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Underworld: guerras de sangre - Crítica del último capítulo de la saga

Underworld: guerras de sangre
Crítica de Underworld: guerras de sangre, el último capítulo de la saga, dirigido por Anna Foerster y protagonizado por Kate Beckinsale, Theo James, Charles Dance, Lara Pulver y Tobias Menzies.

La quinta entrega de la saga Underworld le da una vuelta de tuerca a los acontecimientos con Guerras de sangre (Bloow Wars) suponiendo, en cierta manera, un reinicio para la historia y elevando al personaje de Selene (Kate Keckinsale) a un nuevo nivel.

En primer lugar os preguntaréis si podéis seguir la trama si sois "profanos" en la materia y no habéis visto las cuatro entregas precedentes: Underworld (2003), Underworld: Evolution (2006), Underworld: la rebelión de los licántopos (2009) y Underworld: el despertar (2012). Buenas noticias: sí. Como es lógico habrá un montón de personajes que no os resultarán familiares pero un breve prólogo sirve, en forma de flash-back, para situarnos: Selene es una prófuga, ha perdido a su gran amor y ha renunciado a su hija para protegerla. Ha pasado de ser una guerrera reputada a vivir en la clandestinidad huyendo mientras que la guerra entre vampiros y licántropos se recrudece.

Underworld: guerras de sangre

La razón es que Marius (Tobias Menzies, a quien recordaréis en el rol de Edmure Tully en Juego de tronos) ha surgido como nuevo líder de los hombres-lobo consiguiendo que se mantengan unidos en su propósito de derrotar a los vampiros mientras que Semira (Lara Pulver) le propone a Thomas (Charles Dance) y al consejo atraer a Selene con el fin de entrenar a un nuevo ejército con el que hacer frente a la horda que les acecha.

En realidad la clave de todo es la sangre de Selene y por supuesto su hija híbrida a quien trata de mantener alejada a toda costa, desconociendo su paradero.

Underworld: guerras de sangre

Esta quinta entrega ha sido dirigida, por primera vez, por una mujer, la directora debutante en el largo Anna Foerster cuya carrera se ha ido forjando en series de televisión como Mentes criminales o Outlander. Su finalidad ha sido claramente la de tratar de esquivar las malas críticas de las dos últimas entregas para llevar esta quinta a otra dimensión que permita expandir la saga incrementando un poco la calidad.

Hablando en plata, las dos anteriores producciones rozaban la serie B y ésta, sin ser ninguna maravilla, consigue ser lo suficientemente entretenida para, al menos, hacernos recuperar el interés y retomar esos inicios dándoles un peso específico a los acontecimientos que en ellos ocurrieron.

También es verdad que sobre todo en el tramo inicial, Underworld: guerras de sangre es menos prolija en acción, relegando lo más espectacular para el final. Aquellos que esperáis ver a Kate Beckinsale brillando en todo su esplendor podéis llevaros un pequeño chasco porque a pesar de que es la protagonista absoluta (y demostrar que está en forma y que el personaje le sienta de fábula) hay algunos momentos en los que le cede el testigo a David, el personaje del que se encarga Theo James y que está lejos de gozar de su carisma.

Underworld: guerras de sangre

El guión de Cory Goodman sigue en la línea de sus trabajos precedentes: El sicario de dios o El último cazador de brujas. Tiene buenas ideas, pero a veces las lanza con una torpeza que hace que los personajes rocen lo risible. Lástima...

El planteamiento de los principales villanos es muy diferente: Semira es sexy, ambiciosa y dominadora (otra buena noticia, si la peli no os engancha, os aseguro que lo harán sus escotes) mientras que Marius se transforma y requetetransforma por obra y gracia de media tonelada de CGI. Respecto a esto hay que decir que aunque los efectos digitales cantan a la legua, hay un especial cuidado puesto en que se muestren siempre en la oscuridad, lo que suaviza algo el impacto.

Underworld: guerras de sangre

Y lo más interesante, o al menos lo que a mí más me ha enganchado de Underworld: guerras de sangre, es ver a Selene de nuevo repartiendo cera a diestro y siniestro. A lo mejor se han quedado cortos: mola demasiado verla enfundada en su traje y nos dejan con ganas de más, sobre todo después del acontecimiento que la hace desarrollar nuevos poderes.

El trabajo de vestuario y peluquería también tiene mucho mérito siendo reseñable en la evolución de Selene pero también en lo que a caracterizaciones de secundarios se refiere. Hay imaginación y talento en esos estilismos.

El final, algo precipitado, anuncia sin rodeos que veremos más y, si no hay un castañazo en taquilla sideral, el pronóstico es que la sexta entrega nos dará más información sobre la hija de Selene y desarrollará todas esas luchas que se librarán por su sangre. Me ha picado la curiosidad pero quiero menos tiros y más duelos cuerpo a cuerpo.

Y si después de todo esto os han quedado más ganas de ver vampiros os dejo con las mejores películas del género:

VALORACIÓN:

Muy poca chicha para un episodio final solo apto para amantes de la saga con un par de nuevas incorporaciones y la potente Kate Bekinsale perfecta en su rol como siempre.

LO MEJOR:

La comunidad vampírica del norte y las supermechas californianas que te proporciona un paseo por el Mundo Sagrado (y que te teletransportas, toma ya).

LO PEOR:

Theo James tiene le roba protagonismo a Kate Beckinsale y hay algunos momentos que rozan el ridículo. Se echa en falta más acción y menos tiros.
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