Craig Brewer que se ha colado entre los últimos estrenos de Netflix para cerrar el mes de octubre. Tras tres años de parón desde el estreno de Mr. Church, y una buena pila de fechas más desde su última producción de calidad, Eddie Murphy nos obliga a recordar sus mejores momentos con el estreno de su última película.

Yo soy Dolemite está basada en hechos reales; un biopic que descansa en el lecho de la blaxploitation de los años 70 en Estados Unidos en la que protagonistas afroamericanos se convertían en héroes de acción bajo capas de artes marciales y bandas sonoras exquisitas. Esa es la historia real de Rudy Ray Moore (Eddie Murphy), un cómico, actor, cantante, productor y, en definitiva, un showman que buscó incesantemente el éxito hasta que acarició las mieles de la victoria con la creación de su personaje más famoso, Dolemite.

Con la vulgaridad y el descaro por bandera, Moore apuntó tan alto como le permitía su empeño y empezó a protagonizar sus propias películas con el estreno de Dolemite, catalogada como una de las mejores muestras de la blaxploitation.

Yo soy Dolemite

Como os imagináis, la nueva película de Netflix tiene mucho de metacine, de regalar a la gran pantalla una parte del amor que a los artesanos que hay detrás de esta producción les ha ofrecido. En el papel protagonista tenemos a un hombre afable, de buen corazón, que quiere demostrarse a sí mismo, pero también al mundo y a sus antepasados que cualquiera puede conseguir aquello que se proponga. Un guiño que bien podría servir al propio Eddie Murphy, que nos regala en Yo soy Dolemite una interpretación con todo el talento de sus mejores años.

El gran protagonista de éxitos de la comedia de los 80 como Límite: 48 horas o Superdetective en Hollywoodse convierte en amo y señor de la pantalla con toda la fuerza que el propio Dolemite confiere a su personaje. Consigue ser comedido dentro de la exageración inherente al tipo que interpreta, es absolutamente enérgico y tan divertido como nunca debió dejar de ser. No es el tipo de humor que pueda calar entre el público de nuestro país, pero es inevitable quedarse prendado de su carisma.

Yo soy Dolemite

Esta comedia de Netflix es vulgar, obscena, descarada y absolutamente interesante. Lo es por su fotografía salpicada de referentes a los que homenajea con gusto, por su recorrido a una etapa del cine caída en el ostracismo y por su condición de «feel good movie», de esas que te dejan con un empacho de buenas sensaciones que te acompañan durante el resto del día. Pero, sobre todo, lo es por su alarde de buenas interpretaciones. Encabezados, como decíamos, por el bueno de Eddie Murphy, y el exquisito acompañamiento del peculiar personaje de Wesley Snipes, el certero Keegan-Michael Key y el poderoso sentimiento de Da'Vine Joy Randolph como Lady Reed.

Quizás es la condición de Murphy como buen intérprete el que lo distancia en parte de su Rudy Ray Moore, que tenía más de fuerza de la naturaleza que de actor. Una pizca del mayor absurdo interpretativo hubiera potenciado esa vergüenza ajena que tan bien representa Wesley Snipes con su personaje, recordándonos, precisamente, que Ray Moore era más fenómeno que talento interpretativo. Los guionistas Scott Alexander y Larry Karaszewski, por su parte, se adentran con profundidad en la vida del gueto y de la población negra que veía cómo el hombre blanco sacaba la mayor tajada de su esfuerzo.

Yo soy Dolemite

Yo soy Dolemite es una comedia en clave de biopic más divertida para el público patrio que para el nuestro, pero tiene toda la capacidad para encandilarnos con el estupendo trabajo del reparto, de su descarado optimismo y la buena factura que acompaña a la producción. Eddie Murphy puede haber marcado un punto de inflexión en su carrera, pero tendremos que esperar para saber cuánto había de precisión en el casting y si la inclemencia del tiempo y las nuevas fórmulas de la comedia están hechas para él.

VALORACIÓN:

Yo soy Dolemite marca el regreso a las pantallas del mejor Eddie Murphy en una película descarada, divertida e inesperadamente reflexiva. Un compendio de grandes interpretaciones que nos dará más satisfacción por su historia que por sus chistes.

LO MEJOR:

Eddie Murphy y el resto del elenco actoral hacen un trabajo soberbio.

LO PEOR:

La comedia es caprichosa y tiene menos fuerza para el público extranjero.
Hobby

76

Bueno

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