¿Hace una de miedo? The Offering, el segundo largometraje de Oliver Park tras su debut en el largo con A Night of Horror: Nightmare Radio en 2019 tiene la firme intención de ponernos los pelos de punta desde el primer segundo como atestigua una secuencia introductoria que sirve de aperitivo para lo que vamos a ver.

El guión es obra de otro principiante, Frank Hoffman, que da forma a una historia que tiene como principal foco de atención un demonio femenino llamado Abyzou. Como suele suceder con los relatos mitológicos se puede trasladar a diferentes zonas y credos: se trata de una figura femenina que provocaba abortos, muerte prematura de bebés y tragedias similares, de ahí su apodo de "robaniños".

La película nos presenta en primer lugar a un hombre practicando un rito, al parecer con la intención de comunicarse con su fallecida esposa. Sin embargo algo va mal y el espíritu maligno con el que está en contacto queda atrapado en su interior y él termina suicidándose.

La comunidad hebrea de Brooklyn lo traslada a una funeraria de forma provisional donde se preparará el cuerpo. Se encuentra en el sótano de la casa de un hombre que acaba de recibir la visita de su hijo y su esposa, ambos no creyentes ni practicantes de la religión judía.

Art y Claire se presentan con la idea de estrechar lazos y recuperar las relaciones perdidas por esas desavenencias religiosas pero no solo no encuentran un ambiente hostil sino que son recibidos con los brazos abiertos.

Sin embargo, el traslado del cadáver iniciará una serie de sucesos inexplicables que trastocarán su tranquilidad y les harán sentirse en peligro.

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Pero... ¿de qué va la película? Buena pregunta...

El mayor problema de The Offering es que tiene claro cuál es su cometido: hacer pasar un mal rato a la audiencia pero no tiene ni la más remota idea de qué historia quiere contar. La mitología es confusa, la trama aún más y lo único que es constante es la búsqueda de los saltos en la butaca, la mayor parte de las veces obtenidos de forma facilona.

Dicho de otro modo no se explica el por qué de la amenaza, por qué hay que seguir ciertos pasos para neutralizarla o cuál es siquiera el objetivo de la entidad demoniaca que unas veces es letal y otra aburdamente juguetona.

El desarrollo de los personajes tampoco es uno de los fuertes de la película: su comportamiento a menudo es absurdo y, en concreto al protagonista, dan ganas de abofeterarlo por lo poco eficiente que es haciendo lo poco que hace.

La fortaleza de la película está en la puesta en escena: el diseño de producción aprovecha el folklore hebreo no tanto para el desarrollo de la película porque no explica nada (y debería, como hicieron antes películas como The Vigila la que se parece "un poco demasiado") como para la composición de ambientes realmente escabrosos que ponen los pelos de punta.

En este sentido la dirección artística y la fotografía apuntan en el sentido correcto, con pocas localizaciones, pero bien explotadas gracias a recursos como los reflejos, las bajas luces y la textura de la imagen.

El raccord por desgracia vuelve a ser un problema... y de los gordos, porque si en una película de terror no puedes evitar fijarte en detalles como estos es que no estás dentro de la narración.

En resumidas cuentas The Offering es una película con muchas carencias. La mayor de ellas: la ambición. No consigue crear nada nuevo ni original y, para mayor escarnio, tira de efectos digitales cuando menos debe: en los momentos álgidos en los que menos habría sido más. Cada incursión de CGI le resta efectividad a la propuesta y relaja la tensión, de modo que el ritmo es muy irregular.

¿Sirve para pasar un mal rato? Oh, sí, desde luego, el terror a menudo es un terreno agradecido, pero quien busque una propuesta verosímil, de las que calan hasta los huesos, van a ver que The Offering se les queda corta. Los botes en la butaca están segurados pero esta Abyzou no se va a colar en nuestras pesadillas ni a hacernos mirar debajo de la cama. Con el mal rollo que da el concepto.