Hoy mismo ha aterrizado en Netflix la producción noruega de misterio y terror El cadáver (importante: no la confundáis con la estadounidense Cadáver, título de 2018 que también podéis encontrar en la plataforma).
Escrita y dirigida por el joven Jarand Breian Herdal supone su segundo largometraje tras su debut en 2013 detrás de la cámara con Everywhen.
El estreno llega a tiempo para ascender en el top ten antes de Halloween, ya que es un título que se presta a un visionado en estas fechas. Rebajad vuestras expectativas si esperáis una propuesta escalofriante, dado que es más bien una película con una gran ambientación y un tratamiento visual impresionante, que no termina nunca de generar escalofríos ni de sacarle todo el partido posible a las ideas de la trama.
El cadáver nos presenta un futuro postapocalíptico: tras un conflicto de carácter internacional, el mundo se encuentra sumido en un invierno nuclear. La comida escasea y los supervivientes se debaten entre la vida y la muerte, buscando entre las ruinas qué llevarse a la boca mientras muchos desfallecen en el intento o se ven abocados al suicidio ante la falta de alternativas.
En este aciago contexto Leonora, que en el paso fue una afamada actriz de teatro y su marido Jacob intentan salir adelante, anhelando los viejos tiempos y preguntándose qué clase de futuro le espera a su pequeña hija Alice.
Un buen día se anuncia un gran espectáculo teatral organizado por Mathias, el dueño de un lujoso hotel, que se acompaña con una abundante y sabrosa cena. Todo aquel que puede pagar la entrada, se embarca en la experiencia, incluso desembarazándose de sus ahorros, pero nadie sabe bien qué van a encontrar.
Concluida la cena, Mathias anuncia que el espectáculo será inmersivo y que el público se diferenciará de los actores portando una máscara metálica. Leonora, Jacob y Alice recorren, como el resto, las estancias del hotel, persiguiendo aquello que más llama su atención. Todo se complica cuando los espectadores empiezan a desaparecer y Alice se esfuma sin dejar pistas.
El cadáver tiene mucho que ofrecer en el apartado visual: la puesta en escena está muy cuidada y la fotografía es una verdadera delicia. La película cuenta con distintas secuencias que resultan inquietantes por lo que muestran: alfombras rojas, sobrecargadas decoraciones doradas y bodegones con animales decapitados pueblan un hotel laberíntico y majestuoso y lo que insinúan: que la tragedia se avecina.
En este extraño cruce entre Eyes Wide Shut y La carretera, Gitte Witt (Lo imposible) hace un buen trabajo como madre doliente y sufridora pero Thorbjørn Harr (Vikingos) tiene algunas dificultades para desarrollar su rol habida cuenta de las líneas de diálogo tan poco inspiradoras que tiene que sostener.
Hasta la conclusión del primer acto, todo se conjuga para alcanzar su cometido de mantenernos intrigados e interesados, tratando de adivinar qué vendrá a continuación.
Por desgracia, el suspense desaparece a partir de ese punto, dado que la trama es obvia, predecible y se desperdician un puñado de grandes ideas que habrían podido ser auténtico oro. De haber aprovechado elementos como la confusión de identidades entre público y actores o haber reflexionado más sobre "el gran teatro de la vida", se perdonarían las abundantes licencias narrativas que hacen que el guión carezca de lógica en muchos momentos y que no tengamos tampoco claras las motivaciones de los personajes y su pasado.
Pronto, El cadáver se olvida de lo relativo al exterior del hotel (ese entorno hostil del que tan pocas pistas tenemos) y empieza a reincidir en aspectos que son redundantes y encima no alcanzan a tener una explicación mínimamente creíble. No es que sea una película fallida por completo, pero sí que tenía potencial para dar muchísimo más de sí. Para pasar el rato, es suficiente, pero le falta mucha sustancia como para ser memorable y giros de guión ingeniosos como para resultar absorbente.
VALORACIÓN:
El cadáver es una propuesta apropiada para Halloween, pero no esperéis grandes sustos ni reflexiones especialmente trascendentales. Cumple como entretenimiento y película light de suspense, si bien no consigue rematar la faena con un desenlace digno.LO MEJOR:
La fotografía y la ambientación: es una película que está iluminada con mimo y que cuenta con un arranque de lo más interesante.LO PEOR:
Desaprovecha muchas ideas buenas, tenía mucho potencial que no se explota.Tiene una resolución precipitada y poco convincente.60
Aceptable
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