Crítica de Enola Holmes, la adaptación protagonizada por Millie Bobby Brown

Seis novelas forman la saga literaria de "Los misterios de Enola Holmes" de la escritora estadounidense Nancy Springer. La primera de ellas "The Case of The Missing Marquess", de 2016, se ha trasladado al cine de la mano del director Harry Bradbeer, cuya carrera ha despuntado sobre todo en el mundo de la televisión con series tan celebradas como Fleabag, Killing Eve o Dickensian.

De hecho, Enola Holmes funciona como presentación del personaje principal y casi podríamos decir, como primer episodio de una saga que aspira a seguir desarrollándose en el futuro en nuevas producciones. Es un coming-of-age de manual en el que vemos la emancipación forzosa de Enola, una vez que su madre desaparece de forma misteriosa.

En primera instancia su tutela queda en manos de su hermano Mycroft que, bastante anticuado e inflexible, pretende hacer ingresar a la joven, que está a punto de cumplir los 16 años, en una escuela de señoritas para aprender a comportarse en sociedad y adquirir las competencias básicas de una buena esposa.

No obstante, la señora Holmes había previsto que en algún momento de su vida tendría que abrirse al mundo y, por tanto, defenderse en un entorno hostil. Así que además de mantenerla en forma practicando toda clase de deportes, artes marciales e instruirla como librepensadora leyendo todos los volúmenes de su prolija biblioteca, le deja unas cuantas pistas sobre dónde podría encontrarse y un buen fajo de billetes.

Enola, ni corta ni perezosa, se decide a huir y dejar pistas falsas en su camino despertando la ira de Mycroft y la preocupación de Sherlock, un hombre mucho más comprensivo y accesible que en verdad se compadece de ella.

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Clark Kent, Geralt de Rivia y ahora Sherlock Holmes... ¿Hay algún personaje emblemático que no le siente bien a Henry Cavill? El actor esconde sus músculos en trajes de época y construye un personaje secundario pero definitivamente interesante que casa bien en una interpretación más blanca y afable que la de Benedict Cumberbatch o la de Robert Downey Jr. y en la que la acción se reserva para la joven heroína a la que da vida una enérgica Millie Bobby Brown. La película es, de hecho, un buen vehículo de lucimiento personal para la actriz dado que es un carismático primer papel protagonista que se aleja del rol de Once en Stranger Things y la sitúa en un nuevo registro.

El guión de Jack Thorne (El jardín secreto) es entretenido, pero abusa bastante del recurso de romper la cuarta pared para que Enola se dirija directamente al espectador, al punto de que puede llegar a resultar hasta irritante en algunos momentos.

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Pero el mayor defecto de la película es el de no permitir que la audiencia entre en el juego, a pesar de que se busque de forma constante su complicidad. Si buena parte de las adaptaciones de Sherlock como las Guy Ritchie buscaban "engañarnos" para sorprendernos, Enola Holmes se conforma con guiñarnos el ojo a menudo mientras se despliega la narrativa ante nuestros ojos.

No nos van dando las piezas del puzle para encajarlas sino que nos descubre una y otra vez como testigos y nos quiere hacer cómplices, sin dejarnos entrar a resolver por nosotros mismos los misterios que propone. Esto es un lastre para el ritmo de la película, que en algunos momentos se hace un tanto pesado, con pasajes repetitivos y mensajes demasiado enfatizados.

Tenemos como trasfondo un momento tan apasionante como la reivindicación del voto femenino y la apertura de la sociedad inglesa a numerosos cambios sociales y en ese punto la película sí sabe aprovechar mejor sus bazas, aunque cometa también alguna que otra torpeza en forma de anacronismo solo justificable como licencia creativa.

Sea como fuere, Enola Holmes es un buen entretenimiento, muy encaminado al público juvenil y con una clara pretensión de lanzar un personaje femenino inspirador para las nuevas generaciones, que disfrutarán de la química de la actriz principal con Louis Partridge y el espíritu de aventura general de la propuesta, además del carácter rebelde y pícaro de Enola. Aquellos que por el contrario esperen un tono oscuro, más misterio y una historia más adulta, es probable que se queden con ganas de más.

Sobre si habrá secuelas, es pronto para elucubrar, sobre todo teniendo en cuenta la extraña política de Netflix para determinar sus renovaciones, pero hay material literario de sobra del que tirar y sumándole a la fórmula más humor e ingenio para hacer al espectador partícipe de la trama, no hay razón para que no seamos testigos de más aventuras de Enola en los años venideros.