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El placer de jugar solo

Javier Abad

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Ahora que la comunidad jugona se pasa horas y horas compartiendo partida con gente de todo el mundo, aunque sea con la aviesa intención de meterle un poco de plomo a su "amigo virtual", resulta que dos títulos que para mí son de los más atractivos del momento se desmarcan de la corriente general y "limitan" su oferta al modo individual. Hablo de Dishonored (ya disponible) y Bioshock Infinite (saldrá el 26 de marzo), una pareja que nos devuelve la vieja imagen del jugador encerrado en su habitación para disfrutar de la experiencia sin contacto con el mundo exterior.

El placer de jugar solo

Creo que ya he escrito alguna vez que no soy habitual de las partidas online, principalmente por falta de tiempo, pero es que además reconozco que a mí lo que me va es el placer solitario (ups, ¿he dicho yo eso?). Igual que un buen libro me transporta a un universo que solo existe en mi mente (el autor me lo sugiere, pero yo le pongo cara a sus personajes, construyo sus paisajes, etc.), me encanta que un buen juego me haga viajar a otra realidad sin salir de las cuatro paredes de mi casa. Después de pasarme el día relacionándome con gente, e incluso compartiendo públicamente mis opiniones y sentimientos en espacios como este, son ratos de ocio que reservo para mí.

Obviamente, no todos los juegos consiguen que me evada de la misma forma, y por eso me gusta saborear a fondo esos títulos elegidos que ponen especial cuidado en la historia, la construcción de los personajes y el diseño artístico. Es algo que comparten los dos nombres que he puesto sobre la mesa al principio, y creo que ese enfoque cobra todavía más valor por la valentía de Bethesda y 2K Games al respetar el trabajo de sus creadores sin forzarles a incluir un multijugador que, no nos engañemos, es una buena forma de hacer caja que han encontrado las compañías. Son aventuras pensadas para ser jugadas en solitario. Así de sencillo.

El placer de jugar solo

En concreto, la trayectoria de Bioshock Infinite, que como sabéis ocupa la portada del número 257 de Hobby Consolas, ha estado marcada por el abandono de miembros del equipo, los sucesivos retrasos y la confirmación de que no tendría modo multijugador. Por lo ocurrido anteriormente en casos similares, tanta turbulencia podría ser el presagio de un lanzamiento fallido, pero yo lo veo de otra forma: es una de esas ocasiones tan atípicas hoy día en que la productora prefiere esperar a que el producto esté terminado y bien pulido, antes de defraudar a sus seguidores arriesgándose a un lanzamiento prematuro. Ni que decir tiene que le tengo reservado un hueco para disfrutar de un placentero vis a vis con él.

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