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Crítica de Oscuro deseo, el nuevo thriller erótico que causa furor en Netflix

Oscuro deseo
La nueve serie tipo thriller erótico de Netflix nos llega desde Mexico para presentar una historia donde nada es lo que parece. ¿Qué pasó realmente en Oscuro deseo?

Uno de los mayores filones recientes del catálogo de Netflix ha sido el de los thrillers eróticos, esas historias en las que el "dar a tu cuerpo alegría, Macarena" y los crímenes se dan la mano en un cóctel de morbo irresistible para muchos. Hace poco, la (espantosa) película 365 días supuso un pelotazo, cuya jugada quiere revivir esta nueva serie llamada Oscuro deseo. Una serie que, por suerte, tiene mucha más historia que contar y bastante más clase.

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La historia de Oscuro deseo gira en torno a Alma, una profesora universitaria casada con un juez de éxito, que vive atormentada porque su matrimonio ha perdido el diálogo y la pasión desde hace años. Un día, tras una escapada con su amiga Brenda, Alma acaba liándose con Darío, un chico mucho más joven de ella, muy atractivo pero del que apenas sabe nada. Un día después de esa noche de pasión, una persona clave en la vida de alma aparece muerta en su bañera, en lo que parece un suicidio. Sin embargo, Estaban, el policía cuñado de Alma, sospecha que hay algo mucho más macabro detrás...

Así arranca esta nueva producción original de Netflix que nos llega desde México, que cuenta con la presencia de Maite Perroni (actriz y cantante de bastante éxito en México, que quizá recordéis de la serie Rebelde) y con unos buenos valores de producción como baluartes para llamar la atención del público general. Bueno, eso y que hay mucho "ñiqui-ñiqui" en la serie, claro. Por alguna razón, los responsables de Oscuro deseo son incapaces de hacer que transcurra un solo episodio sin el correspondiente minuto de escena de sexo. Suelen ser más o menos explícitas, aunque lejos del más gusto que demostraba 365 días. Sí, lo sentimos, no conseguimos quitarnos esa película de la cabeza.

Las escenas subidas de tono no suponen un problema per se (a fin de cuentas, estamos viendo eso, un thriller erótico), pero es cierto que su mayor abundancia en los primeros episodios pueden dar una impresión equivocada en el espectador. Al principio, puede parecer que la historia gira principalmente sobre cómo Alma se ve irremediablemente atraída por Darío aunque sabe que no le conviene, pero si tenemos paciencia y aguantamos algunos capítulos (ojo, que son 18 episodios, de algo más de media hora cada uno), comenzaremos a ver cómo se desenreda una madeja mucho más compleja e interesante.

Poco a poco, la parte más pasional va cediendo terreno a la faceta criminal, en un juego de humo y espejos donde todos los personajes tienen algo que ocultar y donde no faltan los secretos, las traiciones, los "agentes dobles" y los crímenes más crueles.

Oscuro deseo

Esa faceta de misterio (¿quién mató a ese personaje? ¿qué mostraba ese DVD que falta entre las pruebas? ¿dónde estuvo ese otro personaje aquella noche?) consigue ir calando poco a poco y, aunque está claro desde el principio que la serie tiene un cierto aire a telenovela (pero muy bien grabada y actuada), no podemos resistir la tentación de ver un capítulo más para comprobar si nuestra sospecha sobre algún personaje era cierta.

Oscuro deseo es muy consciente de la intriga que causa en el espectador y por ello juega al despiste en mucha ocasiones... Quizá demasiadas. Es excesivamente común el recurso de alguna revelación o asesinato gordísimo que segundos después demuestran haber sido un sueño, al igual que sucede con la presencia de pistas falsas que no llevan a ningún lado.

Oscuro deseo

Está claro que en una serie de suspense estos ingredientes son necesarios, pero aquí se abusa de ellos un poco de más, lo que hace que haya ocasiones en que te rindas al "todo vale" y los giros de guión (que los hay y bastantes) "verdaderos" no acaben siendo tan impactantes como se esperaba.

El síndrome de la rana hervida

El exceso es el principal problema de una serie de Netflix que, si en vez de durar 18 episodios se hubiera quedado en doce o trece y hubiera ido más al grano, seguramente habría sido mucho más redonda. A pesar de eso, hemos de reconocer que nuestros prejuicios en torno a la trillada fórmula del thriller erótico se fueron diluyendo ante una puesta en escena muy trabajada, unas actuaciones muy convincentes de todo el elenco y a algunos recursos audiovisuales (juegos con los reflejos, travellings circulares potentes...) muy efectivos.

Oscuro deseo

Las citas de poemas famosos o de analogías interesantes dan capas de lectura que van más allá del mero culebrón y demuestran que hay un trabajo de guión y producción meritorio en la historia. Así, Oscuro deseo es una serie a veces erótica, a veces misteriosa, que a veces se pasa de frenada, pero que sabe dar a sus espectadores lo que buscan. No se llevará ningún premio, pero ahí la tenemos, aguantando en segunda posición como lo más visto de Netflix en toda la semana. Como dirían sus personajes, ese resultado es bien chingón, güey.

VALORACIÓN:

En su superficie parece una historia de brocha gorda, pero llega a ofrecer un misterio que va atrapando al espectador.

LO MEJOR:

Sabe evolucionar de un contenido más "morboso" a algo más intrigante para el espectador. La puesta en escena y algunos recursos narrativos convencen.

LO PEOR:

Su obsesión por meter con calzador escenas de sexo. Confunde demasiado al espectador con pistas falsas.
Hobby

73

Bueno

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Etiquetas: Netflix