Crítica de Apollo 11 - El espectacular documental que nos lleva a la Luna

Damien Chazelle nos narró en First Man, de forma muy íntima, la carrera espacial que desembocó en la llegada del hombre a la Luna, por primera vez, el 20 de julio de 1969. Su versión era, evidentemente, una dramatización que recogía parte de la vida personal de Neil Armstrong, aquel pionero en plantar sus botas en suelo lunar que supo dar con las palabras adecuadas para unirnos a él en su gesta: "éste es un pequeño paso para el hombre, pero un gran paso para la Humanidad".

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Ahora que se cumple ni más ni menos que medio siglo desde aquel momento, es IMPRESCINDIBLE ir al cine a disfrutar en pantalla grande de este magnífico documental titulado Apollo 11 y distribuido por A Contracorriente Films, que apenas se toma un par de licencias para mostrarnos paso a paso los momentos clave que prendieron la mecha para que esto sucediera.

Se presentó en la pasada edición del Festival de Sundance, donde obtuvo el U.S. Documentary Special Jury Award for Editing y ha conseguido en Estados Unidos cifras de recaudación muy elevadas para su género, algo que no es de extrañar dado el titánico trabajo de condensación de información y de complejidad para unificar distintas fuentes de material: un tesoro de imágenes inéditas en 16 mm, 35 mm y 70 mm (500 carretes en total), y más de 11.000 horas de grabaciones de audios sin catalogar (Ericc Milano se encargó del diseño de sonido y de la catalogación de esas piezas). A España llega de forma limitada solo del 16 al 20 de julio, así que recomendamos encarecidamente que no os la perdáis.

Apollo 11 sirve en primer lugar como gran homenaje al trabajo conjunto de miles de hombres y mujeres (incluso la primera controladora aérea, de la que no se ha conseguido registro audiovisual) que se marcaron como objetivo conseguir en tiempo récord algo inaudito. La política se deja de lado (dejando que solo unas breves pinceladas atestigüen que, de hecho, fue la gran impulsora de todo el proyecto) para dejar que sean los técnicos, los pilotos y astronautas quienes vayan mostrando los meticulosos y medidos pasos que se fueron dando para poder hacerlo posible.

A estas alturas, todos conocemos la historia con bastantes detalles, pero es tal la cantidad de información desclasificada a la que ha tenido acceso Todd Douglas Miller que es alucinante (o alunizante, si os hace más gracia) ver los inéditos ángulos de las cámaras, la calidad de los archivos que la NASA ha conservado con mimo e incluso algunas grabaciones personales y de los medios de la época que contextualizan aún mejor toda la historia.

Como curiosidad la música de Matt Morton, en gran parte electrónica, ha sido creada únicamente con instrumentos y sintetizadores disponibles en 1969 para tratar de sumergirnos de lleno en el ambiente. Su trabajo es asombroso y consigue ampliar un poco más esa sensación de inmersión tan subyugante de la película.

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Apollo 11 - Galería de imágenes (5 imágenes)

Apollo 11 no necesita la voz de un narrador que nos guíe como espectadores por el simple hecho de que la película misma nos transporta sin permitirnos apenas pestañear: es un relato ágil, emocionante, cautivador y hermoso en su mensaje de unidad para conseguir el éxito. Intenta ser lo más transparente posible, por lo que carece de entrevistas y opiniones.

Sí que es cierto que tiene una buena dosis de patriotismo, derivado como decíamos de la propia concepción de esta carrera espacial, hecho que hace que se difuminen algunos grandes hitos que se dieron fuera de suelo estadounidense: recordemos, sin ir más lejos, que las comunicaciones pasaban por nuestro país antes de llegar a Estados Unidos y que hubo ingenieros y expertos trabajando codo con codo con la NASA en otros puntos del planeta.

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Sea como fuere, parece que es el coste de que el documental avance como una flecha y llegue de forma certera a su desenlace. El otro peaje que hay que pagar es el de que algunas divertidas anécdotas se pasen por alto como el salto que tuvo que dar Armstrong porque la escalera no llegaba al suelo o el tiempo que le llevó a Aldrin salir de la nave porque el tamaño de su mochila dificultaba mucho la tarea y de que se viera en la necesidad de atrancar la puerta puesto que no tenía pestillo exterior para abrirla.

La principal virtud de Apollo 11 es la de ser muy didáctica y emocionante consiguiendo así resolver dudas y cerrar controversias en torno a la llegada del hombre al único satélite natural de la Tierra. Miller se había acercado previamente a la NASA para rodar un corto sobre la última misión tripulada a la Luna, la llamada Apollo 17 y no pudo resistirse a indagar acerca de la primera misión que alunizó, dada la cercanía del 50 aniversario de este hecho histórico.

El resultado es un documental asombroso que deja claro que la unión hace la fuerza y que el gran legado de la humanidad es su ingenio compartido, aquel que le impulsa a ir cada vez más lejos para desafiar las fronteras del conocimiento.