Qué debería cambiar Grand Prix para ser un éxito en 2024: no todo funcionó bien

El Grand Prix se ha despedido del verano de 2023 con un éxito envidiable. Con una audiencia media del 19%, su renovación está "segura al 99%", en palabras de su director Carlo Boserman.

Las audiencias empezaron muy fuerte, del 26% el 24 de julio, el mejor estreno del año y una cifra casi inaudita hoy día para todo lo que no sean informativos, debates presidenciales o eventos deportivos. Luego fueron decayendo a un mínimo del 14,6%, aunque remontaron al 16,3% en su final, emitida el 4 de septiembre.

Pese a ello, hay cosas mejorables. El Grand Prix volverá el año que viene con casi toda seguridad, y quizás haya que replantear algunas cosas para, si no mejorar las cifras (cosa que ya es difícil), sí mantener su popularidad y que la vuelta del Grand Prix no sea un boom momentáneo, sino que haya vuelto para quedarse.

Los colaboradores del Grand Prix, ¿es realmente un problema?

Hay un aspecto del nuevo Grand Prix que ha despertado muchas críticas: las nuevas incorporaciones al equipo de presentadores. En particular, Cristinini como copresentadora "streamer" junto a Ramón García y la actriz Michelle Calvó, comentando las pruebas desde una cabina. 

Lo que muchos no sabían es que Cristinini tiene años de experiencia siendo streamer en en Twitch (juegos role play como Marbella Vice), caster de eSports y también presentadora y colaboradora en programas como Zapeando. Pero TVE (ante una audiencia de más de 2 millones de personas que no están acostumbradas a este mundillo) es otra historia.

Las críticas no tardaron en llegar y se cebaron con la copresentadora, que comentaba todas las pruebas desde la cabina, aunque con frecuencia se cruzaban sus comentarios con los de Ramón.

Ahora que la temporada ya ha acabado, el director ha confirmado cómo van a atajar la situación de cara al futuro, y es lo mejor que podrían haber hecho: nada.

"Por nosotros, siguen. En este negocio, lo que funciona no se toca", dijo Boserman en una entrevista en Vertele.

“'Lo que funciona no se toca' es una norma que yo aprendí hace 30 años. Y cuando tienes que tocarlo por mil follones que hay en esto, tienes que estar muy seguro de que lo que cambias de verdad tienes que cambiarlo. Si tú me dices de volver a hacer el Grand Prix mañana, yo te digo que lo volveríamos a hacer como lo hemos hecho."

Y es que las críticas a Cristinini se concentraron en los primeros días, sobre todo en la primera emisión. Semanas después, ya nadie se quejaba, igual porque no era para tanto, o porque los "haters" ya se habían ido. Haberles dado cualquier crédito hubiera sido un error, y no solo por el machismo que las infundía, sino porque la gente que despotrica en redes sociales raramente es objetiva y olvida que quizás no todo se ha hecho con ellos en mente.

Y es que otro blanco de las críticas del primer día fue Wilbur, el acróbata que aportaba humor con su contorsionismo cuando introducía las pruebas. Pasados los ladridos de los más cenizos, Wilbur se ha convertido en uno de los hallazgos de este Grand Prix, y su popularidad en Instagram se ha disparado.

Si hay algo que se puede criticar al papel de Cristinini no es tanto un problema suyo, sino de la propia dirección del programa: haber salido con "miedo" a los streamers (aun planea el recuerdo de cuando Ibai casi "roba" el formato a TVE) metiendo a la presentadora en una cabina de streamer, como si la única forma de hablar al público más joven sea a través de una ventanita en un lado de la pantalla. ¿Era realmente necesario?

Ausencia, la vaquilla que no da mucha guerra

Desde que se anunciara el regreso del Grand Prix se ha dado por sentado que sería sin vaquilla, debido a la ley de protección animal (y que difícilmente tendría cabida juegos con animales vivos en la televisión en la socieda de hoy en día).

El programa no quiso renunciar del todo a su seña de identidad, y además de ser parte del escudo del programa, idearon una vaquilla "comodín". El disfraz nos encanta, y su presentación en sociedad con Ramontxu dio para muchos memes, algunos brillantes... otros más censurables.

Pero, a la hora de la verdad, la vaquilla ha quedado como un elemento mal integrado en el programa. Los momentos en los que los alcaldes de cada pueblo debían elegir si llamar al comodín o no eran más desconcertantes que emocionantes, especialmente en los primeros programas, cuando no estaba muy claro para qué está la vaquilla.

El director del programa reconoce que es algo que quizás tengan que mejorar en la próxima edición también lo ha reconocido en la entrevista, "que sea más contundente". Al final, la presencia de la vaquilla era escasa, su impacto casi nulo... pero cuando actuaba provocaba frustración en los participantes más que otra cosa.

Quizás la respuesta sea introducir la vaquilla en algunas pruebas, además de trae de vuelta clásicos muy demandados, como la cucaña.

Horario, calendario y número de programas

Por último, este Grand Prix ha tenido una temporada bastante escueta, de solo siete programas. Su calendario no ha sido el ideal: comenzó el 24 de julio, casi en el ecuador del verano, y terminó el 4 de septiembre.

Sí, el primer día batió récords de audiencia. Fue un lunes de resaca electoral, que quizás le vino bien: después de tanto machaque político, quizás todos necesitábamos un programa tan blanco y puro como el Grand Prix... en el que, curiosamente, todos los cruces eran entre pueblos gobernados por la izquierda y la derecha.

El calendario no ha sido el único problema. Su horario tan tardío (comenzar a las 22:40 y terminar a la 1) era muy exigente. Sí, estamos en verano, no hay cole, y la tendencia es cenar tarde para aprovechar al máximo el día. Pero, ¿tan tarde? 

Frenar que el prime time se vaya alejando cada año unos pocos minutos, como la deriva de los continentes, no está en la mano de TVE, pero en un programa destinado al público infantil quizás se debiera hacer una excepción...

Por otro lado, creo que el formato del programa con semifinales no le ha venido bien. El Grand Prix no es la Champions. Se reduce el número de pueblos participantes, reduciendo también el número de espectadores potencialmente vinculados a el emocionalmente (porque su pueblo, comarca o comunidad está representada). 

Aunque esto tiene como beneficio que dichos pueblos (los que ganan, al menos) tienen más tiempo de brillar, creemos que es más ideal una clasificación general y luego una final, especialmente en una temporada tan corta, cuyos tres últimos programas. 

Esperemos que la temporada 2024 del Grand Prix sea más larga, empiece antes (por lo menos, antes en el calendario)... y tenga sorpresas suficientes para compensar, con una vaquilla más protagonista (o mejor integrada). Pero, como dice su director, lo que ya funciona no se cambia.