El primer sobresaliente del año es para una película que no va a dejar a nadie indiferente y que, de forma incomprensible, se ha ido de vacío de los BAFTA. Hablamos de Desconocidos (All of Us Strangers), la adaptación (muy libre) de la novela de Taichi Yamada titulada Strangers.

Se trata de una emotiva y poética película de 105 minutos de duración a lo largo de los cuales se mezclan elementos dramáticos, románticos y fantásticos en una conjugación fabulosa de elementos que tiene la capacidad de enganchar a la audiencia y llevarla por donde la narración quiere.

No vamos a negar lo evidente: cuanto menos sepas de esta película antes de ir a la sala de cine, mejor que mejor. Así que vamos a ofrecerte solo una liviana capa de información que mantenga a buen recaudo los giros de guión de una historia que merece ser descubierta sin que nadie te la destripe.

Desconocidos nos presenta a Adam, un hombre solitario que intenta superar su pasado enfrentándose a él mediante una página en blanco. Es guionista y trata de escribir acerca de su familia mientras ve pasar los días desde su apartamento.

Un buen día, salta la alarma de incendios del edificio y tiene que salir por motivos de seguridad. Sin embargo, uno de sus vecinos decide quedarse en casa. Poco después se presenta ante su puerta con la idea de hacerle compañía.

Adam, muy celoso de su intimidad y aún tratando de lidiar con sus propios fantasmas, prefiere rechazar la propuesta de Harry, pero no tarda en arrepentirse de esta decisión.

Todo lo que sucede en Desconocidos es relevante y todo lo que escuchamos, también. Es una de las películas que de forma más inteligente juega con la lista de reproducción de temas musicales para estar aportando información imprescindible sobre los personajes, lo que les sucede y cómo se relacionan entre ellos.

En su comienzo, es una cinta muy desconcertante porque no tienes nada claro cuál es la naturaleza de la relación que hay entre Adam y sus padres ni sabes en qué va a derivar su encuentro con Harry. Sin embargo, si te dejas llevar por las imágenes y permites que la historia se vaya relevando ante ti, terminas completamente subyugado por una historia de gran potencia emocional.

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Una de sus grandes fortalezas es el apoyo en el lenguaje cinematográfico: asistimos a la vida del protagonista viviéndola con él, incluso cuando se vuelve más onírica y abstracta. Ayuda en este sentido tanto la puesta en escena como el montaje, cuidados con verdadero mimo.

Pero una película como Desconocidos no podría sostenerse sin grandes interpretaciones y las cuatro principales son increíbles: Andrew Scott y Paul Mescal exudan química desde el primer instante y Claire Foy y Jamie Bell funcionan a la perfección dándole a sus personajes una enorme sensibilidad y muchas capas a lo largo de las cuales desarrollarse.

Desconocidos no es una película fácil: requiere atención y hay que "entrar" en ella, a medida que se va desarrollando su premisa, pero es de las que se quedan contigo cuando sales de la sala de cine porque te atraviesa de lado a lado y es imposible no enamorarse un poco de los personajes que la pueblan y reconocerse en sus vulnerabilidades y sentimientos de soledad y autodestrucción. 

Es, en pocas palabras, una película preciosa y demoledora de esas que perduran en el tiempo: sabe cuándo ser sutil, cuándo ser explícita y siempre echa mano de una fotografía de lo más elegante que te atrapa y ya no te suelta hasta el final. Tiene todo lo que le puedes pedir a una gran cinta: te sorprende, te vapulea, te reta, te emociona y te colma de emociones. Es un peliculón.