Análisis de Metal Dragon, el nuevo juego de acción made in Spain para Mega Drive

Mega Drive es una consola que no nos cansamos de recordar con nostalgia, porque nos trajo muy buenos recuerdos en montones de géneros jugones. Quizá no sean tan recordado como las plataformas o las naves, pero los juegos de acción tipo "un machoman" contra todos también molaban. Ese espíritu se recupera con Metal Dragon.

Como ya os contamos hace unos días, Metal Dragon es un nuevo juego creado para Mega Drive por el grupo Kai Magazine Software, que previamente había lanzado el título en MSX. Este pequeño grupo es español y tiene como responsable a Oscar Kenneth Albero.

Nintendo Switch Lite

La consola portátil de Nintendo cuenta con un catálogo de juegos exclusivos único, igualado sólo por su hermana mayor. En este caso está disponible en cuatro colores distintos, incluido el coral o rosa.

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Él nos hizo llegar un cartucho de su nuevo "bebé", que nos ha servido para viajar a aquellos tiempos en los que juegos como Mercs o Dynamite Duke nos convertían en "tíos duros" que se enfrentaban a ejércitos enteros.

De hecho, es evidente desde el principio que este juego para Mega Drive es un ejercicio de nostalgia, pero también de parodia hacia otros juegos, en especial hacia los Metal Gear, a los que lanza montones de pullitas sin compasión. Como se entere Kojima...

El desarrollo de Metal Dragon recuerda irremediablemente a Mercs o a Commando. Controlando al héroe que da nombre al juego, hemos de avanzar por el escenario mientras cientos de soldados enemigos nos salen al paso con sus disparos.

Nosotros, claro, hemos de dispararles para eliminarlos, pero en realidad lo fundamental es avanzar hasta el final de la pantalla para pasar a la siguiente área. En otras palabras: salvo en los duelos contra los jefes finales, no es estrictamente necesario eliminar a nadie... Aunque la situación nos "invitará" constantemente a pegar tiros.

Tenemos un arma con munición ilimitada, pero de daño escasito. Por suerte, al eliminar a ciertos enemigos podemos conseguir un mejor arsenal: una escopeta de causa daño disperso, una ametralladora con una enorme cadencia de disparo y un rifle de francotirador que causa mucho daño.

Todas estas armas tienen munición limitada y lo mismo sucede con las granadas, cuya cantidad aumentamos al encontrar cajas en los escenarios. Estas son fundamentales para eliminar enemigos como los robots o los enormes tanques que aparecen de vez en cuando.

Lógicamente, reservar nuestras mejores armas para los enemigos más duros es buena idea, aunque jugando en dificultad normal no tendréis problemas de munición, por lo general. 

También hemos de preocuparnos de recoger botiquines para restaurar nuestra barra de salud, aunque podemos aguantar varios disparos sin morir.

No tenemos vidas, así que, si caemos, vamos a la pantalla de Game Over. Ahora bien, podemos reintentar la zona todas las veces que queramos y, además, tenemos passwords por si queremos apagar la consola y volver más tarde... Con la munición justita, eso sí.

En cualquier caso, el juego no es especialmente largo y, como suele ser habitual con estos títulos, se puede superar en una tarde, si nos ponemos a ello. Eso sí, tiene cuatro niveles de dificultad (el más alto es realmente hardcore) y, además, presenta dos finales diferentes.

Dependiendo de cómo juguemos, podemos llegar a un final muy, muy catastrófico o bien acceder al final bueno, así que hay cierto replay value. Es verdad que echamos en falta un multijugador a dobles o un ranking de puntuación que dieran más vidilla, pero como experiencia en solitario tiene su encanto.

A nivel gráfico, tiene facetas muy interesantes, como el colorido y diseño de los enemigos y escenarios. El problema es que tanto unos como otros tienden a repetirse y, además, en ciertos momentos podemos ver problemas de flickering (trozos de tanque que desaparecen, portones que muestran lo que tienen detrás, etc), aunque entra dentro de los problemas habituales de la consola Mega Drive.

El apartado sonoro tiene algunas voces digitalizadas que indican el item que cogemos o reproducen los gritos de los soldados. No son muy allá, pero sí nos han satisfecho las melodías que firman Robert Vroemisse y John Hassink, con ese estilo "épico chiptunero" tan propio de la consola de SEGA.

También es digno de mención el humor que impregna los diálogos de corte en el juego que, como decimos, da mucha caña a Metal Gear y se acuerda de frases lapidarias de muchas películas de acción. Es cierto que solo están en inglés y que a veces pueden saturar un pelín con la lluvia constante de referencias, pero se agradece que se den tantos guiños al jugador.

En conjunto, Metal Dragon es un juego de acción que hace justicia a la época dorada de Mega Drive. Supone un buen desafío a nuestros reflejos y tiene un apartado técnico muy meritorio, especialmente si tenemos en cuenta el reducidísimo grupo que ha "parido" el juego.

Un poco más de duración y opciones de juego le habrían venido bien, pero si buscáis refrescar vuestro catálogo de Mega Drive mientras os ponéis una bandana en la frente, con este juego quedaréis tan satisfechos como Rambo en una tienda de caza.