Los siete magníficos - Crítica de la película de Antoine Fuqua

Antoine Fuqua se propone revitalizar un western clásico que a su vez bebe de una de las películas mejor consideradas de todos los tiempos filmada por el maestro Kurosawa: Los siete samuráis. 

La narración de Los siete magníficos nos traslada al oeste americano donde un grupo compuesto por Sam Chisolm (Denzel Washington), Josh Faraday (Chris Pratt), Goodnight Robicheaux (Ethan Hawke), Jack Home (Vincent D'Onofrio), Billy Rocks (Byung-Hun Lee), Vasquez (Manuel García Rulfo) y Red Harvest (Martin Sensmeier) se une para liberar al pueblo de Rose Creek de la tiranía de Bogue (Peter Sarsgaard), un desalmado bandido. A priori, nos encontramos con un ambicioso reparto que promete mantenernos con los ojos bien abiertos durante los 130 minutos que dura la película.

El prólogo ya comienza a depositar las primeras dudas tras presentarnos al villano con un dramatismo excesivo y cierta teatralidad. Con el arranque de la trama el grupo de pistoleros va consolidándose, formando un equipo de lo más heterogéneo que resulta muy justo en lo que a la cuota de pantalla de sus personajes se refiere. Un conjunto que hará causa común con los aterrados lugareños del pueblo que está doblegado por la fuerza.

El líder absoluto de este reparto tan memorable es Denzel Washington, que ya había trabajado con Fuqua en The Equalizer (El protector) o la famosa Training Day, en la que también coincidía con otra de las estrellas del reparto, Ethan Hawke, que presentaba la película en nuestro Festival de San Sebastián y recibía el Premio Donostia por sus 30 años de carrera; y vuelve a poner su fotogenia al servicio de una historia en la que se encarga de repartir justicia.

Lo llamativo del personaje que Washington ha creado es que se echa en falta en su interpretación algo más de la pasión a la que nos tiene acostumbrados. Chris Pratt logra hacerle sombra con el rol que tantos éxitos le está dando en los últimos años: ese papel de pillo que nos recuerda a trabajos como Guardianes de la galaxia, Jurassic World...

A pesar de ese tropiezo inicial, en el primer tramo de la cinta recuperamos las expectativas que nos generaba su reparto mientras el grupo comienza a engrosarse y se muestran las subtramas de las relaciones entre ellos. Queda patente la potencia de la naturaleza, una de las señas de identidad características del western. Algunos pasajes de la banda sonora son estremecedores y, en general, hay una voluntad de introducir diversas cuestiones como el peso de la fama, el desarraigo, la lealtad, la fe y por encima de todo, el honor.

Sin embargo, esta nueva versión de Los siete magníficos nunca pierde cierto aspecto de cartón-piedra: es casi imposible abstraerse del decorado y el postureo (esos cruces de miradas emblemáticos aquí solo funcionan a medio gas) por no hablar del siempre excesivo e injustificado escote de Haley Bennett. Hay algo de impostado y carente de naturalidad en la puesta en escena que tira para atrás.

No digo que no sea disfrutable: ver una película "de género" hace muy diurética la narración con todas esas convenciones que son casi obligatorias. Fuqua las explota muy bien en la primera mitad de la película pero también comete dos fallos de manual: un villano que no logran insuflar el terror necesario y arrojarse en el tramo final a un desenfrenado frenesí de balas y más balas que aligera tanto el tono que hace que se nos desdibujen los personajes.

Puede que el reparto sea demasiado coral o puede que la historia se disuelva por los meandros de la exhibición final de fuerza, pero el caso es que no conseguimos profundizar en ningún personaje. Todos ellos acaban convirtiéndose en papeles planos, salvando quizás el inseguro rol al que da vida Ethan Hawke, con el que podemos lograr cierta empatización.

De Los siete magníficos sales igual que entraste, se olvida deprisa y hace que surja la duda... ¿Era necesario este remake? ¿Qué aporta esta nueva versión? ¿Consigue trasladarme algún pensamiento acerca de las grandes injusticias sociales que se cometen a diario en la actualidad? Las respuestas: no, nada y no, por ese orden. Entretenimiento pasajero puro y duro.