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Crítica de Fahrenheit 451, la nueva película de HBO

Fahrenheit 451
Crítica de Fahrenheit 451, la nueva película de HBO protagonizada por Michael B. Jordan, Michael Shannon y Sofia Boutella y dirigida por Ramin Bahrani. Disponible en HBO España a partir del 19 de mayo.

Si habéis tenido entre las manos la novela distópica de Ray Bradbury escrita allá por 1953, seréis partícipes de la forma en la que aquel libro destilaba auténtico amor por la Literatura y el Arte a la par que nos alentaba a temer por nuestra libertad en un futuro tan aciago como plausible. "Es más fácil ser feliz que ser libre", podemos leer al comienzo de la nueva adaptación de Fahrenheit 451 que HBO España lanzará el próximo 19 de mayo y es ese el leit motiv que sirve para hilvanar el eje central de la narración.

¿Abrazamos el hedonismo, tapándonos los ojos o preferimos que la Literatura nos enfrente a nuestro yo más íntimo e imperfecto? ¿Nos abandonamos permitiendo que otros rijan nuestro destino o nos hacemos preguntas más complejas cuyas respuestas quizás no nos satisfagan?

¿No has leído la novela? ¡Corre, estás a tiempo!

Fahrenheit 451 nos sitúa en el futuro en el que hay brigadas de bomberos cuya función no es la de extinguir fuegos, sino la de quemar cualquier rastro de letra impresa. Formada institucionalmente, esta élite de agentes es moldeada desde la infancia con una Historia reescrita para justificar el expolio cultural que se salda con el sacrilegio de quemar obras únicas. La finalidad es evitar que la población "se distraiga" y sobre todo que se plantee cuestiones que podrían llevar a la gente a la insatisfacción y la zozobra.

Guy Montag (Michael B. Jordan) es uno de ellos y nunca se ha planteado por qué hace lo que hace hasta el momento en el que su mentor, Beatty (Michael Shannon) le presenta a Clarisse (Sofia Boutella), una mujer que le permitirá conocer cómo era el mundo antes de que comenzara la destrucción de los libros.

Espoleado por la curiosidad, Montag se decidirá a robar uno de esos libros que está llamado a destruir planteándose si en verdad serán tan perniciosos como le han hecho creer desde niño.

Blade Runner y 2001: una odisea en el espacio como inspiración

La sombra de François Truffaut es alargada y su adaptación de la novela de Bradbury del 66 introdujo algunos elementos que no estaban presentes en la novela, pero que de se convirtieron en emblemáticos por derecho propio. Hablamos de los hombres-libro, esa comunidad clandestina cuya finalidad era la de mantener vivo el legado literario por medio de la memoria.

Vivir es sufrir pero sobrevivir es encontrar sentido al sufrimiento

La adaptación de Ramin Bahrani y Amir Naderi recoge algunas ideas como ésta, pero sin hacerlas brillar desde su nuevo prisma y se enfrenta además a un problema a la hora de actualizar la novela: el salto en el tiempo. ¿Cómo reclamar el hipnótico placer de abrir un libro y dejarte llevar por las palabras en la era en de la digitalización masiva? Ver arder un libro te revuelve las entrañas; acabar con un disco duro extraíble a golpes, no. También se echa de menos una reflexión un poco más profunda acerca de la manipulación masiva a la sociedad, un eco en las calles que se separe un poco del caso particular que nos presentan y nos muestre las consecuencias de esta política radical en las personas. ¿A dónde nos llevaría una sociedad de la que se elimina el pensamiento crítico y divergente? ¿Se puede controlar a las masas creando enormes fakes que incluso generan una línea temporal falsa para justificar los usos y costumbres actuales?

Al situamos en un futuro que recuerda poderosamente a Blade Runner, en el que todo puede conseguirse chasqueando los dedos y donde las redes sociales se han adueñado del espacio de la intimidad, hay algo incompatible entre ese control férreo del Estado que se propone para subyugar a la sociedad por medio de la ignorancia y el acceso libre a la tecnología. Tenemos centros de realidad virtual, inteligencias artificiales al servicio de los ciudadanos (un trasunto femenino del Hal 9000 de2001: una odisea en el espacio) y enormes anuncios proyectados en los rascacielos que pueblan la fría ciudad. 

En contraste, los espacios cálidos corresponden a los lugares en los que se apilan libros que se pretenden salvar de la quema. El trabajo de fotografía de Kramer Morgenthau es de lo más interesante, contribuyendo con su paleta cromática a crear estados de ánimo en el espectador y atmósferas elocuentes. Bahrani también juega con las ópticas deformantes para dotar a algunos planos de personalidad propia.

Fahrenheit 451

La carga poética de esta película de HBO no la lleva el personaje principal, Montag, sino Beatty, su mentor, interpretado por un magistral (otra vez) Michael Shannon que consigue enfrentarnos a sus contradicciones y temores y erigirse así como una enorme amenaza para nuestro protagonista. El conocimiento te hace frágil, llega a expresar, y cuando estás confundido lo último que necesitas es tener que preocuparte de los dos lados de una cuestión. Reivindica así una suerte de felicidad ajena a la realidad tan ponzoñosa y traicionera que nos mete el miedo en el cuerpo (te recordará a Amon Goeth, a quien dio vida Ralph Fiennes en La lista de Schindler).

He ardido tantas veces que no sé dónde terminan mis heridas y empieza mi piel

Sin embargo, Fahrenheit 451 naufraga a la hora de mostrar como creíble el romance entre Montag y Clarisse: no hay química entre Michael B. Jordan y Sofia Boutella, cuyo rol es el de abrirle los ojos al primero: "los libros están aquí para recordarnos lo locos que estamos". El polo de Shannon es tan atractivo y cautivador, que la subversiva Clarisse no consigue constituir un anclaje tentador.

Hay muchísimos cambios respecto a la novela que se comprenden y funcionan y otros que sencillamente no tanto como es el caso del planteamiento del protagonista. Es un personaje completamente diferente y bastante más simple que hemos visto ya muchas veces.

Solo en momentos concretos y muy al final del metraje, Fahrenheit 451 consigue realmente ser emocionante y tocar al espectador de forma íntima, aunque solo el personaje de Shannon ya hace que merezca la pena ver la película con atención. Y las referencias literarias se amplían de forma notable, en el afán manifiesto del realizador de ser muy inclusivo tal y como se desprende del propio reparto. Como curiosidad, veréis arder en pantalla un texto del propio Bradbury.

VALORACIÓN:

La nueva adaptación de Fahrenheit 451 es lo suficientemente atractiva como para merecer un visionado, aunque altera de forma significativa la historia.

LO MEJOR:

El papel de Michael Shannon y su interpretación es lo más interesante de la cinta junto con la esmerada fotografía y la pulcra puesta en escena.

LO PEOR:

La banda sonora de Antony Partos y Matteo Zingales resulta de lo más insípida. Aunque Michael B. Jordan trabaja bien, su rol no termina de cuajar.
Hobby

70

Bueno

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