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Crítica de Identidad borrada, con Nicole Kidman y Russell Crowe

Identidad borrada
Identidad borrada (Boy Erased) es un drama biográfico escrito y dirigido por Joel Edgerton en base a las memorias de Garrard Conley. La película, que se estrena el 5 de abril de 2019, está protagonizada por Lucas Hedges, Nicole Kidman y Russell Crowe.

No es un visionado fácil, pero sí lo suficientemente delicado y atento como para elevarse a muy recomendable: Identidad borrada (Boy Erased), es un drama biográfico escrito y dirigido por Joel Edgerton, en base a las memorias de Garrard Conley, un hombre que fue sometido en su juventud a un proceso de conversión para tratar de eliminar en él su identidad sexual.

Descubre el libro "Boy Erased" en el que se basa la película

Las sesiones de "terapia" consistían en un variado número de ejercicios que iban desde la corrección postural para parecer más rudo y masculino hasta la búsqueda de conductas tildadas como aberrantes en el seno de la familia y que iban desde la ludopatía hasta el alcoholismo o el consumo de pornografía. A la postre se trataba de sentir vergüenza de uno mismo y de sus propias raíces para generar una culpabilidad que llevara a una supuesta redención, vivida como una suerte de resurrección.

Puede que, a día de hoy, esta película dramática nos suene un poco a chino, pero cuando vives en Alcalá de Henares y solo oyes el nombre de tu ciudad en los telediarios cuando abre la boca el obispo para acaparar titulares en los que, en pleno siglo XXI, sigue tildando la homosexualidad como una enfermedad y aspira a dar "cursillos para dejar de ser homosexual" (ilegales y clandestinos, para mayor oprobio), es fácil darse cuenta de que esta triste realidad está lejos de perderse en el tiempo y que todavía hay y habrá numerosos conflictos (no solo religiosos, sino también políticos) a cuenta de algo tan íntimo y relacionado con la identidad de las personas como su sexualidad, y que esto seguirá salpicando a personas inocentes en pleno proceso de maduración que les puede reportar un enorme sufrimiento.

Pero sentir una inmensa vergüenza ajena por tamaña falta de conocimiento (y hasta podemos decir que de asesoramiento médico), no es suficiente y eso es lo que ha debido pensar Joel Edgerton para lanzarse a adaptar y dirigir Identidad borrada: una película que sirve como denuncia, pero que a la vez también tiende puentes y habla del amor mucho más allá de su concreción física, abordando también con extrema cautela otros aspectos como el enamoramiento, las primeras experiencias y las relaciones entre padres e hijos. Ojo, porque también retrata los abusos sexuales y las nefastas consecuencias de la negación impuesta así que no es un relato acomodaticio ni superficial.  

Y es que otra de las grandes lecciones que nos da la película, que debería ser de visionado obligatorio para abrir la mente a más de uno, es que la represión engendra monstruos. Que solo se puede empezar a construir desde la aceptación de uno mismo y que la concepción de la sexualidad y de la familia se está abriendo a nuevas posibilidades, porque las relaciones humanas son complejas y no tienen por qué atenerse a una norma predefinida por defecto. En el caso que nos ocupa, hay un fuerte choque entre fe y naturaleza. La fe la puedes elegir, la naturaleza no.

Para que Identidad borrada funcione tan bien como lo hace, es necesario un cuerpo interpretativo excepcional y el casting de la película es, en ese sentido, incontestable. Es fácil identificarse con el contenido Lucas Hedges en el rol protagonista, pero es que Russell Crowe y Nicole Kidman no podrían ser mejores elecciones para dar vida a sus padres.

Si nos quejábamos de ver a la actriz excesivamente disfrazada en Destroyer, hay que decir que en esta película está también muy caracterizada, pero que es muchísimo más creíble. Y es además su personaje al que vemos evolucionar más en pantalla, dado que no comprendemos el proceso por el que pasa hasta el final de la cinta.

Respecto a la correcta realización de Joel Edgerton, poco podemos añadir, salvo que se nota que es su segundo largo y que asume pocos riesgos a la hora de emplazar la cámara y narrar las escenas clave. Lo más interesante de la película es la historia y prescinde de excesos y artificios. A fin de cuentas, no los necesita, pero sí que es cierto que hace de esta película un trabajo algo más impersonal. La razón puede ser la de huir del sensacionalismo, algo que se agradece. Un punto de vista más frío y maduro es lo ideal.

VALORACIÓN:

Drama íntimo bien enfocado y dirigido que bucea en una de las barbaridades que a día de hoy se siguen haciendo: pretender borrar la identidad sexual de las personas. Necesaria para sensibilizar y demostrar que de la represión solo nacen monstruos.

LO MEJOR:

El reparto brilla sin excepción y la profundidad emocional de los pasajes más íntimos. La evolución del personaje de Kidman que muta en pantalla.

LO PEOR:

Que haya personajes secundarios que no se desarrollen más y contribuyan a abrir aún más el abanico de realidades que abarca la película.
Hobby

80

Muy bueno

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