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Crítica de Jeffrey Epstein: asquerosamente rico, la miniserie documental más vista en Netflix

Jeffrey Epstein: asquerosamente rico
Crítica de Jeffrey Epstein: asquerosamente rico, la miniserie documental más vista en Netflix dirigida por Lisa Bryant que muestra el modus operandi de un depredador sexual.

Posicionado en el número 1 de los contenidos más vistos de la plataforma NetflixJeffrey Epstein: asquerosamente rico está causando verdadera expectación en nuestro país y, a poco que indaguemos en el comportamiento de las redes sociales en los últimos días y comprendamos la gravedad de los sucesos que están teniendo lugar en Estados Unidos, las conexiones del magnate financiero con el actual presidente Donald Trump y otras muchas figuras públicas de enorme poder como Bill Clinton, el príncipe Andrés (duque de York) y las recientes amenazas de Anomymous con destapar información clasificada vinculada a redes de pedofilia internacional, no es de extrañar.

Si eres un lector informado que ha seguido la actualidad, en realidad el mayor interés que puede tener el documental para ti es el humano: dejar que sean las víctimas de los abusos quienes cuenten qué les ha sucedido y cómo se sintieron cuando después de muchos años de ninguneo un juez les permitió declarar, es conmovedor porque al menos resarce en parte su dignidad. Tengamos en cuenta que muchas de ellas fueron captadas e intimidadas en plena pubertad y que han soportado entre otras cosas que se las tache de prostitutas.

Por lo demás, siguen sin aclararse las extrañas circunstancias en las que Epstein apareció ahorcado justo después de firmar un nuevo testamento que hace imposible resarcir a las víctimas de forma económica y justo antes de ser procesado, evitando una vez más hacer frente a las consecuencias de sus actos.

Jeffrey Epstein: asquerosamente rico es el típico documental que te indigna y te remueve pero que también te hace sentir impotente y te deja con más dudas que al principio, sobre todo de cara a la aparente inoperancia del sistema para proteger a quienes más lo necesitan. Da la sensación de que todo puede comprarse y que se pueden contar con los dedos de una mano las personas implicadas en la investigación que han querido y podido llegar hasta el final. 

De forma adicional, no vas a encontrar ningún tipo de tranquilidad en la narración por diversos motivos. El primero de ellos es que no consigue calar en la figura de Epstein. Tan solo conseguimos que por medio de unas pinceladas veamos cómo consiguió medrar sin tener siquiera unos estudios universitarios administrando fortunas ajenas.

Tanto quienes hablan de él en un sentido positivo (se queda bastante solo su abogado defensor, cuya honorabilidad está en entredicho, como poco, por el evidente conflicto de intereses y testimonios que lo sitúan en la afamada isla privada de Epstein) como quienes lo hacen en un sentido negativo concuerdan en afirmar que tenía una personalidad narcisista y un innato encanto para calar a las personas y manipularlas a su antojo, rasgos que compartía con su amigo Harvey Weinstein, que sigue acumulando denuncias en su contra, por cierto.

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El segundo motivo por el que tendréis más bien motivos para sentiros inquietos es que la investigación del documental tampoco nos lleva a esclarecer qué tipo de relaciones mantenía con figuras influyentes, poderosas y tan asquerosamente ricas como él. La cortina de acero sigue tendida y el secretismo se mantiene: desde el mutismo de su expareja hasta el de sus empleados con una única excepción, un antenista que renunció a su puesto en 2006.

Jeffrey Epstein: asquerosamente rico podría parecer una obra que juzgara al personaje, en parte, por el hecho de ser rico, así que podemos decir que la coletilla es desafortunada. Lo asqueroso no es su indecente nivel de ingresos y solvencia económica sino que lo usara para tapar delitos y abusar de su situación de poder. ¿Cuantos cómplices son necesarios para articular semejante trama? 

Si bien ciertos aspectos quedan sobradamente retratados, como la forma de Epstein de actuar con sus víctimas, su obsesión con el control y sus redes de captación de menores vulnerables, nunca queda claro por qué razón no se ha procesado a Ghislaine Maxwell o qué impide que se siga tirando del hilo para desmantelar la que podría ser una enorme red de prostitución de menores de alcance internacional.

Y aquí hay hechos que dan para una novela de misterio y hasta hacen que la realidad haga palidecer a la ficción, como el contenido de su caja fuerte en el que se hallaron diamantes, falsos pasaportes y material gráfico de menores desnudos.

En fin, es tal secretismo que es uno de esos casos en los que parece que nunca llegaremos a conocer la verdad, lo que alimenta toda clase de teorías de la conspiración en las que se funde lo cierto con lo especulativo y que en pleno apogeo de las fakes news nos lleva de cabeza a un rompecabezas irresoluble. Puede que haya verdades que solo se conozcan cuando a alguien le convenga, lo que hay bajo la punta del iceberg solo podemos intuirlo.

VALORACIÓN:

La miniserie documental pone el acento en la flagrante manipulación que Epstein conseguía ejercer a su alrededor y al altísimo número de víctimas a las que consiguió agredir de una u otra manera aunque no consigue arrojar luz sobre su figura o las personas que le apoyaron o participaron de sus delitos.

LO MEJOR:

Que se escuche la voz delas víctimas y que por medio del documental se reponga su dignidad tras años de lucha personal y orfandad institucional.

LO PEOR:

Al finalizar la serie tienes las mismas dudas que al principio: no consigue realizar una investigación profunda de pasado de Epstein o sus contactos.
Hobby

75

Bueno

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