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El otro día, mientras picaba cebolla, estaba viendo un programa de esos de reformas y no dejaba de preguntarme para qué necesita la gente tanto espacio. Que viven en un “casita” de 230 metros cuadrados y se les queda pequeña cuando les nace un bebé. A la casa de mi infancia les llevaba yo: 45 metros. Dos adultos y tres niños (con el cuarto, hubo que mudarse). 

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Ahora vivo en una casa mucho más grande que aquella y solo somos tres, pero es verdad que a veces les entiendo y también tengo la sensación de que se me queda pequeña. Creo que es porque tenemos demasiados cachivaches. 

Y sí, estaría encantada de tener un sótano como esos de los yaquis y convertirlo en mi museo particular del videojuego, para sacar las cajas del trastero y tener accesible mi colección y admirarla y disfrutarla… a ratos.

Aunque también he visto un programa de minicasas (mientras pelaba patatas) que me ha puesto los dientes largos. 

A veces pienso que estaría mejor en una casita de esas de 15 metros sin opciones a acumular trastos, sin bártulos de por medio. Solo con lo básico. Poco que colocar, menos que limpiar… Leñe, si ahora hasta Ikea diseña minicasas.

Luego me acuerdo de las cosas que me gustan y se me pasa el arrebato minimalista. No sé si las consolas (especialmente las next-gen) están pensadas para minicasas. Solo la Switch daría la talla para vivir en uno de esos minúsculos espacios… 

IKEA ahora diseña mini casas rodantes

IKEA

¿Y qué haría con mis libros? ¿Con mis videojuegos? ¿Y con mis figuras? ¿Pelis y discos? Podría probar a venderlo todo o a alquilar un trastero. Sí, uno de esos que luego se convierten en el tesoro de un avispado cazador de chollos (creo que cocino demasiado…). ¿Queréis saber cuánto cuesta alquilar un trastero?

Es posible que mi hijo, cuando se independice (espero) sea como sus padres: un acumulador nato. Culpa mía, que siempre le he dicho que si le gusta mucho un juego es mejor que lo tenga en físico. Así que sí, él compra mucho en digital, pero también empieza ya a acumular una buen colección propia… 

Sin embargo me da a mí que los nacidos desde 2010, más o menos, van a tener menos problemas para mudarse a una minicasa si así lo prefieren. Yo, por ejemplo, ya he dejado de comprar series y películas. También hace mucho que no compramos música. Y libros, los que me regalan. Y voy a pedir que paren. 

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¿Videojuegos? Pues todavía pico, pero creo que voy a hacer lo mismo que con los libros: solo voy a comprar en físico los que de verdad me tocan la fibra… Aun sabiendo que es solo un gesto, porque ahora pocos juegos vienen de verdad completos en el disco… Va a ser una risa intentar cargarlos dentro de 20 años.

Hoy en día es posible tenerlo todo, todo, con una suscripción… o dos. Y cuando digo todo, es todo. Hasta Apple está trabajando en un programa de suscripción que, por una cantidad fija al mes, nos permitiría acceder a todo tipo de hardware, con la posibilidad de cambiar de dispositivo cada cierto tiempo. 

Sí, te suscribe a un iPhone, por ejemplo. Igual que ya te puedes suscribir un coche e incluso a ciertos servicios para tu coche (como los DLC, pero para los coches). De aquí a nada, el mundo entero va a funcionar en torno a la suscripción. De hecho, puede ser la tabla de salvación de muchas industrias que con la venta directa no se pueden mantener.

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Con Game Pass puedo despreocuparme de comprar juegos para Xbox: voy a poder jugar a la mayoría de los que me interesen. Con el nuevo PlayStation Plus anunciado esta misma semana, voy a poder hacer algo parecido. Quizá no con las novedades, pero, no me importa esperar, total, me los compro y ni les quito el precinto… 

Y esto que no salga de aquí, que me da vergüenza, pero resulta que me he llagado a comprar el mismo juego dos veces. Y también me ha pasado con libros. Lo bueno es que tenía regalos para cumpleaños sorpresa… 

Si a mis suscripciones de cine y TV sumo las suscripciones de videojuegos, las de libros y las de música puedo disponer de todo el ocio que necesito en 100 vidas en el mismo dispositivo que uso para trabajar. 

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Le añado el libro electrónico (se me cansa la vista en una pantalla normal), el teléfono y una tele para las cosas más épicas y ya. Creo que sí, que me podría mudar a una minicasa… Una de estas tan alucinantes.

A lo peor, termino echando de menos pasar el polvo a las cajas de los juegos. A lo peor, pierden valor mis aficiones. Porque, a veces, el valor de las cosas está en el cariño con el que las atesoras, en los recuerdos que te evocan… 

Al final, cuando pasas de una peli a otra, de una serie a otra, de una lista de reproducción a otra, de un juego a otro, se pierde parte de emoción. ¿No os pasa que cuando os embucháis una serie del tirón la digerís demasiado rápido? 

A veces, tener que esperar un semana entera, a un día en concreto, a una hora aproximada (la tele es lo que tiene) le daba más valor a ese episodio único de esa serie que te emocionaba. Como cuando reproducías el último disco que te habías comprado hasta que se saltaba al aguja… 

Cuando tienes tantos juegos “gratis” a tu alcance corres el riesgo de verlos todos y no jugar ninguno. Cuando pagas una pasta por un juego lo estrujas y lo disfrutas hasta el final. Hasta te sacas los logros, si se te ha hecho corto…

Pero, claro, eso era antes. Ahora consumimos más deprisa y con más avidez. Y yo la primera. No empiezo a ver una serie hasta que está completa, porque ya no tengo paciencia para esperar. Quiero otro episodio, y otro… La cultura de lo inmediato.

Y, claro, muchas veces, me he tenido que ver la primera temporada otra vez antes de empezar con la segunda, porque ya no me acordaba de nada… Pero así son las cosas ahora. Todo te empuja a consumir rápido y con compulsión. Hoy lo quiero todo, puede que mañana no quiera nada. 

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La única manera de seguir ese ritmo es la suscripción a todo tipo de servicios, cada vez más, cada vez más extraños, pero todos con su aquel… Suscripciones que te dan derecho a casi todo, aunque al final no tengas nada. ¿Es importante tener?

No me he puesto a hacer cuentas, pero creo que, si al final me suscribiera a todo, todo, lo mismo tenía que vivir en una minicasa por obligación. Quizá no me diera el dinero para mantener nada más grande… Para cuando me ponga con el sofrito del rabo de toro… ¿sabéis si algún programa "de suscripciones a lo bestia" o algo así?

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