Crítica de Déjales hablar, la película de Soderbergh ya disponible en HBO

Déjales hablar es una película que solo puedes llegar a comprender enteramente cuando llegas al final del metraje. En ese sentido exige bastante paciencia dado que buena parte del visionado te mantiene en tinieblas. Y no solo por lo que cuenta sino por cómo lo hace.

En ocasiones, no sabemos si estamos ante un ejercicio de estilo por parte del director o ante lo que podrían ser ensayos filmados, dado que incluso en algún momento puntual se escapa una mirada de soslayo a la cámara o se aprecia cierto nivel de improvisación.

El nuevo trabajo de Soderbergh para una plataforma digital (tras estrenarse en HBO en 2013 con Behind the Candelabra, The Laundromat: Dinero sucio, y High Flying Bird se estrenaron en Netflix) recala en HBO y lo hace con un reparto magnífico encabezado por Meryl Streep (Mujercitas), Lucas Hedges (Identidad borrada), Dianne Wiest (Mula), Gemma Chan (Eternos) y Candice Bergen.

Déjales hablar narra la historia de una célebre y elitista autora (Meryl Streep) que hace un viaje transatlántico a Reino Unido con unas viejas amigas llamadas Roberta y Susan (Candice Bergen y Dianne Wiest) para acudir a un certamen literario en el que va a ser premiada, visitar la tumba de la autora que marcó su obra literaria y de paso sanar viejas heridas.

Su sobrino (Lucas Hedges) se une al viaje con la intención de pasar más tiempo con ella y ayudarla con su manuscrito. Por su parte, desesperada por conseguir un nuevo éxito literario y dilucidar si está trabajando en una secuela de su novela más célebre, su nueva agente literaria (Gemma Chan), también se cuela en el buque sin que ella lo sepa.

Está bien escogido el título de la película porque todo lo que conocemos de los personajes y de su pasado es a través de los extensos diálogos que hay entre ellos. Así, accederemos a la ambición de Roberta que se siente ultrajada por su amiga dado que considera que se basó en su vida para escribir su obra maestra y, por tanto, la publicación del libro tuvo consecuencias muy graves para ella. También cómo Susan siente que ha ido perdiendo a la mujer que creía conocer como amiga y cuyo cambio no llega a digerir porque ni siquiera le parece que se exprese como lo hacía antaño.

Entre tanto, el milagro: al igual que la obra de otra autora consiguió llegar hasta ella, su legado perdura en su sobrino, que solo tiene buenas palabras hacia ella y la influencia positiva en su vida. 

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Las implicaciones de Déjales hablar son tantas y tan precisas, que el espectador probablemente no se dará cuenta de ellas hasta que no concluya la cinta. En primer lugar y lo más importante, dejando a un lado la forma, encontramos una reflexión muy interesante acerca de qué es el Arte y por qué perdura.

De hecho, ni siquiera hay una única forma de perdurar en el tiempo: ¿es menos relevante un prolífico autor de novela negra que dedica apenas un mes a elaborar el esqueleto de su obra y lanza tres bestseller al año que quien ha publicado tres obras o una sola en toda su vida? Estamos ante la dicotomía clásica ya de la distinción entre el arte minoritario y el mayoritario, debate al que no es ajena la propia industria cinematográfica (ya sabéis, ¿es el cine-espectáculo arte o una pérdida de tiempo? Llevadlo al terreno que queráis, como puede ser comparar las películas de autor con las cintas de aventuras, superhéroes o el western).

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Del mismo modo hay espacio para preguntarse acerca del éxito. Son muchos los creadores que reniegan de sus mayores éxitos y sin embargo, con obras mucho menos conocidas consideran que, de hecho, han "embotellado el arcoíris", por utilizar los términos del propio personaje principal. Eso requiere tener un ego bastante desarrollado y, por qué no decirlo, ser capaz también de ser una esponja respecto a lo que les rodea para filtrarlo y hacer algo único con ello. 

Déjales hablar es en suma una comedia (no descacharrante, pero sí bastante afilada) cuyos diálogos meren ser escuchados (¡como la magnífica banda sonora de Thomas Newman!). Y cada cual, que saque sus conclusiones.