En el cine se dice que una película debe comenzar por una explosión y a partir de entonces, subir en intensidad. Y parece que Wolfenstein The New Order sigue ese consejo, porque ya nos mete en situación con un prólogo, el asalto a la fortaleza del General Calavera en 1946, donde se adivinan sus primeras virtudes. Podéis comprobarlo en nuestro gameplay comentado. Bethesda y Machinegames han recuperado el sabor de los "shooter" clásicos con una serie de decisiones difíciles, que han funcionado muy bien; en primer lugar, Wolfenstein renuncia al modo multijugador, y se centra en una campaña (16 niveles que pueden llevarnos entre 14 y 18 horas) y además retoma elementos que se habian perdido en otros "shoot´em up" bélicos como los gigantescos enemigos finales, la necesidad de recuperar energía y blindaje recogiendo items y un elenco de personajes secundarios memorables, que nos hacen sentirnos arropados en todo momento. Pero comencemos por el principio.
La historia de Blazkowicz
Nuestro protagonista es un ranger de los EE.UU. que resulta herido en una operación en 1946, y despierta 14 años después, en un hospital en Polonia. En esta Historia alternativa los nazis ganaron la Segunda Guerra Mundial, gracias a su superioridad tecnológica. Podéis ver detalles de la ambientación en este reportaje. Sus ejércitos cuentan con perros robóticos -los temibles Panzerhund- y sus soldatten van blindados y equipados con armas muy sofisticadas (evolución de los modelos reales, como ametralladoras MP40 y STG44). Por si esto fuera poco, han desarrollado robots de combate, cámaras de vigilancia y armas capaces de lanzar rayos eléctricos. Así, los aliados han sido borrados del mapa, y nuestra misión consiste en reunir a la Resistencia y empezar el combate de nuevo.
El ritmo de juego alterna entre niveles de acción desenfrenada, como el asalto a la fortaleza o el combate sobre un puente que cruza Gibraltar, con otros en los que prima la infiltración o algunos más "narrativos" en particular el tren hacia Berlín o -posibles spoiler- los niveles submarinos o en la base lunar. En este sentido, Wolfenstein da un giro para parecerse a juegos como Bioshock.
Tampoco nos cansamos de acentuar el papel de los personajes secundarios. En el bando de Blazko se presenta un grupo de rebeldes miserable, que ha sufrido "en persona" los efectos de la guerra: la enfermera Anya, que tiene un papel sentimental, sus abuelos, que reflejan el sufrimiento de la población civil, y los soldados de la Resistencia, desesperados y entrañables. Pero lo que más nos gusta son sus enemigos. El General Calavera que refleja la locura y una ambición sin límites, Geller y Frau Engel (una mujer histérica que se toma la vida de los demás como un juguete y no para de hacer bromas sexuales con su "mascota" Bubi). Ellos consiguen que nos "creamos" esta historia de ciencia-ficción y consiguen emocionarnos -o cabrearnos- por momentos.
Por último, como ya os adelantamos, hay que resaltar el sentido del humor salvaje, que parece inspirado en la película de Tarantino Malditos Bastardos. El desarrollo consigue arrancarnos una sonrisa en situaciones bastante grotescas -como torturar a un oficial con una sierra mecánica- nos hace sudar en un simple test "racial" con Frau Engel, y anima cada momento con una banda sonora perfectamente escogida, desde temas rockeros a piezas clásicas de Beethoven o Wagner.
Mucho más que disparos
Otra de las virtudes de Wolfenstein The New Order es la libertad de acción y variedad que nos propone. Los niveles son grandes, cuentan con vías alternativas y, en general, pueden jugarse apoyados en el sigilo (armados con el cuchillo y la pistola con silenciador) o "por las bravas". El juego también nos ofrece algunos puzles ingeniosos que se resuelven con una cortadora de plasma -sin llegar al nivel de la pistola de gravedad en Half Life 2- y un montón de coleccionables (oro, documentos y códigos enigma) que nos permiten desbloquear nuevos modos. El uso de vehículos es muy inteligente: conducimos coches, pilotamos mechas y submarinos o hacemos de artillero en un helicóptero (este sí, sobre raíles) pero como parte de niveles mayores, sin abusar.
Por si eso fuera poco, podemos jugar al Wolfenstein clásico en un modo "pesadilla" al que se accede tumbándonos en la guarida de la Resistencia, y una decisión que tomamos en el prólogo marca dos líneas argumentales diferentes, así que repetir The New Order es casi "obligatorio".
El sistema de progresión también se ha trasladado a Wolfenstein de una forma original. Podemos mejorar las armas con piezas que encontramos repartidas por el escenario, y nuestras habilidades crecen con "perks" como los que hemos visto en el modo multijugador, por ejemplo, de Call of Duty. ¿Y cómo se desbloquean estas ventajas? Pues utilizando nuestras habilidades de sigilo, asalto, táctica o demolición: eliminando a un oficial a cuchillo, disparando a la cabeza a un número de enemigos, etc.
Tecnología punta... del año 1960
Dejamos para el final el apartado técnico. Hay que recordar que nosotros hemos probado la versión de PS4 (evidentemente PS3 y Xbox 360 se encuentran más limitadas) pero aún así, no nos ha parecido que el juego resultase definitivo como muestra de lo que serán capaces las nuevas consolas. Por una parte los efectos de iluminación y partículas son muy convincentes, y no se trata de un simple artificio, sino que influyen en la jugabilidad, al utilizar los cartuchos con metralla, por ejemplo. Además, los modelos de los protagonistas están hiperdetallados y consiguen que la mirada del General Calavera nos dé escalofríos, y los escenarios son enormes y con elementos destructibles.
Pero no todo en Wolfenstein es una "marcha militar". Algunas texturas están faltas de resolución y las colisiones (sobre todo en los niveles submarinos) fallan. En cuanto a la Inteligencia Artificial -que ha sido objeto de polémica después de algunas filtraciones en la red- nosotros hemos encontrado unos enemigos muy hábiles, que nos rodean, buscan coberturas y aprovechan el escenario en su favor. Hay que aclarar que antes de jugar descargamos e instalamos el parche correspondiente. El apartado sonoro también nos ha dejado una sensación agridulce. Repetimos que la elección de las melodías es perfecta y tiene un gran doblaje -en castellano y alemán- pero para ser perfecto habría que mejorar la sincronización labial de los personajes.
En definitiva, Wolfenstein se aleja del "shooter" bélico puro, para entrar en un terreno más narrativo (y de exploración) flanqueado por una gran ambientación y un fantástico elenco de personajes secundarios. Es verdad que no cuenta con modo multijugador, y que técnicamente no impresiona, pero la experiencia nos ha convencido. Un regreso digno de la saga uqe inauguró el género de los disparos en primera persona.