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Los 4 Fantásticos Marvel Gold - Reseña del primer tomo

Jesús Delgado

4 Fantásticos_cabecera
Sin los 4 Fantásticos la industria del cómic de superhéroes no sería lo mismo. Os proponemos una reseña del tomo 1 de Marvel Gold en el que se recopilan las primeras aventuras de esta familia de héroes creados por Stan Lee, que cambió el panorama cultural.

En los tiempos modernos y más actuales nos hemos acostumbrado a la idea de que los superhéroes son gente normal bajo la máscara. Damos por hecho que después de combatir el crimen, la mayor parte de ellos, tienen que lidiar con situaciones cotidianas como hacer la compra, limpiarse las mallas, prepararse la cena e, incluso, pasear al perro. Y eso, por mucho que el malvado de turno aparezca sobre la ciudad con su nave armada con un nuevo y más mortal rayo de la destrucción de la muerte mortal (admitámoslo, uno de los requisitos para ser supervillano no es precisamente el de una rebosante imaginación).

En esta concepción, hemos de marcar a fuego 1961. Este fue el año que todo cambió. No solo la industria de los superhéroes, sino también el paradigma de estos, la percepción popular y la concepción en torno a ellos. Habían llegado los 4 Fantásticos

 

4 Fantásticos Marvel Gold 1

 

Cuanta la leyenda (tonto el que no entienda) que en 1961 Stan Lee no era ese viejete dicharachero y pícaro que ahora tonos tenemos en mente. Más bien era un tipo serio y algo cabreado, un editor al que los jefes le mandaban cosas y él tenía que acatar a pies juntillas sus instrucciones. Este mismo Stan llevaba en la industria 20 años, habiéndose estrenado en ella en 1941 con uno de los primeros números del Capitán América, como uno de los guionistas de las historias interiores del cómic. Lejos de gozar de su posición de entonces, muestro hombre estaba más bien quemado. Motivos no le faltaban. 

Para empezar, Marvel como entidad no existía. Allá por los años 30 se había dado una publicación titulada Marvel Comics, pero no un sello como tal. La editorial, de hecho, se había comenzado a llamar Timely originalmente y luego cambió a Atlas. Además, las cabeceras de sus colecciones cambiaban de sello y de título de manera regular. Esto, claro, implicaba que no había una coherencia a la hora de identificar el producto con una empresa. Pero el principal problema para Stan no era este, sino el cambio de tema que cada dos por tres le imponían en las colecciones.

Por aquel entonces, lo que conoceríamos como Marvel no había sobrevivido a los (in)felices años 50 y a la crisis en la industria del cómic a base de innovar. Más bien todo lo contrario. Martin Goodman, máximo jerifalte del cotarro, había desarrollado la estrategia de plagio y adaptación. Esto es, seguir las tendencias existentes y desarrollar historias en esa línea. ¿Que los vaqueros se ponían de moda? Todo el mundo a hacer historias de vaqueros. ¿Que no, que eran los aliens y los monstruos? Pues un Tales to Astonish o Journey into Mystery que te casco.

 

Tales To Astonish - Groot

Con estos cambios tan reiterativos y repetitivos, Stan no estaba lo que se dice contento. Por eso, cuando su jefe le llamó para su última idea, Lee a punto estuvo de mandarle al carajo y dedicarse a cumplir su sueño: escribir la gran novela americana. Goodman le propuso hacer un supergrupo al estilo de la Liga de la Justicia, el recién creado grupo de DC Comics en el que se reunía a lo mejorcito de esta editorial. El plan pasaba por traer de vuelta a las viejas glorias de los años 40 (Capitán América, la Antorcha Humana original, Namor) y reunirlos en un mismo tebeo. Esto, huelga decir, a Lee no le hacía ninguna gracia y volvió a casa murmurando y gruñendo, cada vez más seguro de que después de aquel encargo dejaba los tebeos para siempre.

El guionista y editor le contó la situación a su señora y esta le sugirió que ya que pensaba dejarlo, que lo hiciera a su manera, pasando de las directrices de Goodman e inventándose sus propios personajes. Stan Lee tomó nota de la sugerencia, a la cual (dicen por ahí) se unió la de tomar a los vecinos como referente del nuevo e incipiente grupo de superhéroes. De esta manera, Stan ideó en un grupo de superhéroes atípicos. Para empezar, serían lo más humanos posible, con problemas reales y que llegarían a discutir y pelear entre ellos. No serían el típico equipo que estaba siempre de acuerdo, sino que serían una familia consistente en el "papá", su novia, el futuro cuñado y el mejor amigo.

Para rematar la faena, no todos serían de la misma extracción social, ni tampoco serían clónicos los unos de los otros. Cada uno tendría su personalidad bien desarrollada e incluso un aspecto visual bien diferenciado (a pesar de los monos azules que vestirían finalmente). Especial relevancia tendría La Cosa. Ben Grimm sería presentado como un chaval de barrio, sin estudios y que hablaba en jerga barriobajera, lo cual además rompía con su monstruosa apariencia. Y es que era la primera vez que la criatura no era el antagonista, sino el héroe. Esto, claro, resultó rompedor. 

¿Los resultados? Ya los conocéis. Los 4 Fantásticos han sido el pilar del Universo Marvel hasta el cierre de su serie principal y la llegada de Secret Wars 2015, en donde Reed Richards y el Doctor Muerte libraron su aparente duelo final. De hecho, su "marcha" de la continuidad de Marvel ha supuesto un intento de cerrar un ciclo en la historia editorial de este universo de superhéroes y el inicio de uno nuevo.

Un cómic innovador...

En los 75 años de historia de Marvel (contando sus orígenes con Timely) hay algo que ha caracterizado a estos cómics frente a su competencia y a otras editoriales: la humanidad de sus personajes. Sí, esto es algo que normalmente los DC-Adictos tachan de demagogia, señalando que los personajes amados de los Marvel zombies no son más humanos que Batman, Superman o Linterna Verde. La verdad es que aunque a día de hoy sí se da cierto acercamiento por parte de DC a los dilemas humanos del superhéroe, en la Edad de Plata fue Marvel la que descubrió la vena cotidiana de los superhéroes.

Un claro ejemplo son estos 4 Fantásticos que tenemos entre manos. En su primera historia, cuando comienza y surge la primera amenaza que el grupo habrá de detener unido, todos están haciendo cosas normales. Sue Storm visita a una amiga; La Cosa está de compras, buscando trapitos de su talla; Johnny está arreglando un coche; y Reed vigila que todos lleguen a su cita, la de salvar el mundo.

4 Fantásticos - El Origen

Esta cotidianeidad se repetiría a lo largo de sus historias, siendo la clave de su éxito y también de la frescura que representó Marvel. Los 4 Fantásticos serían héroes y celebridades de la ciudad de Nueva York, pero también serían personas normales con vidas más allá de sus aventuras: Reed y Sue serían una pareja de novios que harían planes de futuro, Ben Grimm añoraría encontrar una cura para su estado como un poseso y la Antorcha Humana lo único que querría es pasárselo bien. Esta disparidad de agenda les llevaría muchas veces a chocar. Incluso Sue y Reed no siempre estarían de acuerdo y alguna vez chocarían.

Esto que a día de hoy nos parece lo más normal del mundo, fue un cambio radical en su momento. Hasta entonces, los superhéroes eran tíos cuyo único problema era el de mantener una identidad secreta. Esta receta los humanizaba y abría la puerta para otros tipos de héroes cuyos presupuestos no eran habituales en la industria. Como, por ejemplo, adolescentes atormentados (Spider-man) o rechazados y marginados (Hulk).

4 Fantásticos - Namor

Además, Los 4 Fantásticos también serviría como enlace con los cómics de los años 40, resucitando a Namor, y sirviendo de plataforma para nuevos villanos como el Doctor Muerte, Galactus o el Amo de las Marionetas, dando pie a un rico y complejo mundo que iría crecienciendo más y más.

…pero de su época

Ahora bien, aunque esto es lo que se desprende de una lectura que en su momento fue revolucionaria, el lector actual debe entender que nos separan cincuenta años de historia. Aunque si bien para su momento fue rompedor, a día de hoy, el lector novato lo encontrará pueril y vacío. En este caso, el problema lo va a tener dicho lector, no la obra, que hemos de entender que para su 1961 fue revolucionaria.

Tened en cuenta que Stan Lee no estaba pensando en su momento en hacer una historia para tíos adultos, sino que estamos ante un cómic juvenil en el que primaba la imaginación por encima de la coherencia. Las licencias son abundantes y también las inconsistencias. Lee al escribirlas era plenamente consciente de ellas, pero sabía también a quién se dirigía, a un público joven que quería sorprenderse con presupuestos fantásticos, no constructos sobre fría lógica.

Por otro lado, además, hay quien criticará la obra como sexista, alegando que presenta Sue Storm, la futura Sue Richards, bajo unos presupuestos patriarcales que la ningunean y la hacen de menos, relegándola al papel de víctima y objeto de rescate. Pero un examen más concienzudo refleja que uno de los elementos novedosos es precisamente que aunque Sue es víctima, también se rescata casi siempre ella sola, siendo la que impone el orden y la razón en el grupo. Sobre todo cuando “los machos de la manada” tratan de imponerse por la fuerza. Valga como ejemplo cuando ella les detiene cuando cargan juntos contra Namor. Por tanto, aunque Stan Lee aún estaba muy lejos de los presupuestos sociales actuales, en su momento demostraba una visión muy avanzada.

4 Fantásticos Doctor Muerte

Tampoco hemos de olvidar a Jack Kirby, el creador de Darkseid y del Capitán América (y de buena parte de los héroes originales de Marvel, según las malas lenguas). Su dibujo es más que correcto para la época, revelándose como uno de los mejores lápices, y con razón, de la Edad de Oro y de Plata. El dominio de las composiciones y de la anatomía de los personajes, de acuerdo a los cánones de su momento, es sencillamente magistral.

Por otro lado, Kirby es uno de esos autores que realiza retratos psicológicos. Sus rostros reflejan con mucha nitidez el carácter del personaje. Aunque a veces es dado a la caricatura, el dibujo de Kirby casi se puede leer sin bocadillos. Uno reconoce de sobra quién es el bueno y quién es el malo, quién es erudito y quién es bruto, cuál es cruel y cuál compasivo…

En resumidas cuentas, amigos lectores, que posiblemente a muchos de vosotros este tipo de lectura ni os vaya ni os venga, pero desde luego resulta indispensable para entender cómo funcionaba la industria y cuáles eran sus fundamentos narrativos y estéticos a mediados del pasado siglo. De hecho, su lectura debería ser tomada como ejercicio de formación lectora, para aprender a comparar con ojo crítico los cómics de hace cincuenta años frente los actuales, pudiendo contrastar y constatar la evolución del medio.

Si os animáis a echarle un ojo, os avisamos de que este Marvel Gold de los 4 Fantásticos ya está a la venta en librerías especializadas, tiendas on-line y grandes superficies. a un precio de 39,95 euros.

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