Además de ser uno de los directores más brillantes del cine actual, el canadiense Denis Villeneuve es uno de los más meticulosos, una característica que es un tanto complicada de llevar cuando te toca rodar en el desierto para poder recrear el espectacular planeta de arena de Arrakis donde se ambienta la historia de Dune. 

De hecho, la necesidad de Villeneuve y su director de fotografía, Greig Fraser, por encontrar las "dunas perfectas" para una de las escenas de Dune. Parte 2, ha hecho que el propio director confiese que el desierto ya no es uno de sus lugares favoritos para rodar. "Para la puesta en escena quería una duna con una forma muy particular", explica el director a Empire.

"Pero Greig necesitaba esa misma duna con una luz específica. Así que Patrice [Vermette, la diseñadora de producción] se tiró semanas haciendo casting entre las dunas del desierto. ¡Parecíamos unos pirados!. Todavía encuentro arena en mis zapatos todas las mañanas. La arena me ha traumatizado", reconocía divertido Villeneuve. 

Pero si el rodaje de Dune. Parte 2 fue un infierno de arena para su director, lo fue más para Vermette que, al igual que en la primera película, tenía que ocuparse de llevar botellas llenas de arena del desierto para conseguir que al cambiar de localización las dunas parecieran "consistentes". "No hemos repetido ninguna localización", explicaba la diseñadora. 

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Adiós a las pantallas verdes 

Como todo el mundo sabe, Denis Villeneuve es un gran detractor de las pantallas verdes, por eso, para rodar las dos películas de Dune ha movilizado a todo su equipo a los desiertos de Jordania de Abu Dhabi para crear las localizaciones más reales posibles. Aun así, las pantallas verdes sí que han sido necesarias para algunas partes de las películas. 

Pero como el sol reflejado en la arena hacía que a estas les cambiase la luz y no servían para postproducción, el equipo de Dune. Parte 2 tuvo que inventar unas pantallas verdes del color de la arena del desierto para poder conseguir el espectacular paisaje de Arrakis.