Los Simpson son ya una de las series americanas que han pasado a la historia, no solo por su longevidad tras más de 30 años en antena, si no también por su particular retrato de una familia nuclear estadounidense y de todo el pueblo que les rodea, y ni siquiera el Coronavirus ha logrado detener la producción de sus capítulos.
Uno de los personajes más populares de la serie de animación es sin duda Bart Simpson, el hijo mayor de la familia y el protagonista antes de que Homer le fuese robando poco a poco el foco de atención. Como muchas otras series de este tipo, el creador Matt Groening se inspiró en aspectos de su propia vida, su infancia y su familia. La creación de Los Simpson llegó casi por casualidad, ya que Groening estaba esperando preparando un pitch para vender otra idea para serie basada en sus tiras cómicas, pero como no quería perder los derechos de publicación, decidió tratar de vender una idea original.
De esta manera, Groening comenzó a garabatear a Bart y decidió crear a toda la familia y plantear el nuevo proyecto de Los Simpson como serie de animación. El resto de los miembros de la familia recibieron sus nombres directamente de la familia de Groening, aunque como Bart estaba basado en cierta manera en él mismo y llamarlo Matt le parecía redundante, decidió cambiarle el nombre.
Así que el dibujante decidió llamarle Bart, haciendo un anagrama con "brat", que significa mocoso o maleducado en inglés... vamos, que Bart ya venía apuntando maneras desde el primer momento. Las cosas han cambiado mucho para Los Simpson desde su creación apresurada en una sala de espera (aunque se nos haga raro pensar que podría haberse llamado "Matt Simpson") y ahora sus actores de doblaje se embolsan cifras astronómicas por cada episodio, pero siempre está bien recordar los curiosos orígenes de uno de los personajes más populares de la televisión.
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