Rocket League no es ni mucho menos un juego de fútbol convencional. La combinación entre este deporte y los coches echa a perder cualquier idea preconcebida que tengas sobre cómo va eso de marcar goles. Nada que ver con FIFA o PES, y eso ya lo habrás notado.
Mete goles en Rocket League no es tan sencillo como buscar al mejor jugador, una buena posición de disparo y tirar a portería. Es mucho más complicado, y es que este juego incorpora algunas novedades que lo hacen complejo.
Se pueden jugar partidas individuales contra la IA, aunque lo más interesantes es hacerlo en modo colaborativo u online. En colaborativo te enfrentas a la máquina, pero con un jugador humano en tu equipo. Online puedes elegir cuántos humanos quieres que haya en tu equipo, dándole un toque mucho más interesante.
La táctica en Rocket League varía dependiendo del tipo de partida. No hay truco infalible para marcar goles fácilmente, aunque sí algunos que te harán ser un mejor goleador.
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Rocket League es un deporte de equipo
Si has jugado alguna partida online, es posible que hayas caído en algunos de los errores más comunes de los novatos. Todos los jugadores quieren su gloria personal, ser ellos los que metan el mejor gol de Rocket League, pero eso no es posible sin tus compañeros.
Hablamos de un deporte en el que todos influyen, así que más te vale comunicarte con tus compañeros de equipo y hablar con ellos, a poder ser antes de que empiece el partido. De lo contrario iréis todos como locos a por la pelota sin apego por la estrategia, el verdadero truco para ganar en Rocket League.
Cada jugador debe tener su papel. Los encargados de defender, de atacar o de meter goles. Eso no significa que debas mantenerte estático en una misma posición. Es un juego dinámico, aunque no debe ser anárquico.
Este consejo para meter más goles en Rocket League puede parecer una estupidez, pero no lo es: pasa la pelota. Muchos jugadores no lo hacen y acaban perdiéndola, perjudicando así a su equipo. Pasa la bola siempre que te quedes sin opciones, o mejor, dispara si ves que no tienes ningún compañero cerca.
Esto no es fútbol, es rocket fútbol
Cuando decimos que no es un juego de fútbol es porque las reglas son distintas. Ni la pelota puede salir del campo ni hay faltas, dos cosas que puedes aprovechar para meter más goles.
Por ejemplo, tienes que aprender a jugar con las paredes. A veces llegar a las inmediaciones de la portería y te quedas sin opciones, enfrentándote a una decisión: disparar o pasarla. Pero no puedes, porque el rival te bloquea y no tienes amigos a tu alrededor.
Aún te queda una tercera alternativa, que es hacer un pared con -valga la redundancia- la pared. Al igual que en el viejo FIFA 97, aquí puedes hacerte un autopase. Te saldrá bien o no, pero peor es perder la pelota.
Que no haya faltas hace que Rocket League sea caótico, y eso nos encanta porque permite embestir y destruir a los rivales cuando se dirijan a toda velocidad a tu arco de meta. Guarda el turbo para esta ocasión si eres de los defensas: choca contra tu rival a toda velocidad e impide que te metan un gol.
Las similitudes con el fútbol también son importantes
Aunque haya elementos que diferencian claramente a Rocket League de FIFA 17, también hay otros que hacen que se parezcan. No hablamos de meter goles, el objetivo final de ambos juegos, sino de cómo debes comportarte en el campo.
El primero de ellos es la posibilidad de adelantarte a los pensamientos de tu rival. No nos engañemos, el fútbol no es física de cohetes, y las opciones siempre son limitadas. Si crees que su mejor opción es el pase, ve directamente a donde crees que se va a dirigir para interceptarlo.
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En ataque, puede que seas tú el que se queda sin opciones viable. En ese caso, centra o dispara. No intentes jugar solo pues acabarás perdiendo la posesión, algo que también ocurre en el fútbol convencional.
A la hora de regatear en Rocket League, intenta hacerlo en zigzag y usando el turbo, que convenientemente deberás haber guardado para la ocasión. No lo malgastes usándolo continuamente, algo más habitual de lo recomendable cuando empiezas a jugar.
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