Superman y Batman luchan sobre los restos de un destrozado batmobil. Entre los hierros, una jóven Robin (Carrie Kelly) busca un buen disparo para ayudar a su mentor en su hora más oscura. ¿Ficción o historia? Un poco de ambas, damas y caballeros. Nos encontramos ante la lucha final de Batman: El Regreso del Caballero Oscuro.
Los ochenta fueron una década cuanto menos rara, en la que un por entonces Frank Miller en pleno auge hizo sus grandes pinitos en la historia del cómic. Uno de sus trabajos más representativos fue precisamente Dark Knight Returns (El Regreso del Caballero Oscuro).
Y es que Miller fue un revolucionador y también un genuino iconoclasta rompedor, que reinterpretó el mito de Batman y le dio su propia impronta: una extremadamente conservadora y muy crítica con el pensamiento progresista norteamericano y la contracultura. Un ejemplo de ello, es el modo en el que el anciano Bruce Wayne de esta historia despachaba a una monstruosa banda de delicuentes, con ayuda de un tanque, o el uso de armas de fuego.
Sin embargo, la guinda final de la obra es la de la imagen que tenéis ante vosotros: La lucha final de Superman y Batman, cuando el Hombre de Acero, azuzado desde Washington, se enfrenta a su mejor amigo en una pelea a muerte. Superman es aún jóven, rápido y superpoderoso. Pero en cuanto al sexagenario Bruce... digamos que ha tenido mucho tiempo para aprender algunos trucos nuevos que le pondrán las cosas especialmente dificiles a Clark.
La estatua en cuestión ha sido lanzada por noviembre en una edición ilimitada al escalofriante, pero merecido, precio de 324.95 dólares. Las medidas de la pieza son 28 cms de alto X 28 cms de largo y 22 de ancho. La pieza es obra de Derek Miller y podrá adquirise a través de distribuidores especializados o por medio de la página de DC Collectibles.
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