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Crítica de Predator: La presa (Prey), la primera película de la saga ambientada en el siglo XVIII

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Predator

Crítica de Predator: La presa (Prey), la nueva película dirigida por Dan Trachtenberg que nos desplaza al pasado para explorar la vida de una tribu de comanches. Estreno en Disney+ el 5 agosto de 2022.

  

Los amantes de la saga Predator están de enhorabuena porque llega a Disney+ , en exclusiva, la película Predator: La presa (Prey). Se trata del último episodio rodado con el sello de 20Th Century Fox y con el director Dan Trachtenberg (Calle Cloverfield 10) a la cabeza. No lo perdáis de vista porque se rumorea que estaría a cargo de la serie Portal.

Han pasado cuatro años desde que vio la luz Predator, uno de los trabajos más gamberros centrados en esta especie alienígena letal y ahora hay un giro de 180 grados respecto a lo que vimos entonces y en todas las entregas anteriores.

La razón es obvia: volvemos la vista al pasado para imaginar cómo habría sido la llegada de un yautja a la América del Norte del siglo XVII cuando los comanches dominaban aún grandes extensiones de terreno y el hombre blanco empezaba a diezmar la población de búfalos.

Por tanto, Predator: La presa funciona como precuela de la primera película, protagonizada por Arnold Schwarzenegger... pero no porque conecte con ella en forma alguna o sea una "cinta de orígenes", sino porque se sitúa temporalmente antes, en lo que parece ser el primer encuentro de esta criatura con los humanos.

En este contexto nos presentan a Naru, una joven que desafía las convenciones ligadas a su función en la tribu. Valiente y decidida, tiene una gran habilidad para el rastreo y para blandir su hacha. Desea convertirse en una cazadora por encima de todo para lo cual tendrá que abordar un rito de iniciación que consiste en cazar a una criatura que la esté cazando.

En las Grandes Llanuras podría ser un oso pardo o un puma, pero Naru observa atónita un buen día como un "pájaro de fuego" ilumina el cielo y comprende que su reto será mucho más complicado. Ella está en grave desventaja dado que solo cuenta con armas primitivas para perseguir, acechar y atacar,  mientras que su oponente cuenta con todo un arsenal tecnológicamente avanzado.

Una época en la que cazadores y presas moldearon la sociedad emergente

A pesar de no ser una película de gran presupuesto, Predator: La presaha tenido especial cuidado a la hora de ambientar la historia: para ello se ha buscado representar de la forma más fidedigna posible a los comanches como parte de los pueblos indígenas.

La película cuenta con una productora comanche (Myers), y un reparto compuesto casi en su totalidad de talentos nativos y de las Primeras Naciones como Amber Midthunder (Roswell, New Mexico), la debutante Dakota Beavers, Stormee Kipp (Sooyii), Michelle Thrush (The Journey Home) y Julian Black Antelope (Tribal).

La película cuenta además con la interpretación del corpulento Dane DiLiegro (American Horror Story) como el Yautja. Donde se desliza un poco es con la representación de los tramperos europeos. No tanto porque no se ajuste su comportamiento a lo esperable (conseguir pieles y trofeos a toda costa) sino por ser los "malos tontos" de la película o, en otras palabras, carne de cañón prescindible.

Lo que está claro es que el marco temporal brinda una oportunidad de oro para enhebrar las costumbres de los Predators con las de los humanos.

Nos escandaliza pensar en ellos arrancándole el cráneo y la columna vertebral a sus víctimas, pero tenemos mucho que pensar sobre el hecho de que los propios humanos lleváramos a la práctica extinción a los búfalos dejando su carne pudrirse al sol o el trato que le damos a otros grupos étnicos por el simple hecho de ser distintos a nosotros.

 

La reflexión tiene toda la onda expansiva que queramos darle, porque el mensaje ecologista es casi un grito: también nos estamos cargando el planeta incrementando su temperatura de forma artificial, rompiendo ecosistemas enteros y colapsando poblaciones de seres vivos que no hemos llegado ni a catalogar. Ergo, no somos tan distintos de los Yautjas.

En líneas generales, además de los personajes accesorios, la única gran pega que se le puede poner a Predator: la presa es que es muy predecible.

Una banda sonora algo más potente tampoco le habría venido mal, pero lo que es incuestionable es que es una película con corazón y ambición en la que el contraste entre los oponentes y la originalidad del escenario reman a su favor para crear una experiencia distinta y también más realista de lo habitual.

La espera no solo ha valido la pena sino que abre el espectro de esta franquicia más allá de las convenciones de la ciencia-ficción en las que se hallaba encapsulada para buscar nuevas historias en las que nos sintamos más involucrados. Es decir, que sigue teniendo potencial para sorprender.

VALORACIÓN:

¿Pensabas que no se podía hacer una película distinta sobre los Yautjas? Predator: La presa, viene justo a demostrar lo contrario: hay margen de maniobra para trabajar distintas ideas y escenarios, y ¡funciona!

LO MEJOR:

La ambientación, las secuencias de acción y las ideas en torno a lo que supone ser un cazador o una presa.

LO PEOR:

Los tramperos: son personajes bastante planos que aportan poco a la trama... salvo las armas de fuego, que es quizás lo menos interesante.
Hobby

70

Bueno

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