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La autopsia de Jane Doe - Crítica de la película de terror

La autopsia de Jane Doe
Crítica de la película de André Øvredal La autopsia de Jane Doe (The Autopsy of Jane Doe) con Emile Hirsch, Brian Cox, Ophelia Lovibond y Michael McElhatton.

La palabra que mejor define La autopsia de Jane Doe (The Autopsy of Jane Doe) es "ingeniosa". La verdad es que André Øvredal (Trollhunter) consigue dar mucho miedo en los primeros impases de la película sacándole un gran provecho a la fotografía de Hallvard Bræin y eligiendo con minuciosidad cada encuadre. La conclusión, sin embargo, pierde fuelle, le falta rematar la faena, pero no por ello el visionado de la película es menos recomendable.

De momento, en España, se lanzará el 13 de enero en cines seleccionados gracias al Sitges Tour de A Contracorriente Films y, a pesar de no ser una cinta del todo redonda, sí que es parada obligatoria para los amantes del cine de terror que podrán disfrutar de varias ideas no del todo exprimidas pero sí esbozadas con acierto.

La autopsia de Jane Doe arranca con el hallazgo de un extraño cadáver: el de una joven y hermosa mujer cuyo cuerpo no presenta muestras de violencia ni una causa aparente de muerte.

Se traslada a la morgue de una pequeña localidad en la que el forense y su hijo deberán enfrentarse al misterioso crimen y desvelar el fatídico destino de la mujer.

La autopsia de Jane Doe

Ian B. Goldberg Richard Naing escriben a cuatro manos un guión que no está bien resuelto pero que sí tiene la capacidad de generar inquietud en el espectador, poniendo en funcionamiento diversos engranajes: el primero de ellos es la incertidumbre. Cuando arranca la película no sabemos nada de los personajes salvo lo que vemos en pantalla.

El forense (Brian Cox) y su hijo (Emile Hirsch), aspirante a continuar viviendo de la profesión que ha heredado tras varias generaciones, tienen que desplegar su arsenal científico para hallar respuestas y todo lo que van descubriendo les aleja de lo plausible para acercarlos a algo muy diferente.

Más herramientas en juego: la fotografía, los encuadres y el montaje. La utilización de un espacio antiguo, desgastado, lleno de pasillos, espejos y contraluces da para ser explotado cinematográficamente y para hacer cristalizar la inquietud, el miedo y el desasosiego en el espectador, pero es que además Øvredal sabe dónde ubicar la cámara para suscitar ese extrañamiento y qué ritmo dar a las imágenes para tenernos en vilo. Es una pena que en la parte final se decante por el susto facilón y por evitar justificar de forma argumental la vinculación entre los personajes para darle una mayor cohesión interna a la película.

La autopsia de Jane Doe

Como ya imaginaréis, La autopsia de Jane Doe se toma sus licencias (luces que estallan pero vuelven luego a funcionar, personajes cuyas motivaciones se desconocen e incluso una muerte inexplicable y gratuita... por poner algunos ejemplos) pero son fáciles de digerir si tenemos en cuenta que tanto la química entre padre e hijo (el primero experimentado, profesional y escéptico; el segundo más proclive a la elucubración y al misterio) como el mal rollo que consigue transmitir el cadáver nos mantienen la atención muy ocupada durante todo el metraje.

De hecho, qué bien está llevado el hecho de que un ser hermoso y completamente estático nos despierte tal abanico de emociones: solo con variar el punto de vista desde el que se rueda ese rostro parece estar arrojando diferentes estados anímicos y casi teniendo expresiones faciales. ¿Está muerta o está viva? ¿Es víctima o verdugo? Enorme trabajo el de la actriz Olwen Catherine Kelly, que no es nada fácil.

La autopsia de Jane Doe

Los efectos especiales, muy medidos, permiten que haya secuencias muy truculentas sin llegar a regodearse en el gore, amplificando la potencia de las imágenes de por sí escalofriantes y abundando en el derrotero paranormal por el que se termina diluyendo la trama. Con algunos sencillos arreglos que nos permitieran eliminar incoherencias e hilar mejor la relación de los personajes, la película sería mucho mejor, pero desde luego, teniendo un exiguo presupuesto, es como poco estimulante.

VALORACIÓN:

Película de terror cuyo gran problema es no rematar el final como merece la historia. Por lo demás es angustiante y original, con algunas ideas muy interesantes que podría haber exprimido mejor

LO MEJOR:

La fotografía, la ambientación y el planteamiento inicial. El director aprovecha cada tiro de cámara para ponerte los pelos de punta al comienzo.

LO PEOR:

La segunda parte de la película es mucho más plana en el montaje y menos audaz en el guión: no consigue sostener la tensión ni mantenernos en vilo.
Hobby

73

Bueno

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