Crítica de Con amor, Simon, acerca de la libertad sexual

Tienes derecho a ser como quieras y a decírselo a quien prefieras y como te dé la gana. Éste es el mensaje con el que deberíamos estar educando a nuestros hijos desde que nacen y, para muchos, puede resultar una obviedad, pero para el estrecho corsé hollywoodiense, no deja de ser algo revolucionario. Es obvio que, en pleno siglo XXI, esto debería estar más que superado pero, puesto que no es así, rompamos una lanza por cada nuevo hito que nos acerca a una verdadera libertad sexual y a salir de la caverna para ver la realidad tal y como es.

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20th Century Fox es el estudio que se ha atrevido a enarbolar la bandera arcoiris en un producto mainstream: Con amor, Simon es una comedia amable, dirigida a todos los públicos, muy limpia y sosegada en la que conocemos a un adolescente que guarda para sí un secreto que no tiene claro cómo, cuándo ni a quién confesar... Es gay y, sencillamente, no ha encontrado aún el momento, además de que le parece de lo más injusto tener que proclamarlo... ¿Acaso lo han hecho sus compañeros/as heterosexuales?

Un buen día, todo se precipitará. Simon conocerá a un compañero de instituto mediante una red social, en la que intercambian anónimos para contarse algunas intimidades: cuándo se dieron cuenta de que se sentían atraídos por personas de su mismo sexo, la inseguridad que les genera y la necesidad de abrirse a sus familias y amigos. El problema es que una tercera persona descubrirá estos mensajes y amenazará a Simon con hacerlos públicos, desencadenando una ruptura de la comunicación con esa persona que escribe bajo el pseudónimo de Blue y algo de juego sucio para ocultar la verdad.

El reparto de Con amor, Simon, es idóneo para la historia que se quiere contar. La mera presencia de Katherine Langford y Miles Heizer, dos de las estrellas más magnéticas de Por trece razones, ya es una declaración de intenciones de que la película va a tratar de profundizar al máximo en una cuestión que a priori no debería ser problemática, pero en la que interceden muchos elementos: el derecho a la intimidad, los sentimientos, la forja de la autoestima en la complicada etapa de la adolescencia, la sexualidad incipiente... Y por encima de todo, la reivindicación no ya del colectivo gay, sino de la persona como ser soberano para decidir acerca de su propia vida y de cómo comunicarse con su entorno. Más pertinente no puede ser.

Hay algo que os va a hacer sentir bastante mayores: ver a Jennifer Garner ejerciendo de madre comprensiva... Los que la tenemos asociada a Alias o al papel de Elektra en Daredevil todavía no nos acostumbramos al cambio de registro de actriz física a roles más arquetípicos. Y mira que ya lleva tiempo en esta etapa...

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Con amor, Simon - Galería de imágenes I (4 imágenes)

Por supuesto, la mayor carga está sobre los hombros del protagonista, Nick Robinson, que ya había participado en una comedia romántica (heterosexual en esta ocasión) titulada El amor lo es todo, todo y a quien habréis visto en películas como Jurassic WorldoLa quinta ola. No es en absoluto histriónico y consigue trasladar muchas emociones con una simple mirada, así que es perfecto para este rol.

Por lo demás, la película navega entre diferentes registros: desde un suave drama adolescente hasta la comedia irónica que de alguna manera retrata con bastante tino las dificultades para abrirse paso más allá de los clichés de género.

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Con amor, Simon - Galería de imágenes II (4 imágenes)

Con amor, Simon es, en suma, una película muy recomendable para un visionado familiar con adolescentes: es fiel a su objetivo de empoderarlos de cara a los demás, pero sobre todo viene bien para sentar las bases de la autoafirmación de cualquiera que vaya a ver la película, sea cual fuere su identidad sexual. 

Y que sea éste el primer paso de otros muchos que nos lleven a comprender la diversidad que nos rodea y abrazarla. Quien quiera, que salga del armario; quien no, que no lo haga y dejemos a cada cual que viva su sexualidad como lo desee dentro de los parámetros del respeto.