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Análisis de Dragon Quest XI Ecos de un Pasado Perdido para PS4 y PC

Martín Amechazurra Falagán

Dragon Quest XI Ecos de un Pasado Perdido
Dragon Quest XI Ecos de un Pasado Perdido llega a occidente un año después de su lanzamiento en Japón, con una aventura de proporciones épicas y un nuevo mundo por descubrir. Tras una infinidad de horas de juego, hemos completado la aventura más reciente de Yuji Horii para Square Enix y os contamos lo que nos ha parecido con su análisis.

Ha pasado un año, pero Dragon Quest XI ha llegado finalmente a occidente. Con el subtítulo de "Ecos de un Pasado Perdido", la nueva aventura de Yuji Horii publicada por Square Enix supone la culminación de los más de treinta años de la saga, y también supone el regreso de la saga a su vertiente más tradicional tras el lanzamiento de varios spin-offs y de entregas como Dragon Quest X, que se atrevió con el género multijugador.

Sin embargo, a diferencia de la edición japonesa, Dragon Quest XI Ecos de un Pasado Perdido ha prescindido de la versión de Nintendo 3DS en su lanzamiento occidental, y en su lugar se publicará en PC además de para PS4, con un lanzamiento futuro en Nintendo Switch en una fecha todavía por conocer. También se han incorporado algunas mejoras y añadidos como las voces de los personajes, los ajustes de dificultad especiales al empezar de nuevo tras completar la aventura o, incluso, un nuevo modo de cámara similar a un modo foto.

Dragon Quest XI Ecos de un Pasado Perdido

Pero más allá de estos añadidos, Dragon Quest XI ofrece una aventura de proporciones épicas al estilo tradicional de la saga, con una historia emocionante que no decae en ritmo y con muchos de los elementos que cabría esperar de un Dragon Quest, además de contar como de costumbre con las composiciones de Koichi Sugiyama y con los diseños de Akira Toriyama. Se trata sin duda de uno de los JRPG más esperados de este año, y ahora os contamos por qué es tan especial este Dragon Quest XI.

Un nuevo héroe, un nuevo comienzo

Hace mucho tiempo, un poderoso mal se cernía sobre el mundo de Erdrea para sumirlo todo en la oscuridad, un mal que cayó derrotado por un héroe legendario conocido como el Luminario, el elegido de Yggdrasil. Pero como suele ocurrir, sin oscuridad no puede haber luz, y el nacimiento de un niño marcado por la seña del Luminario vaticina también el regreso del mal a nuestras tierras. Con esa premisa arranca Dragon Quest XI, la clásica historia de un joven héroe que es el elegido para acabar con un mal terrible, y que se debe embarcar en un viaje por todo el mundo para cumplir con su destino.

Dragon Quest XI Ecos de un Pasado Perdido

Se trata de una historia prototípica del género, que se ha visto multitud de veces en la propia saga. Sin embargo, según vas avanzando te vas percatando de cómo Dragon Quest XI se mueve dentro de estos márgenes para contar con maestría pequeñas historias más personales a cada paso que das, que abarcan desde la tragedia o la pérdida a la superación y la lucha ante la adversidad, con buenos momentos de comedia intercalados a lo largo de la aventura que le brindan un gran equilibrio a la trama.

Y aquí es donde brilla el plantel de personajes del juego. Desde la tenaz Verónica hasta el alocado Servando, todos y cada uno de los personajes principales cuenta con una personalidad muy marcada y una historia particular. Algunas son más trágicas y personales, y otras muestran nuevas facetas de sus protagonistas, pero todas ellas aportan una mayor profundidad a cada uno de los personajes, y muestran su evolución durante el desarrollo de la trama.

Dragon Quest XI Ecos de un Pasado Perdido

Pero más allá de estas pequeñas historias, Dragon Quest XI sabe aprovechar su premisa típica para jugar con tus expectativas a lo largo de la trama principal. Algunos giros se ven venir a distancia, pero otros son capaces de sorprenderte, y le aportan una nueva dimensión a la historia con una mayor carga emocional. Todos ellos se ven ejecutados a la perfección tanto por el momento en que ocurren como por su propio desarrollo, y ayudan gratamente a mantener un buen ritmo a lo largo del juego.

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En este sentido, nos ha llevado algo más de 60 horas completar la historia principal para llegar al "final" del juego. Y remarcamos lo de "final" porque, más allá de los créditos, la aventura continúa con más contenidos de historia que no son un mero añadido a modo de epílogo, sino que componen una parte integral de ésta. También hay más novedades por experimentar tras este final (que no vamos a tratar por no fastidiar su sorpresa), y terminar la aventura al completo, con su historia, los distintos contenidos y la mayoría de las misiones secundarias completadas nos ha llevado 91 horas en total jugando a un buen ritmo.

Dragon Quest XI Ecos de un Pasado Perdido

Y aquí volvemos a remarcar lo del ritmo porque, si bien 91 horas parecen un montón (que lo son), el juego no se nos ha hecho pesado en ningún momento de la aventura. Dragon Quest XI logra mantenerte enganchado de principio a fin gracias en gran parte a la historia y su desarrollo, pero también a un mundo vivo que llama a su descubrimiento, y a una jugabilidad que logra mantenerse fresca y divertida por más que pasen los años.

El mundo de Erdrea te espera

Dragon Quest XI nos lleva a las tierras de Erdrea, un mundo de fantasía en el que los estilos europeo y asiático se juntan para dar forma a todo tipo de ciudades y entornos. Junto a los típicos castillos y ciudades de corte más clásico de la saga tenemos urbes costeras al estilo mediterráneo, zonas montañosas inspiradas por los montes Wudang de China o pueblos pesqueros al estilo del Japón feudal, por poner algunos ejemplos. Cada uno cuenta con su propia caracterización, y están todos muy repletos de vida con los distintos habitantes que los pueblan y las cosas que hacen en su día a día.

Dragon Quest XI Ecos de un Pasado Perdido

Y esto hace que sea una delicia adentrarse en Erdrea, que tengas esas ganas de viajar y explorar el mundo en los primeros compases de la aventura para descubrir poco a poco cada nuevo lugar, cada distinta ubicación que lo puebla. En Dragon Quest XI no disponemos de un típico mundo exterior u "overworld" como en las entregas bidimensionales de la saga (salvo cuando navegamos), sino que utiliza una serie de regiones conectadas entre sí como niveles.

Se tratan, no obstante, de unas zonas realmente amplias, que incitan a la exploración con todo tipo de cofres por encontrar y con una serie de zonas de recolección, en la forma de puntos brillantes, que nos permiten obtener materiales para la forja, algo que trataremos más adelante. Podemos desplazarnos por muchas de ellas tanto a pie como a caballo, e incluso "robar" a ciertos enemigos su montura para utilizarla, lo cual nos permite alcanzar zonas antes inaccesibles en las que podemos encontrar nuevos caminos o todo tipo de tesoros.

Dragon Quest XI Ecos de un Pasado Perdido

Otro elemento importante son los campamentos, presentes en la mayoría de regiones, que nos permiten descansar y charlar con los componentes de nuestro grupo, guardar la partida (y realizar cualquier acción disponible en una iglesia), comprar objetos y hacer buen uso de la Forja Fantástica. Esta forja se trata de un añadido presente desde los primeros compases de la aventura, que nos permite crear nuevo equipo como armas, armaduras o accesorios, y también mejorar los objetos que tengamos.

Para crear un objeto necesitaremos de una serie de materiales y de su receta de fabricación, las cuales se pueden obtener abriendo cofres y registrando las estanterías de la gente, o como recompensa al completar ciertas misiones secundarias, algo que fomenta aún más la exploración de cada recoveco del juego. Una vez dispongamos de los dos, se dará paso a un entretenido minijuego en el que tenemos que dar forma a nuestra creación con el martillo, para lo cual se dispone de una serie de habilidades y unos puntos de concentración limitados, que hacen que te lo tengas que pensar bien antes de golpear cuando fabricas objetos de alto rango.

Dragon Quest XI Ecos de un Pasado Perdido

Así como curiosidad, algunos de los objetos que fabricamos o adquirimos nos permiten cambiar el aspecto de nuestro personaje a modo de disfraz. Algunos son más regios, otros más estrafalarios, e incluso hay aquellos que hacen referencia a entregas pasadas de la saga, pero por lo general son un buen añadido que le da algo de variedad al diseño de los personajes.

Dragon Quest XI Ecos de un Pasado Perdido

En cuanto a los enemigos que pueblan el mundo, y como en Dragon Quest IX, se ha prescindido de los combates aleatorios (salvo cuando navegamos) tanto en las zonas exteriores como en las mazmorras. En su lugar, podemos ver en pantalla a los distintos enemigos que pueblan el lugar, los cuales estarán haciendo sus cosas tranquilamente hasta que pasemos por la zona. Los enemigos más débiles tratarán de alejarse al vernos, mientras que otros nos perseguirán con tesón, y algunos pasarán de nosotros salvo que los ataquemos. Por supuesto, también podemos esquivarlos por la espalda sin que nos vean, algo útil si no tenemos ganas de luchar en ese momento.

¡Aparece un limo rey!

Aún así, en algún momento vamos a tener que combatir si queremos progresar en el juego. Los combates en Dragon Quest XI se mantienen muy fieles a la fórmula tradicional de la saga, tanto en su planteamiento como en las habilidades y los conjuros disponibles, pero con algún añadido tanto en la gestión de los personajes y su equipo como a la hora de efectuar una serie de ataques especiales.

Dragon Quest XI Ecos de un Pasado Perdido

Para los jugadores novedizos en esto de Dragon Quest, los combates se basan en un sistema de batalla por turnos al estilo clásico. Disponemos de cuatro personajes, cada uno con sus distintas habilidades y estadísticas, con los que nos enfrentaremos a todo tipo de enemigos mediante ataques físicos o utilizando los puntos de magia (PM) para lanzar conjuros y habilidades, pero sin olvidarnos de mantener con vida a nuestros personajes.

Como ayuda, Dragon Quest XI nos permite cambiar a los integrantes del grupo sobre la marcha, en medio de un combate. Antes de comenzar la batalla, o en cualquiera de nuestros turnos, podemos cambiar a los integrantes de nuestra formación y su orden, lo cual nos permite alterar nuestras estrategias al momento en base a los personajes que combatan. También podemos cambiar los objetos equipados durante el turno de cada personaje, lo cual permite por ejemplo que nuestra maga pase de tener una varita a equiparse con una lanza, para así hacer más daño físico por si hubiera un enemigo vulnerable.

Dragon Quest XI Ecos de un Pasado Perdido

Pero la gran novedad es el sistema de Inspiración, que es un estado en el que pueden entrar nuestros personajes al combatir, y que potencia sus distintas estadísticas al luchar. Por lo general no hay forma de saber cuándo uno de nuestros personajes se va a inspirar, aunque hay distintas habilidades y objetos que aumentan la probabilidad de que ocurra. Pero cuando ocurre, no solo contaremos con estadísticas mejoradas, sino que además los personajes inspirados podrán ejecutar unas habilidades finales, conocidas como poderes de inspiración, ya sea en solitario o junto a otros personajes inspirados.

Estas habilidades son de lo más variadas, desde técnicas ofensivas poderosas para dañar a uno o varios enemigos hasta mejoras de apoyo para potenciar al equipo o causar efectos nocivos al rival, y son de gran utilidad para darle la vuelta al combate. Cabe mencionar que si terminamos un combate con el estado de Inspiración activado, éste se mantendrá activo para los siguientes combates hasta que lo agotemos, incluso si por el camino descansamos en alguna posada para recuperarnos.

Dragon Quest XI Ecos de un Pasado Perdido

Pasando de los combates al sistema de progresión, al subir de nivel nuestros personajes aumentarán sus estadísticas y obtendrán nuevas habilidades como siempre, pero esa no es la única manera de mejorarlos. Dragon Quest XI introduce los paneles de personaje, un sistema de progresión típico en el que, con los puntos de destreza que obtenemos al subir de nivel, podemos adquirir nuevas casillas en una serie de paneles hexagonales, lo cual nos permite obtener habilidades especializadas para nuestro arma y personaje, así como mejoras adicionales en los atributos.

Dragon Quest XI Ecos de un Pasado Perdido

Algunos paneles están ocultos hasta que los desbloqueemos, los cuales suelen contener las habilidades más poderosas, y otros pueden esconder recompensas como puntos de destreza adicionales. Se trata de una manera de ofrecer más libertad a la hora de desarrollar al personaje, pero además podemos redistribuir los puntos del panel con total libertad desde las iglesias, en caso de que no estemos contentos con ellos.

Doble o nada

No todo es explorar o combatir en Dragon Quest XI, y también disponemos de una serie de actividades adicionales para pasar el rato, así como de un buen número de misiones secundarias repartidas por el mundo. Por una parte tenemos las carreras de caballos y los casinos, dos actividades que dan algo de variedad a la aventura y nos permiten obtener recompensas útiles para nuestro viaje. Empezando por las carreras, éstas son un tanto simples, aunque requieren de un buen manejo y de saber gestionar bien la resistencia de nuestro corcel para ganar, y nos ofrecen varias carreras de dificultad creciente con tramos distintos en los que competir.

Dragon Quest XI Ecos de un Pasado Perdido

En cuanto a los casinos, disponemos de algunos juegos típicos como el póker, la ruleta o las tragaperras, además de disponer de unas máquinas tan curiosas como las máquinas de Limomisión. Se trata de un tipo especial de tragaperras en la que debemos ayudar a un pequeño Limo mientras viaja por el mundo viviendo aventuras, todo ello mediante las distintas tiradas que saquemos, pudiendo así obtener grandes recompensas. Se trata de dos actividades bastante entretenidas, aunque se echa en falta alguna propuesta más en este aspecto.

Más allá de las actividades opcionales, disponemos también de un buen número de misiones secundarias, las cuales se desbloquean al hablar con los distintos habitantes que pueblan Erdrea. Algunos de ellos nos pedirán que encontremos un objeto concreto o que acabemos con determinado enemigo usando un poder de inspiración concreto, y hay algunas bastante curiosas en su planteamiento. Sin embargo, estas misiones se hacen un tanto tediosas a la larga, más como una tarea a completar que como otra cosa, aunque sus recompensas sean útiles.

Dragon Quest XI Ecos de un Pasado Perdido

Por último nos encontramos con dos coleccionables distintos en el juego. Uno de ellos son las minimedallas, una serie de objetos dispuestos por todo el mundo que seguro le suenan a jugadores más veteranos, y que nos permiten obtener recompensas en base al número de ellas que obtengamos. El otro consiste en una serie de dianas que se esconden por las distintas zonas abiertas del juego a modo de desafío una vez obtengamos la ballesta, y que también nos otorgan recompensas si las encontramos.

El regreso de todo un clásico

Como de costumbre con los Dragon Quest, se ha llevado a cabo una labor impecable en la localización del juego, el cual llega completamente traducido al castellano en los textos. Cada personaje y cada región tiene una forma de hablar específica, con sus propios acentos y particularidades. Algunos de los textos y nombres son de lo más divertidos, y muestran todo tipo de chistes "malos" (el mejor tipo de chistes) y de situaciones cómicas.

Dragon Quest XI Ecos de un Pasado Perdido

Esto hace que la inclusión de las voces en la versión occidental del juego suponga, a título personal, una molestia antes que un buen añadido. Las voces solo están disponibles en inglés, lo cual hace que lo que escuchas no concuerde con la adaptación particular que se ha hecho al castellano, y además tampoco son un elemento muy necesario en un Dragon Quest (la versión japonesa no tenía voces de ningún tipo, por ejemplo). Por suerte se pueden desactivar en el menú del juego si así lo deseamos.

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Sin embargo, más allá de las voces y de las misiones secundarias, es difícil sacarle alguna contra más a este Dragon Quest XI. Se trata de una aventura sólida desde el principio, con más de 90 horas de contenidos y capaz de mantenerte entretenido hasta el final. Y su mundo es de lo más impresionante en el apartado visual, con unos escenarios coloridos, luminosos, que se ven de fábula y además son de lo más variopintos.

Dragon Quest XI Ecos de un Pasado Perdido

Esto es algo que se nota especialmente cuando lo juegas a 4K (aún siendo reescalados en PS4 Pro), donde algunos paisajes te dejan anonadado la primera vez que los encuentras. Pero tampoco nos podemos olvidar de la banda sonora de Koichi Sugiyama, que mantiene los temas más icónicos de la saga y los complementa con algunas composiciones nuevas realmente encantadoras.

Dragon Quest XI Ecos de un Pasado Perdido

En resumidas cuentas, Dragon Quest XI Ecos de un Pasado Perdido supone la culminación de toda la experiencia de Yuji Horii al mando de Dragon Quest. Una aventura emocionante, inmensa, que brilla con más fuerza cuanto más te adentras en su historia, y que se ve apoyada por un plantel de personajes muy rico y variado, así como por una fórmula que, por más años que pasen, continúa siendo tan divertida como siempre. Estamos sin duda ante uno de los mejores JRPG de los últimos años.

VALORACIÓN:

Dragon Quest XI Ecos de un Pasado Perdido nos ofrece una de las aventuras más emocionantes del año con una historia apasionante y unos personajes que enamoran, así como una gran cantidad de contenidos por disfrutar. Sin duda, una de las mejores experiencias JRPG de los últimos tiempos

LO MEJOR:

Una historia emocionante de principio a fin. El desarrollo de sus personajes. Unos paisajes impresionantes. Combates desafiantes al estilo de siempre

LO PEOR:

Las voces, solo en inglés, suponen más una molestia que un añadido. Las misiones secundarias se hacen tediosas a la larga

Plataformas:

Nintendo Switch,

3DS,

PS4

Versión comentada: PS4

Hobby

95

Excelente

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