Crítica de Gen V temporada 1: el spin-off de The Boys consagra su fresca brutalidad

Han pasado cuatro larguísimos años desde que The Boys irrumpiera en el mercado televisivo golpeando de forma visceral los cánones por los que se había regido el cine de superhéroes desde el nacimiento del Universo Cinematográfico de Marvel. Un blip, pero no de Thanos. 

El Patriota y Carnicero se convirtieron en el nuevo paradigma superheroico. Con su deslenguado carisma y una representación cruelmente humana de la sociedad, Amazon Prime Video encontró su propia franquicia. ¿Cómo iban a dejar escapar la oportunidad de expandir su universo?

Gen V es el primer spin-off de acción real de The Boys: una historia completamente nueva con un reparto encabezado por los jóvenes Patrick Schwarzenegger, Jaz Sinclair, Chance Perdomo y Lizze Broadway que se esfuerza por mantener el humor y la violencia, pero con un enfoque más juvenil.

Situada en el mismo marco temporal que su predecesora, seguiremos a Marie Moreau (Jaz Sinclair) en su primer año en la Universidad Godolkin, un campo de cultivo de superhéroes en el que Vought sigue siendo el verdadero villano.

Una infancia traumática, la pérdida de control de sus poderes con mortales consecuencias para quienes la rodean y una hermana con la que sueña con recuperar el contacto; del paradigma clásico del héroe no se han desmarcado.

En Godolkin se encontrará con otros tantos jóvenes a los que sus padres inyectaron el V, ya fuese por intenciones egoístas o intenciones egoístas enmascaradas como preocupación por sus futuros. Amistades juveniles y relaciones sexuales; un poco de Euphoria con la salvaje perspectiva de The Boys.

Una cantera de Supers... y de ideas

Uno de los grandes atractivos del género sigue siendo descubrir no sólo en qué consisten los poderes de sus personajes, sino en la creatividad a la hora de explotarlos en pantalla.

Marie controla la sangre a placer como un arma líquida y mortífera, pero también nos presentarán héroes capaces de cambiar de género y ser indestructibles, otros que pueden manipular la mente con un susurro o la más común telequinesis al más puro estilo Magneto.

Godolkin es la principal cantera de Vought. La lista de los 100 mejores alumnos se renueva periódicamente, siendo su principal escaparate para conseguir representante, patrocinios y la atención de Los Siete; ese es el gran objetivo de Marie.

El primero en la lista es Golden Boy (Patrick Schwarzenegger), una suerte de Antorcha Humana que es capaz de poner en combustión su propio cuerpo, volar y, cómo no, destruir tus miembros con sus manos desnudas. No necesitaremos más que unos minutos para que nos salpique la sangre.

Este punto, uno que esperaba particularmente después de saber de la sinopsis de Gen V, se queda a medio camino. La universidad es un campo de batalla perfecto para ver el desarrollo y la evolución de los poderes de los alumnos y ojalá podamos ver más sobre ellos en próximas temporadas.

Como fan acérrimo de The Boys, estaba deseando atarme al sofá para devorar sus ocho capitulos de apenas 40 minutos de duración. Y, una vez más como fan de The Boys, el resultado es más que suficiente como para que espere con ganas una segunda temporada.

Con toda la capacidad comercial que la precede, limita con paciencia e inteligencia su campo de acción para ofrecer un conflicto terrenal que ni opaque ni se contradiga con The Boys, sino que lo complemente hasta confluir con él.

Vuelve a las intrigas sobre la corrupción en una corporación multinacional que domina a la sociedad mediante el control absoluto de la comunicación y la información amenazando con un poder absoluto. Lleva esto a la dirección de una universidad y tienes los cimientos de Gen V.

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Un aspecto positivo de cara a su comercialidad, sí, pero menos interesante para los que ya sabemos de las sádicas prácticas de Vought y su imperio de explotación. El marco universitario, además, podría haberse convertido en un campo de pruebas de creatividad que fuese una cantera de ideas para la serie madre, pero vuelve a jugar al juego de las apariencias y el maniqueísmo.

Nada que no hayas visto con Karl Urban y Antony Starr, siendo el carisma de los personajes y sus intérpretes el resorte que nos haga pulsar el botón de «Siguiente Capítulo». Mismo estilo, misma estética y misma hipervisibilidad de la violencia. Y vuelve a funcionar.

El primer episodio también puede ofrecer algunas dudas; compañeros de habitación, relaciones poliamorosas, celos y objetivos pueriles... Se esfumaran tan rápido haga aparición su calificación para adultos: penes explotando, brazos amputados, chistes negros sobre PewDiePie...

El cine de antihéroes es la respuesta

La base es la misma que hizo triunfar a The Boys, pero sin el agravante de la saturación que tanto ha lastrado a Marvel en el mercado — cuántos desearían pasarlo tan mal en taquilla a cambio del desprecio de Scorsese —.

Con la trama original en su punto de mayor interés, Gen V es el chocolate de media tarde para saciar el apetito hasta la cuarta temporada. Sigue siendo fresca, original y extremadamente actual. Sabe para quién escribe y, aunque esta vez apunte a un público más joven, abre los brazos para todo el público adulto sin sobrepasar los límites de la línea principal.

¿Puede verla alguien que todavía no haya visto The Boys? Sí, pero; los principales matices que enriquecen su universo están en el conocimiento previo sobre el compuesto V, Vought y las despiadadas prácticas mercantiles a las que están subyugados los «supers».

La Generación V es otro producto de éxito para Prime Video, y ya sabemos que no será el único. No tiene el carisma arrollador de The Boys, pero es un complemento excelente para disfrutar de su universo y los orígenes de los Supers. La respuesta al género de superhéroes sigue siendo el cine de antihéroes.