Crítica de Guardiana de dragones (Dragonkeeper), una adaptación juvenil a la altura

Buen material de base y talento para trasladarlo a la gran pantalla: Guardiana de dragones (Dragonkeeper) está ya amasando buenos números en taquilla y de forma justificada. Es más, sería maravilloso que la película le diera un buen empujón a la novela de Carole Wilkinson que adapta, acercando al público juvenil a la letra impresa.

La película es el producto de la colaboración entre España y China. Los animadores Salvador Simó Busom y Jianping Li han unido fuerzas para dirigir una película que en el apartado visual es deliciosa y está además aderezada por la preciosa banda sonora de Arturo Cardelús. Así que esta cinta de 99 minutos de duración entra muy bien por los ojos y los oídos.

Viaje a la China imperial

Guardiana de dragones nos traslada a China durante el dominio de la dinastía Han. Una niña que trabaja como esclava desde que fue encontrada siendo un bebé le salva la vida a un viejo dragón, y los dos escapan de su cruel amo transportando una misteriosa y valiosa piedra, que debe ser protegida a toda costa.

Juntos, emprenden un viaje épico a través de China, en el que tendrán que sortear peligros, enfrentarse al emperador, a los habitantes de otros pueblos y, sobre todo, huir de un despiadado cazador cuyo propósito es apoderarse de la piedra para entregársela.

Gracias a la ayuda del dragón, la pequeña Ping, predestinada a convertirse en guardiana de dragones, encontrará en su interior la fuerza (su chi) y el valor para realizar este peligroso viaje y hacer lo correcto. 

Uno de los aspectos que más llama la atención es que Guardiana de dragones no se dirige a un público muy infantil. Es una película apta para todos los públicos, pero hay ciertos mensajes que pueden resultar algo avanzados para los más peques.

De hecho, la novela está recomendada para mayores de 12 años, es decir, lectores jóvenes, con cierto nivel de abstracción y comprensión. Esto se debe a varias cuestiones: la primera de ellas, la ambientación de la historia. Puede resultar algo crudo para la audiencia más joven ver las condiciones de vida de los sirvientes, que son maltratados por sus señores.

Por otra parte, es una cinta bastante dramática en la que los villanos son verdaderamente terribles, al punto de resultar aterradores en ciertos momentos por su manifiesta maldad y su objetivo de matar a los dragones y arrebatarles su tesoro más preciado.

El contrapunto lo ponen los dragones y la propia Ping, un personaje diseñado para que los niños se sientan identificados de inmediato y que tiene un ratoncito como mascota que se une a la extensa galería de acompañantes de héroes y heroínas infantiles en películas de animación.

Dragonkeeper tiene los ingredientes principales bien delimitados: es emocionante, es entretenida y es bella como obra audiovisual, cuidando mucho el realismo de los fondos y las referencias estéticas. Es por tanto una buena oportunidad para acercar, como decíamos, al público joven a una obra literaria de calidad mientras se va educando su mirada.

Por ahora, está en el cuarto puesto del top 5 de recaudación de la taquilla nacional y el próximo puente de mayo puede suponerle un empujón interesante. Pero es importante que el público que acuda a la salas tenga claro que es un cine que se aleja del ritmo y de la forma de hacer de las cintas anglosajonas.

Celebramos la diversidad, la variedad y salir del bucle de los calcos (hay películas que parecen hechas con el piloto automático y la plantilla sin que aparezca ni la más mínima originalidad), teniendo en cuenta que nos va a hacer salir de nuestra área de confort. Es probable que requiera un diálogo explicativo a su finalización para darle forma a los mensajes que arroja.