El fantástico caso del Golem viene a certificar que hay vida en el cine español más allá de las propuestas convencionales que asedian las carteleras.

Se trata de una propuesta inusual de cine independiente que viene con el sello autoral de Burnin' Percebes, el nombre artístico de la pareja creativa compuesta por Juan González y Nando Martínez que con ésta suman ya a su filmografía tres películas con duración de largometrajes junto a Searching for Meritxell (2014) y La reina de los lagartos (2019).

Fieles a su estilo y a sus actores fetiche, vuelven a recalar en el humor absurdo para orquestar una película en la que se dan cita Javier Botet, Bruna Cusí y un montón de secundarios de excepción como Luis Tosar, Tito Valverde, Anna Castillo o Roberto Álamo, si bien el protagonista es Brays Efe (Paquita Salas).

La películas nos presenta a Juan, un niño grande que se resiste a madurar y que una buena mañana contempla atónito cómo su mejor amigo se desploma desde su terraza, convirtiéndose en una figura de escayola que se rompe en mil pedazos.

Después de un suceso tan desconcertante, tratará de investigar qué le ha sucedido y a tirar del hilo en una caótica investigación que le llevará a conocer el algoritmo que rige en las muertes que se dan cada año y en una organización que crea sujetos a medida para abarcar las necesidades de sus clientes más complicados.

Poco a poco se va enfangando en lo que parece una sucesión de acontecimientos retorcidos y extraños que van a poner en riesgo su cordura.

El fantástico caso del Golem está llamada a ser una película minoritaria, a pesar de ser una de las propuestas más imprevisibles y refrescantes de cuantas han llegado a cartelera.

Mundos regidos por algoritmos locos

Puede que en algunas ocasiones tire en exceso de un humor interno difícil de interpretar y que descoloque más de lo que pretende, pero desde luego se sale de lo habitual y revitaliza un género poco cultivado metiendo en el saco humor gestual, surrealista y una cierta impostura respecto a lo políticamente correcto y los tópicos identitarios españoles, peajes que paga casi todo el cine comercial.

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Solo por eso, por su cualidad de disconformidad respecto a los estándares audiovisuales de tantas otras producciones empeñadas en gustar siguiendo los mismos patrones una y otra vez, El fantástico caso del Golem tiene un valor intrínseco muy a tener en cuenta. Es harina de otro costal que resulte más o menos divertida, porque su humor puede llegar a veces bastante incómodo.

También destaca el elenco en el que se dan cita desde valores en alza como figuras más que asentadas en la ficción española, todos ellos comprometidos al cien por cien con papeles que se salen de su zona de confort y les lanzan a desarrollar su vis cómica más alocada con caracterizaciones extremas y, a menudo, desnudos integrales.

Ojo, que la realización también tiene su mérito con planos bastante estudiados que le sacan partido a los pocos pero resultones escenarios, sobre todo el piso de Juan y las oficinas de su padre que aparentan ser laberínticas. Más allá de eso, la puesta en escena no está al servicio de la verosimilitud, ni falta que hace, como demuestran algunos chroma premeditadamente cutres.

En resumidas cuentas y sin contar demasiado de la película, El fantástico caso del Golem parte de lo que parece una bromo personal para ofrecer un producto peculiar. Los Burnin' Percebes son un caso de creadores muy libres de esos que te hacen preguntarte qué harían con un gran presupuesto... pero que, a fin de cuentas sacan lo mejor de sí mismos precisamente por tener que tirar de ingenio.