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Análisis de Plants vs Zombies Garden Warfare

Análisis de Plants vs Zombies Garden Warfare
Por alguna extraña razón, los vegetales y los no muertos se llevan a matar. Por eso, han decidido citarse en Plants vs Zombis Garden Warfare, un shooter enfocado al multijugador online y que, por ahora, sólo ha salido en Xbox One y Xbox 360. ¿Quién no ha soñado alguna vez con convertirse en un cactus francotirador o en un ingeniero zombi?

El letargo invernal de Xbox One empieza a tocar a su fin. Desde que fuera lanzada en noviembre con títulos como Ryse, Forza y Dead Rising 3, la consola no había recibido ninguna exclusiva de peso. Sin embargo, con la primavera en el horizonte, la marmota de Microsoft ya ha comenzado a despertar, apoyándose en el género que más réditos puede darle, el del shooter enfocado exclusivamente al multijugador online. A la espera de que sea 13 de marzo y vea la luz Titanfall, ya está disponible Plants vs Zombies Garden Warfare, un juego que le da una vuelta de tuerca al manido ámbito de los disparos. Curiosamente, ambos títulos, que también salen para Xbox 360 y PC (esta última versión aún no tiene fecha), han contado con la financiación de Electronic Arts, que mantiene una gran relación con la compañía de Redmond (recordemos también los “bundles” de Xbox One con FIFA 14).

El juego que nos ocupa es una readaptación de una IP que ha tenido un gran éxito en dispositivos móviles. Partiendo de su enfoque estratégico de “tower defense”, se ha realizado una traslación de muchos de sus conceptos a la vertiente de los tiroteos. Así, con un desarrollo en tercera persona, se ofrecen batallas de hasta veinticuatro jugadores, en las que plantas y zombis se zurran la badana de la manera más hilarante. El desarrollo ha corrido a cargo del estudio PopCap Games, que, hace unos meses, firmó también el descargable Peggle 2 en exclusiva para la consola de nueva generación de Microsoft.

Guerra por el control del jardín

El juego es un shooter en tercera persona, de modo que cada bando cuenta con cuatro clases diferentes. A medida que cumplimos diversos objetivos, subimos de nivel y obtenemos monedas. Con ellas, podemos adquirir sobres de pegatinas que nos otorgan diversas recompensas, en forma de consumibles, nuevas apariencias para los personajes y diversas opciones de personalización.

Análisis de Plants vs Zombies Garden Warfare

La diferenciación entre unas clases y otras es quizás más marcada que en shooters serios como Call of Duty o Battlefield. En aquellos, el contraste viene dado, fundamentalmente, por las armas que lleven; en cambio, aquí, cada clase cuenta con un tipo de disparo “de serie”, una forma de moverse (más ágil o más tosca) y tres habilidades de uso limitado. En el bando de las plantas, están el lanzaguisantes, la planta carnívora, el girasol y el cactus; en el de los zombies, el soldado, el ingeniero, el científico y el all-star. Las partidas nos asignan a uno u otro bando de forma aleatoria, pero, una vez dentro, podemos elegir cualquiera de las cuatro clases indistintamente.

Prácticamente todo lo que hay en el juego está extrapolado de otros shooters, pero con una apariencia vegetal o zombi que resulta muy simpática. El lanzaguisantes cuenta con bombas de frijoles que hacen las veces de granada (atraen a los zombis y estallan), es capaz de deslizarse a toda velocidad y puede convertirse en una ametralladora. La planta carnívora está más enfocada al cuerpo a cuerpo (puede dar mordiscos, pero no disparar), de modo que puede meterse bajo tierra para coger desprevenido a un enemigo y tragárselo, escupir un pringue que ralentiza y plantar trampas que dejan a los enemigos colgados. Por su parte, el girasol se centra en las habilidades curativas, aunque también puede disparar y convertirse en una torreta que proyecta un rayo solar. Finalmente, el cactus, que es muy efectivo desde la larga distancia, puede colocar minas con forma de boñiga, desplegar barreras de cacahuetes y lanzar un robot volador con forma de cabeza de ajo.

Análisis de Plants vs Zombies Garden Warfare

Pasando al bando de los zombis, el soldado cuenta con una mochila propulsora, un lanzacohetes y una bomba de humo. El ingeniero, en cambio, dispone de una granada sónica que aturde a los rivales, un robot volador y un martillo neumático con el que puede arrollarlo todo a su paso. En cuanto al científico, puede teletransportarse para esquivar ataques, curar a sus compañeros y lanzar bombas-lapa. Finalmente, el all-star es una suerte de jugador de fútbol americano que puede hacer placajes, colocar maniquíes protectores y desplegar pequeños autómatas explosivos.

El contraste entre unas clases y otras hace que las partidas sean bastante divertidas. El control no ofrece una gran profundidad y puede resultar algo rígido (especialmente con la planta carnívora o el all-star), pero la cantidad de estrategias posibles es ingente. Por ejemplo, si somos plantas, podemos aliarnos con un girasol y que forme un vínculo sanador con nosotros mientras nos movemos. Por el contrario, si somos un soldado zombi, tal vez nos interese propulsarnos hasta un tejado y tener una perspectiva de francotirador. Además, en algunos modos de juego, podemos utilizar cartas de apoyo y desplegarlas en ciertos puntos de los escenarios, para tener torretas defensivas, girasoles curativos, zombis manejados por la IA… Asimismo, al morir, en la pantalla de selección de personaje, podemos activar una opción llamada “modo Jefe”, en la que pasamos a ver un mapa cenital, de modo que podemos ejecutar acciones como curar, resucitar o lanzar un ataque aéreo. Esa opción es compatible con SmartGlass y Kinect.

Análisis de Plants vs Zombies Garden Warfare

Internet es el único abono de este cultivo

Al hablar de los modos de juego, conviene hacer un apunte fundamental. El título está enfocado exclusivamente al multijugador: no sólo no hay campaña ni modos para un jugador, sino que se requiere una suscripción Gold a Xbox Live para poder hacer uso de casi todos los modos de juego que hay. Aclarado eso, nos encontramos con tres grandes modos de juego: Operaciones de jardín, Derrotar por equipos y Jardines y cementerios.

Al estilo de las hordas de Gears of War, Operaciones de Jardín es un modo cooperativo en el que pueden participar hasta cuatro personas. Manejando a las plantas, el objetivo es defender una base de las decenas de zombis que van apareciendo a lo largo de diez rondas. Al principio, son bastante fáciles, pero, poco a poco, empiezan a aparecer zombis con conos en la cabeza o periódicos entre manos que les sirven de escudo. Si morimos, hay un margen de tiempo para que nuestros compañeros nos revivan; si no lo logran, reaparecemos una vez acabada la oleada en cuestión. A veces, hay rondas especiales, con condicionantes como un tiempo límite o la aparición de tumbas que hay que destruir para que paren de salir enemigos (similares a los agujeros de la emergencia de Gears of War). En las rondas 5 y 10, pueden aparecer hasta tres jefes finales de lo más descacharrantes, como una mole armada con un hacha eléctrica, un Yeti o un zombi bailón muy similar al famosísimo Disco Stu, el personaje de Los Simpson.

Análisis de Plants vs Zombies Garden Warfare

Curiosamente, aunque a Operaciones de jardín puede jugar una persona sola, incomprensiblemente, es obligatorio tener Gold, como decíamos antes. La versión de Xbox One cuenta también con un modo exclusivo que es muy similar y que admite la pantalla partida para dos jugadores. En este caso, no hace falta Gold, pero sí tener la consola conectada a Internet. Debe de ser una reminiscencia de cuando Microsoft quiso introducir la conexión permanente obligatoria…

Pasando a los modos competitivos, el primero que nos encontramos es Derrotar por equipos. En él, el objetivo es ayudar a que nuestro equipo sea el primero en acumular 50 bajas. La dinámica es la del típico duelo a muerte por equipos, con la salvedad de que, si logramos resucitar a un compañero caído, su muerte se restará del contador del equipo rival. Es decir, no basta sólo con noquear a los enemigos, sino que hay que asegurarse de que nadie los reviva en los quince segundos siguientes. Para los más principiantes, hay una modalidad llamada Felpudo, en la que, si morimos varias veces seguidas, aparecemos con una barra de salud más amplia. El segundo modo competitivo que hay es Jardines y Cementerios. Se trata de un modo de conquista y defensa, de forma que, en rondas de cinco minutos, el bando zombi debe atacar varias bases protegidas por las plantas. Ambos modos cuentan con la vertiente “normal”, en la que se pueden utilizar mejoras y elementos de personalización, y otro “clásica”, donde todos los jugadores compiten en igualdad de condiciones.

Análisis de Plants vs Zombies Garden Warfare

Aunque el juego sale a un precio reducido (30 euros en Xbox 360 y 40 en Xbox One), lo cierto es que el número de modos se antoja bastante escaso. Para más inri, sólo hay cinco mapas, presentes tanto en los modos cooperativos como en los competitivos: Orillas Sharkbite, Puerto Scallywag, Vivero, Pisos de las Afueras y Terrenos del Doctor Zombi. Es de esperar que haya actualizaciones en el futuro, pero, de primeras, la cantidad es muy exigua.

Colorido para todas las edades

Plants vs Zombies Garden Warfare hace uso del motor gráfico Frostbite 3, el mismo que el estudio DICE usó en Battlefield 4. Aunque no se explota el potencial de Xbox One, el acabado general es bastante vistoso, con una paleta de colores muy viva. Se nota que todo está muy pensado para que lo disfrute cualquiera, independientemente de su edad, lo que no suele ser habitual en un género como el del shooter, más tendente al realismo y la crudeza. Lo más llamativo es, sin duda, el hilarante diseño de los personajes, que, además, se pueden personalizar de manera amplísima.

Análisis de Plants vs Zombies Garden Warfare

Los escenarios tienen un tamaño considerable, con diseños bastante variados para que las refriegas admitan estrategias variadas y no se reduzcan a ser un “mata-mata” directo. En las distancias cortas, se observan buenas texturas y se deja algo de pie a la destrucción (vallas de madera, vehículos); en las distancias largas, el acabado es más flojo, pues, si miramos al horizonte, veremos a menudo un efecto de difuminado destinado a ocultar carencias, pero que no evita que, por ejemplo, si vamos con un drone por el aire, algunos elementos y texturas se generen súbitamente.

Sin ser nada revolucionario, Plants vs Zombies Garden Warfare logra diferenciarse en un género tan manido como el del shooter multijugador. Las multitudinarias zurras entre vegetales y no muertos resultan muy simpáticas, especialmente para los más jóvenes. No obstante, hay detalles que lastran el conjunto, como la parquedad de mapas y modos de juego. Tampoco está muy claro porque el modo Pantalla Partida y las Operaciones de Jardín, si optamos por jugar en solitario, precisan de conexión obligatoria a Internet. La cosecha de PopCap Games podría haber sido más abundante de lo que finalmente ha sido.

VALORACIÓN:

PopCap Games ha realizado una simpática traslación de su estratégica guerra de plantas y zombis al género del shooter. Pese a su inconsistencia en cuanto a número de modos y mapas, las refriegas resultan variadas y, sobre todo, divertidas.

LO MEJOR:

Las ocho clases que podemos manejar, cada una con sus poderes. El precio reducido. El humor.

LO PEOR:

Requiere tener online hasta para jugar a pantalla partida. Hay pocos mapas y modos de juego.

Plataformas:

Xbox 360,

PC,

PS4,

PS3,

Xbox One

Versión comentada: Xbox One

Hobby

73

Bueno

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