Crítica de Noche de juegos, con Jason Bateman y Rachel McAdams

Noche de juegos (Game Night) es un soplo de aire fresco: hacía tiempo que no veíamos una película tan despreocupada de sí misma más allá de la intencionalidad de hacer pasar un buen rato al espectador: sin moralinas, sin dramones de trasfondo y sin zarandajas.

Maneja muy bien los tiempos (con solo eventuales bajadas de ritmo) y las expectativas del espectador, al que sorprende con varios giros de guión de lo más ingeniosos.

El secreto del éxito está en un guión más ocurrente de lo que es habitual en el género, bien ejecutado y salpicado de principio a fin de referencias cinéfilas que encandilarán a los más puestos en la materia. Hay referencias hasta a a los personajes de Marvel Iron Man y Hulk..

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Hay que tener en cuenta que, entre otras cosas, cuenta con un presupuesto bastante abultado de 37 millones de dólares y un grupo de actores que desprenden complicidad. Especialmente, la pareja protagonista, a la que nos presentan en un frenético prólogo. Se encargan de darles vida Jason Bateman, con el que hacía tiempo que no nos reíamos tanto y Rachel McAdams que explota su vis más cómica como nunca antes.

Ellos son en Noche de juegos Max y Annnie y están hechos el uno para el otro. Son una competitiva pareja que se conoce en una noche de juegos y que pasados los años siguen organizando veladas en las que las pruebas, la mímica y "jugar a las películas" siguen siendo las opciones estrella. Al parecer antes del rodaje ambos actores hicieron su propia "noche de juegos" para conocerse mejor en la que los protagonistas fueron el Cluedo y Joking Hazard, si bien en 2009 ambos coincidieron en La sombra del poder.

Un día deciden dar un paso más en su relación engendrando un hijo, pero lo cierto es que surgen dificultades para Max: parece ser que sufre un fuerte estrés desde que se entera de que su hermano, un triunfador, va a regresar a la ciudad. Su entrada en escena no puede ser mas traumática: lo deja en ridículo aireando su pasado y de paso se gana la animadversión de Annie. ¡Y es una caja de sorpresas! Decide organizar una nueva noche de juegos en su mansión para lo cual contrata a una empresa que organiza secuestros ficticios. Entre todos los asistentes a la cena, tendrán que seguir las pistas para descubrir el paradero de su anfitrión... Aunque nada es lo que parece en un principio.

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Noche de juegos es una comedia de acción sorprendente y dinámica en la que la intromisión de la realidad en la ficción guía la propuesta narrativa del guionista Mark Perez, que sigue con su jocoso tono incluso en los títulos de crédito finales.

Del reparto hay que destacar a los televisivos Jesse Plemmons y Billy Magnussen, que han coincidido recientemente en el episodio "USS Callister" de la cuarta antología de Black Mirror. Sus personajes son geniales, pero es que los dos además los defienden de forma arrolladora.

Son bazas ganadoras la música de Cliff Martinez en la que se incluyen temazos como "Don't Stop Me Now" y "We Are The Champions"de Queen o "Saddest Tale" y "East St. Louis Toodle-Oo" de Duke Ellington y el acertadísimo montaje. Es responsabilidad de de David Egan, Jamie Gross y Gregory Plotkin (implicado también por cierto en la edición de cintas que el año pasado pisaron fortísimo como Feliz día de tu muerte y muy especiamente Déjame salir).

Respecto a la dirección, Noche de juegos viene de los mismos creadores que nos ofrecieron Vacaciones en 2015: Jonathan J. Goldstein y John Francis Daley y hay que señalar que tienen buen pulso a la hora de rodar introduciendo hasta un falso plano secuencia que no debió ser nada fácil de planificar. ¿Nuestro consejo? Esperad a ver la escena postcréditos, merece la pena. Como sugiere el título, la película es un jugueteo constante con el espectador. Y para qué negarlo, no cuesta nada entrar en la partida.