Crítica de Hotel Transilvania: Transformanía, la nueva y loquísima entrega de la saga

En los últimos años Sony Animation se ha ido ganando con un ritmo constante y a pasos agigantados el convertirse en uno de los estudios de animación occidentales a tener en cuenta en el panorama. 

El año pasado nos dejó maravillados con su Los Mitchell contra las máquinas y también nos ha dejado maravillados al trailer el Multiverso de Marvel a la gran pantalla con Spider-Man: Un nuevo universo... pero para que estas pudiesen correr, primero tuvo que caminar Hotel Transilvania. 

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Y es que la saga monstruosa capitaneada por el legendario Genndy Tartakovsky ha regresado con una nueva entrega. Originalmente, Hotel Transilvania: Transformanía tenía su estreno previsto en cines, pero finalmente la pandemia llevó a que la comedia de animación se haya estrenado directamente en Prime Video este 14 de enero. 

Para esta cuarta película, Tartakovsky sigue ejerciendo como productor y desarrollador de la historia, aunque en esta ocasión, la dirección de la película ha recaído en manos de Derek Drymon y Kennifer Kluska.

Todo parece ir bien en el Hotel Transilvania, aunque ciertos eventos hacen que Johnny comience a preocuparse sobre su papel en la familia y si algunas cosas serían más fáciles si fuese un monstruo en vez de humano.

Así que con la ayuda del Van Helsing y su Rayo Monsterficador consigue convertirse en un monstruo lleno de escamas... aunque por desgracia el rayo termina afectando a más gente. En concreto, Drácula es transformado en humano y pierde todos sus poderes, al igual que sus amigos. 

Para poder recuperar sus verdaderos cuerpos, Drac y Johnny se embarcan en un viaje a Sudamérica, donde un poderoso cristal podrá devolverles a su forma original antes de que sea tarde y las transformaciones sean permanentes.

La cuarta película de la franquicia recupera al reparto casi al completo de personajes, con un elenco encabezado en su versión original con Andy Samberg como Jonathan, Selena Gomez como Mavis, Kathryn Hahn como Ericka, Steve Buscemi como Wayne, David Spade como Griffen, Keegan-Michael Key como Murray y Brian Hull como la nueva voz de Dracula.

Precisamente el que cada nueva película haya ido sumando más miembros a su reparto nos hace encontrarnos con un número bastante grande de personajes, y hay que reconocer a los creadores que hacen auténticos juegos malabares para darles tiempo en pantalla a cada uno. 

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Sin embargo, aunque Drac y Jonathan tienen tiempo de sobra de brillar, e incluso el grupo de amigos monstruosos de Dracula también tienen sus momentos, por desgracia hay muchos personajes que terminan no aportando nada y quedan relegados a un plano muy, muy secundario.

Esto se aplica sobre todo a los personajes secundarios, y en especial a Mavis y Ericka. Ambas en teoría son personajes importantísimos dentro de la historia y apenas terminan siendo desarrolladas, si no que quedan un poco más al margen de todo lo que está pasando. 

También, al ser ya la cuarta película de la franquicia,Hotel Transilvania: Transformanía se encuentra con el problemón de que muchos de los conflictos que nos plantea, o simplemente las tiranteces que vemos en pantalla, son cosas que ya se han planteado en las películas anteriores o que incluso se habrían medio resuelto.

 A pesar de la falta de originalidad y el abuso de clichés en algunos frentes (como los números musicales innecesarios), la comedia de animación monstruosa de Sony consigue compensar y de sobra en otros. 

Sigue siendo una película muy disfrutable y divertida, con un tono gamberro y ligero que sigue confiando en su humor slapstick y todo el maravilloso worldbuilding que ha creado. No solo eso, si no que los personajes se mantienen fieles a su esencia y dan lo mejor de ellos mismos en todo momento.

Hablando del humor slapstick, precisamente el estilo de animación explota cada detalle al máximo. Desde Sony Animation han hecho todo un arte en eso de adaptar técnicas de la animación 2D tradicional al CGI, y el resultado brilla notablemente en la película.. 

Esto se nota especialmente en las transformaciones de sus personajes, en cómo actual y se mueven y en cada detalle que han vertido los animadores en ellos. Además, hay una especial atención al color, con contrastes brillantes y vibrantes que diferencian perfectamente cada etapa por la que pasamos en la aventura de Drac y Johnny.

Sí, la cuarta película no es la mejor de la saga de Hotel Transilvania, pero resulta una muy buena mejora frente a su predecesora, en especial en cuanto al ritmo y los golpes de humor, así como lo novedoso de la trama... Por que sí, ver cómo el Rayo Monsterficador la lía y afecta a cada personaje es uno de los puntos más curiosos de Transformanía.

Es una película que te deja con una sonrisa en la cara y que te saca la carcajada en más de una ocasión, con un tono muy positivo que es perfecta para divertir a toda la familia. Es una película de monstruos perfecta para introducir los más pequeños al género y con las dosis justas de humor y maldad para los más mayores.