Crítica de Un amigo extraordinario, el drama protagonizado por Tom Hanks

Un amigo extraordinario no es un biopic, de modo que quienes estéis interesados en indagar acerca de la figura y la repercusión mediática del músico, presentador, educador y marionetista Fred Rogers, tendréis que remitiros al documental Won't You Be My Neighbour?, de 2018 que, por cierto, cuenta con maravillosas reseñas.

La película que nos ocupa se basa en el artículo de Esquire "Can You Say... Hero?" publicado por Tom Junod, un periodista cuya relación de amistad con Rogers cambió su perspectiva de la vida, en sus propias palabras.

En la ficción su alter ego metalingüístico es Lloyd Vogel (Matthew Rhys, Perry Mason), un escritor hastiado y devastado por la muerte de su madre que tiene el encargo de entrevistar a Fred Rogers (Tom Hanks, Greyhound), el presentador de un programa infantil en el que trata de ayudar a los niños a enfrentarse a sus sentimientos dándoles una educación emocional básica.

Él lo ayudará a superar su escepticismo, le enseñará a hablar de sus sentimientos y a valorar la bondad, el amor y el perdón. Después de todo, Fred Rogers es el vecino más querido de Estados Unidos... No en vano su programa estuvo en antena durante treinta años y el propio Tom Hanks declaró que lo veía con su hijo cuando éste era un niño. En otras palabras: ha sido un referente para varias generaciones.

Vogel pasa por un momento crucial en su vida: acaba de tener un hijo cuando su padre reaparece en su vida tras abandonarlo a él y a su hermana. Son obvias sus diferencias en lo que atañe a su idiosincrasia y su forma de ver las cosas, pero además le guarda un tremendo rencor por no haber aparecido en el entierro de su madre y por la forma en la que la trató en vida. 

Un amigo extraordinario es una película con corazón, cándida pero a la vez incisiva que pasa solo por encima de los problemas con los que lidia el propio Rogers que, nunca mejor dicho, como todo hijo de vecino, también tenía sus propias preocupaciones.

Se centra más en su capacidad terapéutica para conseguir que los demás acepten sus propios sentimientos y se enfrenten a ellos. Y el individuo en el que vamos a ver obrarse el cambio es el protagonista que pasa por todas las fases: negación de la realidad, rechazo, violencia... "Perdonar a las personas que más quieres, es lo más difícil", dice Rogers en su programa y no le falta razón.

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El problema principal de la película es que viendo los primeros minutos de metraje ya puedes suponer cómo va a terminar la historia sin errar lo más mínimo. En este sentido, el guión de Micah Fitzerman-Blue y Niah Harpster es tremendamente plano y acomodaticio. No consiguen crear subtramas atractivas ni añadirles capas a los personajes que muestren su complejidad.

Sí que hay una ruptura de la cuarta pared que resulta tan inquietante como inquisitiva y hace que las emociones se le pongan al espectador a flor de piel: es el momento climático de Un amigo extraordinario y el que deja claro hasta qué punto somos frágiles y necesitamos seres de luz inspiradores para ayudarnos a ser agradecidos, amables y mejores personas. Todos necesitamos prestar más atención a nuestra inteligencia emocional y no solo en edades tempranas. Nos parece obvio inculcarles a los niños ciertas destrezas para que aprendan a discernir sus emociones, a aceptarlas y actuar en consecuencia habilitándoles para conocerse mejor a sí mismos y a relacionarse con más empatía y bondad con su entorno. Pero, ¿qué hay de los adultos que pretendemos guiarlos? ¿Estamos preparados para esa empresa? ¿Nos escuchamos a nosotros mismos? ¿Tendemos puentes a nuestro alrededor? 

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El punto de vista de la película nada tiene que ver con el de la serie Kidding que, si bien no se basa en la vida personal de Rogers sí que lo toma como una obvia referencia para construir la figura pública de Mr. Pickles, alter ego de Mr. Rogers. En la serie, que podéis ver en Movistar+ y que por desgracia no ha sido renovada por una tercera temporada, el personaje principal está en manos de Jim Carrey y la historia es mucho más rica tanto en el plano imaginativo como en la búsqueda de temas candentes como afrontar con el público infantil la pérdida, la tristeza, la separación de los progenitores o los hitos de la vida.

A Un amigo extraordinario le falta salirse un poco del molde de la narración clásica y explorar mejor a los personajes. Dicho lo cual, Hanks hace un magnífico trabajo (otro más) y la cinta deja buen sabor de boca. En su aparente sencillez, radica parte de su encanto... Aunque hay que tener paciencia para llegar al último tercio de la película, en la que todo cobra sentido. Es predecible, sí, pero te toca por dentro.