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Impresiones de The Outlast Trials, una cruel aventura de supervivencia, que llega a early access

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The Outlast Trials

El survival horror más extremo vuelve a la acción, esta vez en compañía. The Outlast Trials quiere que superes unas macabras pruebas en multijugador online.

Pocos videojuegos nos han dejado peor cuerpo (a la vez que nos encantaban) que los Outlast, aventuras de terror y supervivencia extrema en la que no había más solución frente a los enemigos que huir y esconderse. 6 años después del desgarrador Outlast 2, Red Barrels vuelve a la carga con un retorcido giro de tuerca: The Outlast Trials, que por fin llega a early access en PC.

Nosotros hemos podido probarlo varios días antes de que llegue al común de los mortales y ya os podemos adelantar que no es una experiencia para mentes débiles: requiere concentración y nervios de acero.

Y es que precisamente de eso va el argumento de The Outlast Trials: después de aceptar un empleo como sujetos de prueba en la corporación Murkoff (¿os suena del sanatorio del primer Outlast?), seremos torturados y llevados a un macabro complejo.

Allí, junto al resto de presos, deberemos superar los diferentes "ensayos de terapia" que se nos proponen para, según la corporación, liberarnos de nuestros pecados del pasado y renacer.

Esos ensayos son una serie de pruebas que recuerdan a películas como Saw o Cube (de las que sus desarrolladores no esconden su inspiración): para salir con vida de ellas, hemos de conseguir un objetivo indicado al principio, pero por el camino siempre habrá tareas extra por cumplir, como buscar llaves secretas o encontrar gasolina para generadores.

Para que os hagáis una idea de lo macabro del asunto, el primer ensayo consiste en encontrar a un "chivato" maniatado en una silla de ruedas para arrastrarlo por unos raíles hasta una cámara donde deberemos electrocutarlo.

Pero claro, por el camino nos toparemos con los icónicos psicópatas, tan propios de esta franquicia (desde un policía desquiciado hasta un payaso de lo más creepy), que correrán a cortarnos, golpearnos o electrocutarnos en cuanto nos vean. Como ya es tradición, no podremos acabar con ellos y nuestra mejor baza es escondernos o huir.

Los escondites pueden ser mesas, taquillas o barriles, pero sin duda nuestro mejor aliado es la oscuridad, donde no podrán vernos. Esta vez no contaremos con una cámara de vídeo, sino con unas gafas de visión nocturna que podemos usar cuando queramos y que habrá que ir "alimentado" con baterías para que no se queden sin energía.

Si eso sucede, entrarán en modo de ahorro y el rango de visión en la oscuridad se verá muy mermado. Al menos, es mejor que no ver nada de nada, como pasaba en los juegos anteriores.

Nuestro inventario tendrá hueco para 3 objetos, que pueden ser botellas o ladrillos para lanzar y distraer a los psicópatas (los ladrillos los pueden aturdir momentáneamente), recargas para el visor, chutes de adrenalina para correr más, pequeñas curaciones, ganzúas para cajas cerradas o un antídoto.

The Outlast Trials

Este último es crucial para las trampas o los psicópatas que lanzan gas, el cual afectará a nuestra cordura y nos hará entrar en estado de psicosis. Cuando eso suceda, comenzaremos a tener visiones de un ser monstruoso que nos querrá dar caza y, además no sabremos bien cuándo los psicópatas están cerca de nosotros o no. Un estrés como la copa de un pino, vaya.

Así pues, además de cumplir las tareas de cada ensayo, tendremos que estar muy atentos a nuestra salud (los ítems de sanación son muy escasos), nuestra cordura y la carga de nuestro visor nocturno.

Por si esto fuera poco, los escenarios estarán plagados de trampas, como suelos electrificados, cristales rotos cuyo ruido alerta a los psicópatas o minas de proximidad.

Todo esto provocará que las primeras partidas os parezcan muy, muy difíciles, incluso más que en los juegos originales. No tenemos continuaciones infinitas desde un checkpoint, sino que dispondremos de 3 "resurrecciones" antes de que suspendamos la prueba y seamos devueltos a las instalaciones centrales para volver a empezar.

Al menos, recibiremos algo de puntos de experiencia, con lo que podremos ir subiendo de nivel (mucho más rápido si superamos la prueba, claro) y adquiriendo algunas habilidades en el "campo de batalla", además de la posibilidad de usar objetos especiales, desde minas de humo que aturdan a los perseguidores hasta utilísimas gafas de rayos X para ver detrás de las paredes.

Terapia de grupo

El cambio más importante de la nueva dinámica de juego está en que, por primera vez, las partidas pueden ser multijugador con hasta 4 personas en nuestro equipo. Cooperar online para llegar a la meta hace que todo sea bastante más digerible, pero es fundamental mantener una buena comunicación para que un miembro no meta la pata y alerte a los psicópatas.

Podremos crear grupos directamente con nuestros amigos o bien buscar jugadores online con los que aliarnos. En cualquier caso, el juego no nos obliga a formar ese grupo y podemos aventurarnos en solitario o en pareja, por ejemplo, en cada prueba. Eso sí, vais a sudar tinta de ese modo...

The Outlast trials

Y es que, por ahora, The Outlast Trials nos ha parecido bastante "destroyer" en su dificultad desde el principio. Los psicópatas os darán muy pocos respiros y las pruebas añaden capas de complicaciones cuando ya creíamos que teníamos la misión encarrilada. 

Una carencia que echamos en falta es que haya una brújula que nos indique de forma más clara dónde está el siguiente objetivo a cumplir. Si tardamos mucho en dar con ello, el juego nos da una indicación general, pero cuando estamos a oscuras por intrincados pasillos y huyendo por nuestras vidas, una ayudita más benévola del interfaz se hubiera agradecido.

La experiencia puede resultar bastante estresante, pero a la vez es un desafío apasionante para los que os guste sobrevivir a retos duros. Bordea peligrosamente la línea que separa lo difícil de lo frustrante de más, pero para eso están estos early access, para ir puliendo poco a poco las sensaciones de juego (algo que ya aseguran tener en mente los desarrolladores).

En cualquier caso, al propio desafío se unen otros incentivos interesantes, como el hecho de que una misma prueba cambia cada vez que jugamos de nuevo, con diferentes colocaciones para algunos psicópatas y trampas, para que nunca podamos resolver "de memoria" cada tramo.

The Outlast trials

Además, cada ensayo incluye una sala secreta con recompensas especiales y 3 pósters (colocados aleatoriamente en cada ocasión) que, si son encontrados, mejorarán mucho nuestra puntuación final al salir con vida.

Y claro, poco a poco podremos ganar dinero para comprar más objetos o hasta elementos para decorar nuestra celda. Esto no tiene ninguna utilidad más que dejarla más "cuqui". Bueno, dentro de los estándares de un juego de Outlast, claro.

Porque debéis tenerlo claro: el juego es sórdido como pocos. Hay momentos de gore muy bestia, imágenes de índole sexual bien brutas, muchísimos momentos de locura extrema... Vamos, que mejor no dejéis que vuestro hijo o sobrino os vea jugar al salir del cole, porque lo traumatizáis de por vida...

A un apartado visual bastante cuidado, con escenarios llenos de detalles macabros y más de una perla de humor negro (hasta podremos ver cómo los científicos de Murkoff nos miran desde sus ventanas acorazadas, como si fuéramos una rata de laboratorio), se une un sonido muy cuidado.

The Outlast Trials

Tenemos los clásicos latidos del corazón cuando se acerca un psicópata o una música chirriante que se ve completada con las voces desquiciadas de nuestros perseguidores. Solo en inglés, sí, pero con buenos subtítulos y textos en castellano.

Así pues, nuestros primeros días con The Outlast Trials nos han recordado por qué nos apasionaba tanto sufrir con los originales. Sinceramente, la curva de dificultad necesita más de un ajuste para no frustrar a algunos jugadores, pero vamos por el buen camino para que se cree una experiencia demencial que quizá, solo quizá, nos muestre la puerta hacia la verdadera libertad...

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