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Crítica de Los cazafantasmas

Crítica de Los cazafantasmas
ARGUMENTO: los cazafantasmas son tres científicos universitarios se ven forzados a montar su propio negocio para ganar dinero. Su interés por lo paranormal los lleva a diseñar unos dispositivos capaces de detener y encerrar cualquier espectro. Mientras tanto, una antigua deidad sumeria comienza a despertar en Nueva York... 1984 - DIRIGIDA POR Ivan Reitman - PROTAGONIZADA POR Bill Murray, Dan Aykroyd, Harold Ramis, Sigourney Weaver, Ernie Hudson y Rick Moranis.

La triste noticia del fallecimiento de Harold Ramis nos ha llevado a recordar su legado. Pronto os ofreceremos la crítica de Atrapado en el tiempo, pero mientras tanto queremos hablaros de Los cazafantasmas (Ghostbusters), la obra por la que será más recordado entre el gran público. El proyecto fue gestado por el propio Ramis y Dan Aykroyd en el guión, mientras que Ivan Reitman (Poli de guardería, Los gemelos golpean dos veces) se encargó de la dirección. El plan era reinventar el género del terror paranormal y hacer algo insólito en la época: convertirlo en una comedia de aventuras.

Dan Aykroyd estaba en la cresta de su carrera como cómico (tres años atrás se lució en Blues Brothers) y quiso participar como actor en la película. Suyo fue el papel de Ray, el "friki" de lo paranormal. Lo mismo sucedió con Ramis, que se agenció el icónico papel de Egon, el empollón. Ernie Hudson era Winston, el rezagado del grupo. Pero todos sabemos que el personaje más recordado es Peter Venkman, el sarcástico, pasota y ligón líder, al que encarnó un Bill Murray en estado de gracia (e histrionismo, todo sea dicho).

Todos los personajes estaban fenomenalmente definidos, incluso los secundarios como el cargante contable Louis (Rick Moranis, otro crack de la comedia) o la sufridora Dana, encarnada por Sigourney Weaver, en el que posiblemente sea el papel más "sexy" de su carrera.

Crítica de Los cazafantasmas

Inversiones protónicas totales y ectoplasmas a go-go

Está claro que Los cazafantasmas se puede leer a diferentes niveles y que el más visible es el de la ambientación paranormal pulp. Aykroyd y Ramis diseñaron un contexto en el que los términos pseudocientíficos y pseudohistóricos (los rayos de partículas, el semidios sumerio Gozer) se sucedían a toda velocidad en la pantalla. Ello dejó prendados a los niños de la época, que veían cómo los fantasmas no tenían por qué dar miedo. ¡De hecho, enfrentarse a ellos era "cool"! Los aparatos con los que Egon medía las fluctuaciones psicokinéticas, las propias mochilas de protones, el símbolo de los cazafantasmas o el genial y decadente vehículo Ecto-1 suponían una provocación irresistible para que los chavales se lanzaran a la calle a fingir que lanzaban rayos a los Moquetes de turno.

Pero también había una segunda lectura, que consistía precisamente en reirse de todo eso. Peter Venkman está en la película no solo para ser el héroe encantador, sino también para poner la perspectiva "de a pie" entre tanto diálogo aparentemente sesudo y tanto "flipe" de sus compañeros. Nos hace reir porque traduce a palabras lo que nosotros pensamos pero no sabemos expresar en ese momento sobre lo que sucede en pantalla. Así, la película ofrece momentos tan divertidos como ese en el que están en la biblioteca: Egon y Ray se quedan prendados ante una columna de libros que ha apilado un fantasma y Peter responde: "tenéis razón, ningún humano apilaría los libros así de bien".

De hecho, el metraje está plagado de frases realmente brillantes, que Aykroyd y Ramis plasmaron con talento en papel y Murray interpretó con salero. Cuando Dana lleva a Peter a que investigue los sucesos paranormales de su casa, le dice "ahí está el dormitorio, pero ahí nunca ha sucedido nada". "Pues es una pena", responde, Peter. Genial.

Crítica de Los cazafantasmas

¡Adoro Nueva York!

Otro de los matices de la película está en la carta de amor que supone a la ciudad de Nueva York. Ese mensaje llegaría aún más lejos en Cazafantasmas II con la inolvidable Estatua de la Libertad andante, pero aquí también hay montones de lugares icónicos en pantalla, además de esa reflexión velada sobre el cinismo y la horrorosa burocracia que ahogaba a la sociedad de la época, encarnada por el chupatintas del Ministerio de Medio Ambiente Penn. Pero, por encima de todo, se quiere mostrar una ciudad viva y empática, gracias a esa masa que anima a los héroes en su llegada al edificio de Dana. Una vez más, esto también servía para que los niños se contagiaran de ese entusiasmo y animaran a los protas como otro neoyorquino más.

El otro homenaje evidente de la película va destinado a las películas y cómics de ciencia ficción de décadas pasadas. La música inquietante y espectral en el acto de la biblioteca, los travellings frontales cuando se acercaba el peligro o, sobre todo, el conocidísimo acto del ataque del muñequito de los Marshmallows gigante (heredero directo de las películas de kaijus o de clásicos occidentales como El ataque de la mujer de 50 pies) son una verdadera cortesía postmoderna hacia las aventuras con las que crecieron las personas que crearon esta película.

Crítica de Los cazafantasmas

¡Tenemos las armas y tenemos el talento!

Si Los cazafantasmas se hubiera hecho en la actualidad, habría sido muy diferente. No solo por los peinados ochenteros de Sigourney Weaver o por los homenajes a la tele que salpican la historia (hoy, los Cazafantasmas se publicitarían en Facebook), sino porque la tecnología para crearla habría sido muy diferente. Como peli de inicios de los 80 que es, todavía retiene ese toque artesano que hoy nos pueda parecer sepultado por los gráficos por ordenador. Los fantasmas están construidos a base de animatrónica, disfraces y transparencias, mientras que los efectos especiales en el escenario tiran de maquetas y matte painting para mostrarnos entornos inexistentes.

Por supuesto, algunos efectos han envejecido peor que otros. Así, la animación por stop motion de los "perros infernales" queda un poco cutre para los estándares actuales y la escena de la azotea canta a que ha sido grabada en un estudio que tira para atrás. Pero el conjunto sigue teniendo un encanto inconfundible, una "solidez" que nos invita a creer que no hay pantallas verdes, sino personajes viviendo una aventura.

No queremos terminar sin mencionar la recordada banda sonora, capitaneada por el tema principal a cargo de Ray Parker Jr. (el único éxito de su carrera, pobre). Ah, ¿que os han entrado ganas de escucharla? ¡Toma, y a nosotros! Venga, vamos a escucharla:

Vaya bailecito se marcaba Ray, ¿eh? El resto de temas también tenían un estilo muy propio de la época que igual suena algo casposo hoy, pero que hay que entender en su contexto.

Los cazafantasmas fue un éxito rotundo tras su estreno en 1984, lo que dio pie a una segunda parte... Y se supone que a una tercera, la cual lleva enfangada años y que no sabes si acabará viendo la luz. La franquicia se ha convertido por derecho propio en un icono cultural, hasta el punto de ser homenajeada por uno de sus integrantes en una película de zombis que no desvelaremos aquí para no spoilear a los que no la hayan visto. Como recordaréis, también se publicó una serie de dibujos... Bueno, dos, porque hubo otra no oficial a cargo de Filmation (sí, los de He-man) que hasta copió el logosímbolo descaradamente. Años después, Dan Aykroyd intentó revitalizar la franquicia con otra serie de dibujos y con los videojuegos que se lanzaron hace un par de añitos.

Crítica de Los cazafantasmas

El Ecto-1 ha sobrevivido hasta nuestros días e incluso fue llevado hace cuatro años al E3 para promocionar sus nuevas aventuras. En definitiva, el mundo sigue recordando con cariño a una saga que solo tuvo dos entregas, pero que bastaron para demostrar la labor de artesanía y pasión que había detrás de ella. Todos pusieron mucho de su parte en ella: Ivan Reitman ejecutó una dirección alegre y marchosa, Bill Murray llenó de carisma sus planos... Y tanto Akroyd como el siempre sonriente Harold Ramis le otorgaron el espíritu. No sabemos si uno omnivagante de clase 5 o no, pero sin duda uno que nos alegró la infancia a muchos de nosotros.

VALORACIÓN:

Un clásico indiscutible tanto de la comedia como de las aventuras paranormales. Su "ochenterismo" está siempre presente, apra bien y para mal. Casi siempre, para bien.

LO MEJOR:

Sus personajes y sus geniales diálogos. La imaginería que generó.

LO PEOR:

Que te tomes en serio la trama principal. Algunos efectos "cantan" hoy día.
Hobby

87

Muy bueno

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