Crítica de Cult of Chucky, séptima película del muñeco diabólico

Chucky es un clásico del terror en toda regla. Quien no haya visto a estas alturas a este muñeco avanzando con sus diminutos pies titubeantes mientras sostiene cualquier cosa puntiaguda en la mano (un escalpelo, un taladro, un cuchillo) se ha perdido uno de los grandes shows del cine de terror de serie B.

Cult of Chucky es la séptima entrega de las aventuras de este glorioso personaje inanimado que debutó en 1988 con una historia creada por Don Mancini. Le siguieron dos secuelas directas en 1990 y 1991 y luego una ristra de películas en las que la calidad de la narración era variable: La novia de Chucky en 1998, El hijo de Chucky en 2004 y La maldición de Chucky en 2013.

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Escrita y dirigida por Don Mancini, es una secuela que sigue lo sucedido en La maldición de Chucky dándole continuidad a los personajes. Brad Dourif vuelve a encargarse de la voz de Charles Lee Ray, alias Chucky y como principal novedad hay un regreso a los animatronics para "dar vida" a nuestro deslenguado, sádico y sanguinario protagonista, que encuentra varios aliados en su camino. Esto es un verdadero placer para la vista ya que el abuso del CGI en películas anteriores había restado no solo verosimilitud sino también diversión a la saga.

Me gustan los abrazos

¿Qué sucede en la película Cult of Chucky? Nica (Fiona Dourif) queda recluida en una institución mental, convencida de que ella fue quien mató a su familia. Como parte de la terapia, su psiquiatra (Michael Therriault) utilizará un muñeco cuya aparición coincidirá con una horrible cadena de asesinatos en el centro. 

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Cult of Chucky - Galería de imágenes de la película (7 imágenes)

Se trata del marco ideal para el desarrollo de la trama ya que en él confluyen toda clase de personas con trastornos de la personalidad: desde una mujer esquizofrénica hasta un hombre con personalidad múltiple pasando por una mujer obsesionada con la muerte de su bebé que adoptará al muñeco como sustituto.

Un Andy (Alex Vincent) adulto ya, que esconde un perturbador secreto, reaparecerá para ayudar a Nica mientras que Tiffany (Jennifer Tilly), la novia de Chucky, intenta ayudar a su amado a reencarnarse a través de un rito vudú.

¿Quieres jugar?

Cult of Chucky sabe a quién se dirige: principalmente al público nostálgico, si bien no es una franquicia que se encuentre ni mucho menos en su apogeo. Prueba de ello es que no ha conseguido distribución en cines y será lanzada el próximo 1 de noviembre por Sony Home Entertainment, aprovechando el tirón de Halloween directamente en formato doméstico. Otro indicador reseñable es la forma en la que se ha programado en el Festival de Cine de Sitges de 2017: solo en maratones de madrugada.

Es evidente que Annabelle ha robado el puesto a Chucky en el terreno del terror (aprovechamos la ocasión para volver a pedir un crossover), así que esta película tiene sobresaltos puntuales y una galería de personajes secundarios casi más terrorífica que el propio muñeco, dejándole a éste los momentos más sanguinolientos de la película (hay varias muertes bastante retorcidas) y las líneas de diálogo más desternillantes. Entre ellas está esa que  dirige a uno de esos secundarios escabrosos: "Y luego yo soy el perturbado. No sé si matarte o tomar nota".

Es decir, que con acierto la película se centra en dar al espectador lo que quiere y espera desde el principio: carnaza, humor negro y un metraje perfectamente ajustado a la hora y media en el que ¡ojo! hay escena postcréditos dedicada a un personaje que guarda parentesco con Andy y que podría ser el enlace con una hipotética octava entrega. Habríamos agradecido más desmelene al final, pero no está nada mal, incluso lanzando una defensa de la libertad sexual bastante pintoresca.

Seré tu amigo hasta el final

Y ese final no parece cercano. Retomando incluso visualmente algunas ideas ochenteras como las pantallas partidas, las sobreimpresiones o el mismo humor lacerante del muñeco diabólico embutido en su peto "Good Guys", Cult of Chucky es una película bastante digna dentro de su subgénero. Dicho de otra manera: se están estrenando en pantalla grande películas con bastante menos calidad y atractivo. Quizá esto es cosa de timing, como expresábamos anteriormente. Ahora se lleva otro tipo de cine, hemos perdido esa ingenuidad que hacía tan genuinas este tipo de películas más artesanales pero Mancini sabe poner la cámara, esgrime una autoparodia que funciona y tiene a una protagonista femenina bastante interesante, de modo que si tenéis ocasión, dadle una oportunidad... ¡sabiendo lo que vais a ver, tampoco os llaméis a engaño!