Hay películas que no se las recomendarías ni a tu peor enemigo y luego están proyectos como Por tus muertos, que trasciende más allá de esa premisa. Son 94 minutos de pasar una intensa vergüenza ajena en los que no funciona ni un solo gag humorístico. 

El otro plano, al margen del cómico, que quiere explotar es el de la nostalgia ochentera, pero lo hace de una forma tan casposa y cutre que resulta imposible quedarse con algún mensaje. La película, de hecho, se enquista en lo más bochornoso de las bandas de rock del momento incluyendo toda clase de bromas de mal gusto relacionadas con el abuso del alcohol y las drogas y la promiscuidad.

Es, además, una película en la que se nota que hay un endeble diseño de producción para mantenerse en pie: va tan justa de medios que parece incluso que está sin acabar y el montaje deja mucho que desear.

Desfase tardío

Por tus muertos nos presenta a Miguel, el que fuera líder de una banda musical que experimentó una fama bestial en el pasado y que ahora tiene que conformarse con vender flautas a los colegiales que van a su tienda de música.

Estuvieron a punto de petarlo tras el lanzamiento de su primer y único LP, titulado "Por tus muertos", pero justo antes de alcanzar la gloria se disolvieron.

Un buen día, se le presenta una oportunidad muy jugosa que no podrá rechazar. Ordúñez, un famoso productor musical, le pone una clara condición: si vuelve a reunir a los Metralla por última vez para un concierto multitudinario en el Palacio de Madrid podrá grabar un disco en solitario, en el que lleva años trabajando. 

Pero no será fácil, porque han pasado por ellos treinta años. "El pollo", con quien se disputaba los focos en el pasado, está ya en las últimas, Valen tiene un grave problema de ludopatía y se niega a madurar y Janis, la cantante, es ahora profesora de Filosofía y vive ajena al mundo de la música.

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El primer problema de Por tus muertos es que no hay una noción exacta de qué clase de película quiere ser. Meter dos temas de bandas archiconocidas como el "Vamos muy bien" de Obús y tres canciones contadas creadas exprofeso para la película no la convierte en un musical, pero tampoco en una cinta-homenaje a la altura de las expectativas más básicas. 

Sobre el papel, pintaba como la ocasión perfecta para crear una comedia gamberra sazonada de temazos que hicieran justicia al poderío de las bandas de rock urbano que tenían una legión de seguidores.

La intención de Sayago Ayuso (que se reserva un cameo para él y para el Pirata de Rock FM), es buena, pero el resultado se queda muy lejos de esta idea: empezando por la elección del reparto y terminando con un guión indefendible que tira por el derrotero del drama personal y un romance pavisoso, predecible y anticlimático que termina por sepultar la película en su último tercio.

El único que parece en su salsa, completamente desprejuiciado y haciendo lo que le da la real gana, es Jorge Sanz, cuyo aspecto y comportamiento sí que se corresponde con el de una vieja gloria pasada de vueltas.

En el aire quedan temas que sí habría merecido la pena tocar con algo más de profundidad: como las segundas oportunidades que nos brinda a veces la vida, la posibilidad de materializar los sueños no cumplidos y de buscar la realización personal reconciliándose con el pasado y habiendo aprendido algo del viaje.

Por lo demás, Por tus muertos tiene el nivel de calidad que promete el cartel de la película. Por una vez, las aparienciencias no engañan.