A lo largo de la serie hemos encontrado numerosos villanos de lo más atemorizantes y poderoros. Pero, ¿cuál es el lugar más peligroso de Dragon Ball? Lo comprobamos a continuación.
Parece mentira que a estas alturas de la vida todavía sigamos hablando de Dragon Ball, una serie que marcó a toda una generación y que continúa más viva que nunca.
Esto es gracias, entre otras muchas cosas, a Dragon Ball Super, la continuación oficial de la obra que cuenta con el guion de Akira Toriyama y el dibujo de Toyotaro, encontrando sorpresas continuas a lo largo del manga.
A lo largo de toda la obra hemos ido viendo a enemigos a cada cual más poderoso, teniendo cada vez amenazas mayores, no solo para el planeta Tierra, sino para todo el universo en general. Pero, ¿cuál diríais que es el lugar más peligroso de Dragon Ball?
La respuesta es muy simple: cualquier lugar en el que no se encuentre Son Goku, porque el tío atrae el peligro más que Conan Edogawa un caso de asesinato.
Pero si sacamos al saiyan de la ecuación, el lugar más peligroso visto en toda la serie casi podríamos decir que es el mismísimo Más Allá. Sí, sí, como leéis.
Si bien parece que el Otro Mundo es un lugar perfectamente seguro donde todas las almas viven en paz y armonía, en la saga de Majin Bû pudimos comprobar que las almas pueden ser borradas de la existencia de un plumazo.
No importa que seas solo un alma o poseas también tu cuerpo como Son Goku, aunque estés muerto pueden acabar contigo, y con ello, ser eliminado para siempre de la existencia, dando a entender en la serie que ni las bolas de dragón podrían arreglar eso (¿quizás con las súper bolas de dragón?).
Esto lo pudimos ver en los capítulos de relleno de Dragon Ball Z, donde Kid Bû pasó por el Más Allá antes de teletransportarse al planeta de los Kaioh Shin, encontrando a su paso a Krillin, Yamcha y el resto de personajes que murieron a lo largo del arco.
Pero aun sin contar los episodios de relleno y centrándonos en el canon de la obra original, se deja bien claro que el Monstruo Bû podría perfectamente teletransportarse al Otro Mundo y borrar de la existencia a las almas que residen allí.
Esto también se aplica a las almas que residen en el Infierno, las cuales son torturadas hasta que se arrepienten de los pecados cometidos en vida.
Sus almas acaban siendo depuradas para ser reencarnadas, tal como vimos con Ûb, la reencarnación del Majin Bû. Sin embargo, no hay reencarnación si alguien muere en el Otro Mundo, eso es todo.
Viendo la facilidad de Kid Bû para acceder al Más Allá, cualquier amenaza puede llegar allí sin problema si posee la habilidad adecuada.
Debido a esto y al creciente número de amenazas de alto nivel que están apareciendo en Dragon Ball Super, es absurdamente probable que cualquier enemigo poderoso pueda viajar al cielo y aniquilar a todos si así lo desea, por lo que nadie está a salvo.
Y eso hablando únicamente de personajes poderosos en el plano terrenal, ya que en el plano celestial la cosa está a otro nivel desde que se ha mostrado la existencia de los Dioses de la destrucción y los Ángeles, donde Zen-Oh, el Dios del Todo, si quiere, puede eliminar todo el universo de un plumazo.
Desde luego si contamos con alguien como tan poderoso como Zen-Oh Sama, cualquier lugar de Dragon Ball sería potencialmente peligroso, ¿no os parece?
Descubre más sobre José Carlos Pozo, autor/a de este artículo.
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