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Crítica de Being the Ricardos: Aaron Sorkin explora por qué la (buena) comedia es algo muy serio

Being the Ricardos

Crítica de Being the Ricardos, la nueva película de Aaron Sorkin protagonizada por Nicole Kidman y Javier Bardem de estreno en Prime Video el 21 de diciembre.

I Love Lucy (Te quiero, Lucy) es una de las sitcoms estadounidenses más celebradas de todos los tiempos. Estuvo en antena entre el año 51 y el 57 vía CBS y durante cuatro temporadas fue la serie más vista, convirtiéndose en un verdadero fenómeno de masas que llegaba a millones de hogares, fue traducido a numerosos idiomas y se hizo con grandes galardones, entre ellos cinco premios Emmy.

Se rodaron 194 episodios que aún a día de hoy se reponen cada cierto tiempo en distintas cadenas porque sigue conservando su capacidad para hacer reír a la audiencia. Pero analizar el éxito del programa solo dando números se quedaría muy corto. Hizo historia también por otros motivos que Being de Ricardos solo llega a esbozar.

La razón es que la película no quiere ser tanto un homenaje a la serie (a pesar de versionar algunas de sus secuencias más celebradas como la de Lucy pisando uvas o hacer alusión a sketches como el del jarabe "Vitameatavegamin") como un retrato de un momento de crisis que retrata a tres bandas.

Con I Love Lucy ya triunfando de forma colosal, Lucille Ball y su marido Desi Arnaz se enfrentan a graves acusaciones personales que ponen sobre la cuerda floja el programa. Ella es acusada de ser comunista y su credibilidad, tras haber testificado en privado, es cuestionada a pesar de haber sido absuelta de los cargos de los que se la acusaba.

Being the Ricardos
Prime Video

Las cosas se ponen feas a medida que los periódicos más amarillistas deciden utilizar este hecho para señalar a la artista y ponerla en aprietos. 

Por otra parte, en el plano personal, la confianza del matrimonio se desmorona dado que una revista publica unas fotos de Desi con otra mujer que encienden las alarmas en Lucy. Involuntariamente está opacando el talento de su marido y relegándolo a un segundo plano y su tempestuosa relación tiene más problemas que nunca.

Tampoco es que la relación con sus compañeros de reparto esté funcionando al cien por cien: el irascible William Frawley y Vivian Vance tienen roces constantes y el nivel de exigencia de la industria audiovisual para con las mujeres hace que se enfrenten por su aspecto físico y sus aspiraciones creativas.

Pero es que, además, Lucy se ha quedado embarazada, algo que en pocas semanas será evidente e imposible de soslayar frente a la cámara. Nunca antes se ha mostrado a una mujer encinta en un show televisivo y, aunque ambos están decididos a incorporar el embarazo de Lucy a las tramas, encontrarán una enorme resistencia por parte de la cadena y los patrocinadores de I Love Lucy.

Todo esto ha de resolverse a contrarreloj dado que cuentan con una semana para tomar decisiones y crear uno de los mejores episodios de la serie con el que demuestren que su éxito es fruto de un gran esfuerzo y entrega.

Atentos, porque la realidad fue bien distinta: en verdad estas tres grandes crisis que se muestran en Being the Ricardos no se concentraron en una única semana sino que Sorkin utiliza este embudo de problemas como recurso narrativo para crear tensión y reforzarla a lo largo de la película.

De hecho, puede que apuntar en demasiadas direcciones vaya en contra de la cinta de alguna manera. Mientras que hay temas en los que se profundiza muy bien como la necesidad de Lucy de crear un hogar perfecto, aunque sea en la ficción, hay otros que se resuelven de forma algo pobre, sin que dé tiempo a asimilar la evolución de los personajes.

También hay un exceso de benevolencia a la hora de retratar la propia relación afectiva de Lucille Ball y Desi Arnaz, que según han relatado en diversas ocasiones personas con las que tenían una estrecha relación era bastante tortuosa.

Para quienes sea de interés profundizar más en esta materia, Amy Poehler (la sensacional humorista que dio vida a Leslie Knope en Parks and Recreation) dirigirá el documental Lucy and Desi que explorará precisamente esta relación y cómo la sitcom I Love Lucy cambió para siempre la industria en Hollywood, además de analizar su legado como artista y humorista física.

Y la gran pregunta es: ¿qué tal está Nicole Kidman en el rol de Lucille Ball? A título personal, me habría gustado ver a Debra Messing en el papel, pero hay que reconocer que la actriz australiana lo ha dado todo para salir de su zona de confort y enfrentarse al reto con nota.

Transforma su voz y su lenguaje corporal de manera sensacional pero no la acompaña ni el maquillaje ni los protésicos que la enmascaran mal y nunca de una forma homogénea.

Si siempre recomendamos ver las películas, preferentemente, en versión original para apreciar el desempeño interpretativo, en el caso que nos ocupa es indispensable porque en la versión en castellano se perderá del todo tanto el trabajo de Kidman como el de Javier Bardem (nominado al Globo de Oro por este papel)... porque ¡se ha eliminado su acento cubano! Imperdonable: es esencial.

Lo que mejor funciona es la crítica al sistema de los estudios y su crueldad a la hora de tratar a sus estrellas, sobre todo a las mujeres: ni siquiera es fácil de gestionar el éxito.

En resumidas cuentas, Being the Ricardos es una película de un innegable atractivo, con mucha sustancia en el guión (quizás algo de oportunismo al congregarlo todo en un cóctel explosivo con cuenta atrás incorporada), una tonelada de talento delante de la cámara y una meta clara: dejar constancia de que poca broma con la comedia.

Nunca es solo cuestión de contar buenos chistes: en este caso hay detrás un prestigio, una caza de brujas, el salvamento de un matrimonio, el ego de distintos artistas, las aspiraciones de todos ellos más allá de eso y la posibilidad de marcar hitos que cambien la industria desde la escenografía hasta los usos y costumbres. Ahí es nada.

VALORACIÓN:

Aaron Sorkin reflexiona en Being the Ricardos sobre la familia, la figura de Lucille Ball como pionera, el caldo de cultivo político de los años 50 y las dificultades para sacar adelante un show a pesar de que sea el más celebrado y visto de la historia de la televisión.

LO MEJOR:

Los muchos temas que afronta la película: la caza de brujas, la figura de Lucille Ball como pionera, la fragilidad de su matrimonio...

LO PEOR:

El exceso de maquillaje y protésicos para que Nicole Kidman se parezca más a Lucille Ball llega a ser una distracción.
Hobby

70

Bueno

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