La fantasía en las series de televisión parecía una de esas grandes asignaturas pendientes de la pequeña pantalla, a pesar de que siempre ha habido proyectos muy interesantes que han salido a lo largo y ancho de la historia. Con Juego de Tronos, HBO puso el listón muy alto. Y otras plataformas streaming han intentado volar tan alto como Ícaro, véase Netflix con la serie de The Witcher o el proyecto futuro de Amazon Prime de El Señor de los Anillos. En ese sentido, La Materia Oscura, cuya segunda temporada acaba de llegar a HBO España (dos episodios), vuela muy por debajo de esas aspiraciones.
No es que esté por debajo en calidad, ni mucho menos. La Materia Oscura adapta los libros de fantasía de Philip Pullman y lo hace en formato serial, desmarcándose de la película La brújula dorada (2007), primera adaptación de la obra de la mano del cineasta Chris Weitz y con un reparto coral de infarto: Daniel Craig, Nicole Kidman, Eva Green o Sam Elliott, entre otros. Aquí lo hace con Dafne Keen, conocida por interpretar a X-23 en Logan, que se está haciendo cada vez más grande como actriz y ya sostiene la serie sin dificultades.
La segunda temporada de La Materia Oscura ha llegado a HBO España con la misma ambición que en la primera entrega. Quizás se ha hecho más grande en esta ocasión, merced a un ritmo mucho más tolerante y sin la necesidad de explicar demasiado las cosas. Con el universo construido, pero perdiendo el "factor sorpresa" de la primera temporada. La historia ha dado un paso adelante y la fantasía, una vez más, se ha abierto paso en un formato streaming cada vez más demandado y consolidado. Y empieza a funcionar muy, pero que muy bien.
El conflicto entre mundos ha llegado a La Materia Oscura
Después de que Lord Asriel (James McAvoy) abriera un portal hacia un nuevo mundo que conectaba directamente con el mundo de Lyra (Dafne Keen), las cosas se han puesto verdaderamente peliagudas para nuestra protagonista. La joven Lyra no sólo tiene que lidiar con la desesperante sensación de pérdida y abandono de verse aislada en un mundo similar al suyo, pero que no funciona ni con las mismas reglas ni con las mismas palabras. Ella y su "daemon" (el alma, que aquí se representa con la figura de un animal) tendrán que sobrevivir lejos de su hogar.
Para ello contarán con la ayuda de Will Parry (Amir Wilson), un joven que podría tener la clave para el regreso de Lyra a su verdadero mundo. No obstante, Marisa Coulter (Ruth Wilson) ya se ha desmarcado verdaderamente la antagonista del personaje de Dafne Keen y está obsesionada con una profecía que tiene que ver directamente con su antigua pupila. Para ello, hará todo lo posible, ya sea asesinar o torturar a todo el que se ponga por delante. El fin justifica los medios, ¿no?
Ese es el punto de partida de la temporada 2 de La Materia Oscura en HBO España. Un punto de partida prácticamente idéntico al del final de la novela "Luces del Norte" y el principio de "La daga". Un objeto que, en esta segunda entrega, será verdaderamente importante. Y si tenemos en cuenta que Jack Thorne, creador de la serie para BBC One, está siguiendo con suma fidelidad la obra de Philip Pullman... ¡Ya podemos prepararnos para una segunda tanda de episodios plagadita de grandes momentos de fantasía!
De esta nueva entrega podríamos decir que la ambición sigue intacta, ya que en materia de efectos digitales, diseños artísticos, diseños de producción, vestuario y maquillaje... Todo sigue igual. Pero el salto cualitativo se ha dado considerablemente (sobre todo) en el montaje. Los dos primeros episodios de esta segunda temporada de La Materia Oscura tienen un ritmo mucho más próximo a lo que se persigue con una serie de estas característicos. Merced, probablemente, al trabajo previo realizado en la primera entrega.
Es decir, tenemos que tener en cuenta que la definición de los personajes, las explicaciones sobresaturadas, la profundidad de las tramas, el despliegue narrativo y la construcción de un universo de ficción y fantasía es un trabajo que ya está realizado. La temporada 1 de La Materia Oscura no logró afianzarse con un ritmo propicio y, seguramente, perdió a más de un espectador de por medio. Pero, quitando el "factor sorpresa" (aquí ya no existe) y tras todo lo que se ha logrado, ahora es cuando la cosa se ha puesto seria de verdad.
Y, para seriedad, el talento de Dafne Keen. La muchacha ya apuntaba maneras en Logan y en la primera temporada, pero ahora se ha cogido la producción de fantasía emitida por HBO España y se la ha tirado a las espaldas. A su alrededor se mueve un conjunto de actores con caracterizaciones (también) muy pulidas, pero es Dafne Keen quien se lleva los focos. No sólo por ser protagonista, sino porque la encontramos sumamente adaptada al personaje. Bien ubicada, dura, actuando con crudeza y con fuerza cuando se necesita.
Como hemos dicho, esta serie no tiene aspiraciones de grandes vuelos. Su ambición es la que es y la segunda temporada ni ha subido el escalón ni ha bajado la calidad. Se mantiene en la misma senda, aprovechando las fortalezas que fueron debilidades, superponiéndose a lo malo, logrando mejorar aquellos lugares que habían descuidado y ofreciéndonos una historia conmovedora, con un poso religioso fuerte y unos personajes interesantes.
Desde luego, esta no será la serie del año. Tampoco ha aspirado en ningún momento a serlo. Pero el material que posee La Materia Oscura (valga la redundancia y el chiste fácil) es lo suficientemente potente en materia de fantasía como para mantenerte pegado al sofá con cada episodio. ¡Muchas ganas de seguir viendo lo que proponen y descubriendo la historia de Lyra, Will y compañía! ¡Todos a mirar el aletiómetro!
VALORACIÓN:
Vuelve La Materia Oscura a HBO España y lo hace con la misma ambición que en la primera temporada, ofreciéndonos un buen relato de fantasía en televisión y sosteniéndolo en la cruda, dura y poderosa mirada de Dafne Keen. ¡Qué talento tiene esta muchacha!LO MEJOR:
La ambición sigue intacta, Dafne Keen sigue sosteniendo la producción y la fantasía en televisión es lo suficientemente potente.LO PEOR:
No puede compararse con otras producciones del género y la pérdida del "factor sorpresa" le juega aquí una mala pasada.70
Bueno
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