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Star Wars May the 4th - 40 años con la Fuerza

Jesús Delgado

Star Wars May the 4th - 40 años con la Fuerza
Star Wars celebra su día, el May the 4th (4 de Mayo). Celebramos 40 Años con la Fuerza, desde que la primera película de Star Wars se proyectó en cines hace ya mucho tiempo, en una galaxia lejana, muy lejana...

Ya es 4 de Mayo. O lo que viene siendo lo mismo el May the 4th, el día sagrado de Star Wars. Y no es que realmente la primera película de La Guerra de las Galaxias se estrenase ese día. De hecho, su estreno fue el 25 de mayo (por lo que esa fecha se ha escogido para celebrar el día del Orgullo Friki). Sin embargo, el motivo por el cual celebramos el día de Star Wars 21 días antes se debe a una curiosidad debida a Margaret Thatcher. O, mejor dicho, a las noticias de Reino Unido.

Corría el año 1979 y "Maggie" salió elegida primera ministra de las Islas. A modo de felicitación, su partido compró una página de anuncios en el London Evening News, recordando el 4 de mayo (fecha de su victoria). El mensaje decía "May the 4th Be With You, Maggie. Congratulations!" (Que el Cuatro te acompañe, Maggie), un juego de palabras relacionado con la célebre frase May the Force be with you (Que la Fuerza te acompañe). 

Al final, entre una cosa y otra, con el tiempo, este día se acabó institucionalizando y convirtiendo en la fecha oficial en la que los fans de Star Wars celebran la existencia de la saga, visten sus colores y encuentran cualquier motivo u actividad para tirar las campañas al vuelo y ponerse en plan Jedi (o Sith).

Analizamos todas las películas de Star Wars en nuestro especial de ciencia-ficción

Posiblemente, el que más alucine con que la frasecita de marras diera lugar hasta a un "día señalado"  y una efeméride sea el propio George Lucas. No es ningún secreto que Star Wars nació por un rebote que le dio, después de que no le dejasen hacer Flash Gordon y optase por guisarse y cocinarse su propia space opera, cuya historia hubo de recortar porque era, literalmente, demasiado larga para una sola película. Tampoco lo es la poca fe que los estudios tenían, e incluso sus actores. Máxime tras ver el tráiler primitivo que se proyectó sin efectos especiales finales ni la música de John Williams. 

Pero, fíjate, aquí estamos. Cuarenta años después, cuarenta años con la Fuerza, con los Jedi, con el Imperio Galáctico, con la Saga Skywalker y cientos de miles de millones de dólares en merchandise de las películas, libros y videojuegos de Star Wars. ¿Cómo os hace sentir eso? No se a vosotros, pero el que firma este artículo se siente algo viejo.

¡Cómo cambia el mundo en cuatro décadas!

Ya sabéis todos que el que escribe estas líneas, o sea yo, es un fan de La Guerra de las Galaxias de la llamada vieja escuela. Desde que tengo uso de memoria, Luke, Vader y toda la pandilla han estado por casa. De hecho, creo que mi recuerdo más tierno de la Vieja Trilogía en mi infancia es el de ver la primera película un día que estaba enfermo en el salón. Sentado en el sofá frente al televisor, veía la Batalla de Yavin y alucinaba en colores, y jugaba a que pilotaba los Ala-X en la trinchera, imaginándome que era uno de los pilotos (¡ay, qué lejos aún quedaba el Star Wars Battlefront!). 

Y aunque saco pecho y me siento orgulloso de haber tenido la suerte de haberme enganchado a la Fuerza desde edad más bien temprana, creo que siento algo de envidia por el mundo anglosajón. Echando la vista atrás, allí una cosa como el May the 4th no se me antoja tan extraña, frente como ha ido calando el fenómeno en nuestro país. 

Bien pensando, las convenciones geek y estas expresiones de cultura popular no se han visto tan mal allá como en esta España nuestra y, en cierta manera, desde bien pronto se consagró como algo más o menos habitual que formaba parte de la llamada cultura pop. En cambio, hace tanto, apenas dos décadas, declararte como fan de La Guerra de las Galaxias en este país era algo así como admitir que eras un subnormal emocional y, posiblemente, víctima de un complejo de Peter Pan recalcitrante. Aún recuerdo, de hecho, mi época de instituto en donde le comentaba a una compañera que había una cosa llamada La Guerra de las Galaxias y esta me miraba como si yo hubiera salido de alguna suerte de madriguera.

Sin embargo, quizá por el efecto de la globalización, ya parece que en eso nos vamos pareciendo más al resto mundo occidental y ahora ser fan de La Guerra de... perdon, de Star Wars, utilicemos la terminología actual, es un hábito tan aceptable socialmente como otro cualquiera. Afortunadamente, como digo, la tendencia está cambiando y, tras cuatro décadas, que te mole un tema en particular y seas fan de ello ya no te tacha como inepto social.

De hecho, que Primark y otras cadenas vendan entre su género ropa con motivos de Star Wars y que esta sea lucida por gente que aún confunde a Spock con Yoda, da que pensar acerca del nivel de aceptación y me hace ser optimista. Star Wars ya es parte de la cultura occidental, siendo como un mito más de su conglomerado cultural, que cuenta con seguidores y con un amplio nivel de reconocimiento a pie de calle.

Tener una armadura de Darth Vader o una réplica a escala del Halcón Milenario en casa ya no te convierte a ojos de tus vecinos en un tarado, sino en un tipo al que gustan unas películas... E incluso en un cinéfilo. Vestirte con los amigos de Tropa de Asalto e ir a un hospital a visitar el ala infantil ya no es la actitud de un bicho raro, sino una acción benéfica que haces con tus colegas de la Legion 501. Y hacer cola frente al cine desde las tantas de la madrugada para un estreno es tan normal como quien hace cola para el concierto del artistilla de turno. 

Lo dicho, tras 40 años, Star Wars es lo más normal del mundo. La Fuerza nos rodea, ha penetrado en nosotros y mantiene la Galaxia unida. La Fuerza está con nosotros, somos uno con la Fuerza ¿O no lo somos?

El Reverso Tenebroso del fandom

Como en todos los movimientos y fenómenos, los seguidores de Star Wars cuentan con sectores más o menos integristas y también posers. Los segundos son una plaga a día de hoy con La Guerra de las Galaxias en alza, pero también un precio a pagar. Podéis tomarlo como un impuesto de normalización, si lo preferís. Que una serie de individuos adopten una pose de acuerdo a una moda es la historia más vieja de la cultura popular y de la industria del entretenimiento. Música, cine, literatura lo han sufrido desde siempre y en parte es el efecto colateral de que una marca se convierta en algo de consumo general y al final suele dar lugar a un buen número de nuevos acólitos que regeneran el público fiel del producto, prolongando la longevidad y vida de la marca.

Esta idea, desgraciadamente, parece que no se ha metido en la cabeza de un nicho de individuos enrocados en términos que les hace verse como la Vieja Guardia o Fans de la Vieja Escuela, sino los Guardianes de las Esencia. Son minoría, claro, pero desde hace tiempo fomentan la división entre el fandom. No tanto en cuanto a detestar las nuevas películas (una actitud plenamente respetable) sino a la hora de hacer la fascistoide división entre "fan de verdad" y "fan de pega" en función de si abrazas el viejo canon o el nuevo o de "cuánto sabes de la Saga". Esto, desgraciadamente no es algo exclusivo de Star Wars. Los trekkies ya tuvieron su ración de integrismo rancio con la Stark Trek de Abrams, señalando que a quien les gustara el reboot no era un "fan de verdad" (sic).  

Cabe hacer notar, ojo, que no toda la Vieja Guardia está formada por talifanes intransigentes, para los que más allá de la serie de Droids no hubo Star Wars. La mayor parte, afortunadamente, la componen "viejos rockeros nostálgicos", con mucho callo y trayectoria. Gente a la que conviene escuchar, puesto que tienen mucho que decir y compartir. Todo el material que leyeron, curiosidades o formas de entender el consumo de Star Wars que se ha perdido y que solo se conservan por sus testimonios. De la misma forma que uno atiende a un entendido en una materia, escucharles y prestarles atención resulta toda una experiencia. ¡Nunca sabes las cosas interesantes que vas a aprender y que te van a hacer ver Star Wars con otros ojos! 

A mi, personalmente me entristece mucho esta actitud de división por parte del grupo más rancio. Sobre todo cuando se denigra a las nuevas generaciones, muy a pesar de la arrogancia que puedan presentar estas, que llegan a un entorno ya colonizado, sin asumir muy bien que antes que ellos ya había gente leyendo y viendo estas películas desde hacía décadas. Más que pese estos fans novatos, molestos, pretenciosos y algo sabelotodo, son el futuro de Star Wars. Sin el relevo generacional, dentro de unos años la chispa y el interés por Star Wars se extinguiría y solo nos quedarían retazos de camisetas, cómics, pósters vintage y películas cuya calidad posiblemente se perdería, convirtiéndose en objeto de museo y/o mercadillo. Y además, pensando en términos kármicos, es de justicia pensar que estos novatos de hoy serán los veteranos de mañana, que tendrán que lidiar con sus propios recién llegados cuando se de un nuevo relevo.  

La raíz del problema de este distanciamiento creo que reside en el ostracismo que tuvieron que soportar en su momento los primeros seguidores, como el que aquí escribe. Los antiguos fans se tuvieron que papear el desdén y la burla de la sociedad española, que marginaba y tachaba como "los raros de clase". Pero esperar que ahora que nuestro hobby es mainstream se nos tenga que pagar algún tipo de homenaje resulta un poco ridículo. No fue una guerra como dicen algunos, sino más bien una resistencia resilente. Consumíamos y celebrábamos algo que nos gustaba porque lo adorábamos y nos hacía sentir muy bien, no porque quisiéramos el afecto o el reconocimiento del idiota que nos acosaba en el colegio o de ese amor platónico que nos ignoraba porque para esa persona éramos como los alienígenas de nuestras películas. 

Ahora que, en cambio, es lo más normal del mundo e incluso vemos gente por la calle con camisetas, pegatinas en sus coche, vivimos en un escenario idílico pero irreal. Nuestro reducto ya no es reducto, sino es un espacio común. Y sin embargo, parecemos llamados a equivocarnos una vez más. 

Hace 17 años, ya tuvimos un cisma. Fue el generado por las precuelas. Los que nos criamos con las viejas películas despreciamos las tres nuevas cintas que George Lucas nos vendió como Episodio I al III y tampoco miramos con muy buenos ojos a los fans que llegaron a Star Wars con ellas o a quienes objetaron y decidieron que estas precuelas les gustaban. A día de hoy vivimos algo parecido con los El Despertar de la Fuerza, Los últimos Jedi y los spin-off encabezados por Rogue One. Dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, y me da que eso se aplica también al fan de Star Wars. Porque nuevamente se está haciendo esta distinción. Una distinción errónea en función de los gustos.

¿O acaso se puede decir que porque un menda lleve treinta años comprando figuras, leyendo todo de todo y haciéndose con el objeto de coleccionismo más extraño es más fan que una niña de siete o nueve años que se ha enamorado del personaje de Rey y quiere ser como ella tras haber visto por primera vez una película de La Guerra de las Galaxias? Ahí os dejo esa reflexión final.

Ah, y lo dicho. Que la Fuerza os Acompañe y Feliz May the 4th. 

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