Crítica de Lamb, la propuesta de A24 que se alzó, de forma inexplicable, en Sitges

Aunque así de primeras el nombre de Valdimar Jóhannsson no os suene de nada, habéis disfrutado mucho de su trabajo, dado que ha desarrollado una prolija carrera como diseñador de efectos especiales dándoles forma a los de películas como Banderas de nuestros padres, Prometheus, Transformers: la era de la extinción, Fast & Furious 8, Rogue One o La guerra del mañana

También ha sido formado parte de los equipos de cámaras y eléctricos en series como Juego de tronos.

De hecho, uno de los puntos fuertes que indiscutiblemente tiene Lamb es ese: los efectos especiales y los trucos de cámara funcionan a la perfección.

La película nos desplaza a una aislada granja en Islandia donde una pareja trata de sobrellevar el duelo por la muerte de su hija entregándose en cuerpo y alma a los quehaceres del día a día: se dedican a la crianza de ganado y al labrado de sus tierras.

Mientras que Ingvar se muestra algo distante, Maria aplica sus conocimientos de veterinaria para cuidar a las ovejas y asistirlas en los partos. 

Sus vidas dan un giro radical cuando una de las reses alumbra una criatura híbrida de forma inexplicable. Maria y Ingvar van decidiendo sobre la marcha qué hacer para protegerla, sobre todo cuando Pétur, el hermano de Ingvar, se presenta de improviso en la granja perturbando su pequeño oasis de felicidad.

El nominado al Oscar por su trabajo en Bailar en la oscuridadSjón y el propio Valdimar Jóhannsson se encargan de escribir un guión muy sencillo y contemplativo, en el que más de dos tercios de la cinta discurren sin mayor novedad, mostrando la vida cotidiana de la granja y dejando que sean los gélidos paisajes los que hablen por sí mismos y doten de ambientación a esta historia.

La estrategia, según parece, es mantener al espectador al borde del aburrimiento para golpearlo a última hora con un giro de guión inmenso que lo cambia todo. Es más, el eje mismo de Lamb parece ser darle una vuelta de tuerca a las leyes de la naturaleza haciendo que se subvierta el orden establecido según el cual el ser humano hace y deshace lo que quiere respecto al animal.

Elucubrando (porque la película da poco más de sí) habrá quien opte por interpretar que su desenlace entronca con el horror folklórico, algo que es más fruto de la necesidad de darle un sentido al metraje que a una realidad dado que, por más que quiera aludir o hacer mención a las leyendas islandesas, no desarrolla esta vertiente.

Tampoco ninguna otra relacionada con la religión, que es la referencia inmediata que se nos viene a la cabeza como buenos occidentales de tradición judeocristiana salvo que interpretemos los actos de la protagonista como un pecado que deviene de su necesidad de volver a sentirse madre aunque sea de forma antinatura y, por tanto, el final como un castigo "divino". 

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En cualquier caso, como decíamos, todo eso lo tiene que poner de su parte el espectador porque la película es voluntariamente críptica y áspera a la hora de cortar por lo sano. En todo momento da la sensación de que su premisa es una buena idea para un cortometraje, pero que hay que alargar de forma excesiva para alcanzar el largo.

La actriz sueca Noomi Rapace se entrega a la cinta de forma encomiable. De hecho, incluso habla en islandés, lengua que aprendió de niña y no es nada sencilla, además de demostrar una soltura increíble en las tareas que desempeña su personaje en la granja, de modo que no es de extrañar que haya conseguido premios dando vida a Maria.

Ella sola sostiene una película que de otra forma caería por su propio peso por su falta de discurso y su carencia de enjundia.

Eso sí, Lamb ha llamado la atención: se alzó con el premio a la originalidad en Cannes y en Sitges se ha destacado en el palmarés como la mejor película del certamen (premio muy discutible a tenor de otras propuestas presentadas) además de reconocer el trabajo, ahora sí que inapelablemente brillante de Noomi Rapace al frente del reparto.

También habría que destacar la fotografía de Eli Arenson y la capacidad que tienen ciertos pasajes de hipnotizarnos congraciando lo imposible con lo que vemos en pantalla, lo que nos lleva a preguntarnos qué es lo que nos hace humanos y nos distingue de los animales...