Crítica de El cuento de la princesa Kaguya, la película de Isao Takahata

El cuento de la princesa Kaguya es el vigésimo-primer largometraje animado de Studio Ghibli y es considerada la despedida como director del maestro Isao Takahata, quien falleció en 2018. Takahata también guionizó esta fábula basada en el cuento tradicional japonés El cuento del cortador de bambú, en el que dos ancianos campesinos encuentran a una niña diminuta dentro de una extraña planta de bambú y la crían para que crezca como una princesa. 

Date de alta en Disney+

Disney+ sigue estrenando novedades, como su canal STAR. Si te das de alta en la suscripción anuales, ahorrarás el equivalente a dos meses con respecto a la suscripción mensual.

Darse de alta

Takahata expresó que deseaba hacer una "Heidi japonesa", ya que cuando él y el también mítico director Hayao Miyazaki trabajaron en la producción de la serie animada de Heidi para Nippon Animation, ambos habían notado las similitudes entre Heidi y la historia de Kaguya. Takahata creía que Kaguya representaba una imagen ideal de lo que una niña debería ser, y es que la inocencia y el amor por la naturaleza y una vida sencilla inunda toda esta película. 

Este hermoso cuento animado se estrenó casi a la vez que El viento se levanta, ya que ambas servían de despedida para Takahata y Miyazaki, los dos grandes titanes de Studio Ghibli (aunque ya sabemos cómo es Miyazaki y ya ha vuelto de su retiro unas cuantas veces) en 2013. El cuento de la princesa Kaguya consiguió una nominación al Oscar a la Mejor película de animación, y aunque lo perdió frente a Big Hero 6, sí consiguió hacerse con numerosos premios y nominaciones en los festivales de todo el mundo, donde fue alabada por su curioso y peculiar estilo y diseño de producción. 

Un pequeño cuento japonés

Ya, estamos recalcando mucho lo de que esta película es un cuento. Pero es que todo en el particular estilo de dibujo y animación nos hace adentrarnos dentro de la historia como si estuvíesemos leyendo un cuento ilustrado con cuidadas ilustraciones de acuarela. Vamos a visando que este estilo no es para todo el mundo, y no tiene mucho que ver con el habitual que Ghibli ha desarrollado como "estilo de la casa" a lo largo de sus décadas de producción. Las líneas rotas, a lápiz casi inacabado y los fondos de acuarela con grandes superficies blancas hacen que cada fotograma parezca una pequeña ilustración muy detallada. 

Este estilo preciosista, llena además de detalles cada momento de la película de animación, que ha sabido inspirarse en el arte tradicional japonés para muchos de sus diseños y personajes, recordándonos en algunos puntos a ilustraciones completas. Todo en esta película está al servicio del arte y la animación, llegando al punto de desarrollar ciertas escenas de manera desgarradora, con lápices furiosos y para recalcar las emociones de su protagonista. 

Las 10 mejores películas de dibujos animados desconocidas

No todo es Disney, ni Pixar o Dreamworks, ni tampoco las mejores películas de animación nipona salen todas de los estudios Ghibl.

Leer más

Esto es algo muy raro en una película de animación actual, donde cada vez se busca más el realismo en las texturas y una animación fluida y perfecta. Y es que de no tratarse de una historia como El cuento de la princesa Kaguya, no nos lo comeríamos con patatas y daríamos las gracias, porque encaja a la perfección y refuerza la idea idílica que Takahata quiere contarnos y la tragedia que es la vida de la princesa. 

El brote de bambú

Desde el primer momento resulta muy fácil adentrarnos en El cuento de la princesa Kaguya. Takahata y Studio Ghibli nos presentan un Japón idílico lleno de magia y cotidianidad, donde los campesinos y la pequeña princesa llevan una vida sencilla pero perfecta en el campo y la niña crece rodeada de la naturaleza y otros niños. Sin embargo, la primavera termina y la cosas se vuelven menos bonitas según Kaguya crece, ya que su padre insiste en que debe vivir como una princesa. Con esto, Kaguya es alejada en un gran palacio y recibe la educación adecuada para su posición, aunque sea a costa de su propia felicidad.

El paso a la edad adulta, la resistencia al cambio, o la soledad son varios de los temas que se nos van presentando durante esta película de animación y con los que nos podemos identificar fácilmente, demostrando que los cuentos siguen conectando perfectamente con lo más profundo de la naturaleza humana. Porque no os engañéis, a pesar de las coloridas acuarelas y las bucólicas escenas costumbristas, El cuento de la princesa Kaguya es una tragedia desgarradora que te tiene en vilo durante toda su duración. 

Consigue ya El cuento de la princesa Kaguya el Blu-ray

Es un cuento japonés, con sus convenciones y su ritmo, lo que significa que para ciertos espectadores occidentales menos familiarizados, esta película de animación se puede volver muy contemplativa y su resolución poco satisfactoria porque no nos dan todo mascadito. Se le puede echar en cara que el ritmo es demasiado pausado y lento, pero lo compensa con el despliegue visual que nos presentan en cada fotograma.

El cuento de la princesa Kaguya es una de esas películas que hay que ver aunque sea una vez en la vida, simplemente por el increíble trabajo visual que la convierte en una pequeña y particular obra maestra con la que una de las más grandes figuras del mundo de la animación nos quiso dar su adiós.