Nueva Orleans. Al delta del Misisipi estadounidense acaba de llegar una nueva droga. Las calles se preparan para recibirla con los brazos abiertos. Por un lado, algunos están deseosos de cumplir sus expectativas económicas; y, por el otro, de satisfacer sus necesidades de escapar del mundo en el que vivimos. Sin embargo, esta droga no es una droga normal. Esta droga te permite tener superpoderes durante cinco minutos. Cinco minutos en los que tu cuerpo se adapta a una nueva genética que te permite ir más allá de la normalidad. Ese es el punto de partida de Proyecto Power, la nueva película de Netflix.
La cinta de la plataforma de streaming junta a Jamie Foxx, un antiguo militar que busca venganza por no se sabe qué, con Joseph Gordon-Levitt, un policía que busca al hombre o mujer que está moviendo la droga a gran escala por la ciudad y Dominique Fishback, una adolescente que trafica con la droga para ganar algo de pasta y ayudar a su madre enferma. Esa es, básicamente, la premisa de Proyecto Power. Y es una premisa de la que no se va a separar en toda la cinta, a pesar de que habrá más de un giro de guión inesperado en torno a la trama y los personajes.
Sin embargo, y a pesar de lo manida que pueda parecer la breve sinopsis sin spoilers que hemos adelantado en los dos párrafos anteriores, Proyecto Power sorprende precisamente por el uso que hace de la sencillez de su propuesta y por cómo la cuenta, haciendo uso de algunos clichés propios del género superheroico (clímax de la película) y combinándolo con los tropos característicos del thriller de acción más clásico de la cinematografía estadounidense.
Proyecto Power es un claro ejemplo del cambio en la industria cinematográfica estadounidense
Es curioso cómo ha cambiado la industria de Hollywood tras el triunfo y la consolidación de Netflix en los hogares. Proyecto Power es el típico blockbuster con cartel (gracias a su combinación de actores en el reparto) que habría sido un éxito en taquilla si hubiera pasado por la cartelera. Y, sin embargo, no lo ha hecho. No por las condiciones sanitarias actuales, sino porque crece y habita dentro de la modalidad de negocio actual de vídeo bajo demanda en la plataforma streaming. Y Netflix está dando pasos agigantados en la búsqueda de parecerse cada vez más al cine de siempre, al de las palomitas, las luces apagadas y la butaca mullida.
Proyecto Power es exactamente lo que os estáis imaginando: una carrera a contrarreloj de tres personajes que se ven obligados a convivir bajo el mismo paraguas, cada uno con sus virtudes y sus defectos, con la necesidad de soportarse durante dos horas de metraje y con el único fin de lograr que el espectador pase esos 120 minutos sin mirar el móvil o levantándose a tender mientras la película suena de fondo como un disco de música. Ni más, ni menos.
Y, honestamente, creemos que lo consigue. La combinación de géneros puede llegar a despistar al espectador, que pronto se dará cuenta de que no tiene que hacer nada más que sentarse y disfrutar, especialmente de las escenas de acción tan ambiciosas que se agolpan en la película. Mención especial a la escena de la jaula con esa especie de travelling circular, cámara en mano, que nos ha dejado con la boca abierta. O la pelea en espacio cerrado que nos ha llevado a pensar irremediablemente en las dos escenas de la serie de Netflix de Daredevil.
Netflix
Puede que Jamie Foxx vaya con el piloto automático y no se haya esforzado mucho en crear a su personaje, pero es que el tío tiene un porte, una elegancia y un carisma, que ese piloto automático le va como anillo al dedo a su interpretación y roba toda la película, a pesar de la iniciativa de la joven Dominique Fishback y el siempre solvente Joseph Gordon-Levitt.
Podríamos decir que todo es correcto técnicamente, desde la dirección de fotografía a la realización, pasando por una dirección de Henry Joost y Ariel Schulman que es sencillamente correcta. De ellos habíamos visto antes Nerve, un juego sin reglas (2016), así que podemos decir que han dado un paso adelante en su carrera cinematográfica, a la espera de dar el salto definitivo en la acción, que parece el género más competente para la pareja artística.
En definitiva, Proyecto Power es una película de acción con tintes superheroicos muy correcta, donde Jamie Foxx brilla por encima de todo y donde el clímax y las escenas de acción son la recompensa suficiente para el espectador que, cada vez, tiene menos paciencia para ver una película en Netflix, adoctrinado por el consumo de las series de televisión de (como mucho) una hora.
Perfecta para consumir en soledad o acompañado. ¡Dadle una oportunidad y nos contáis qué os parece!
VALORACIÓN:
Proyecto Power es una combinación de cine de superhéroes con thriller de acción. Una película sencilla, funcional y práctica, con un Jamie Foxx súper carismático que te engancha de principio a fin. El clímax es perfecto, además de algunas escenas de acción de considerable ambición. Muy, pero que muy disfrutable. Un éxito para Netflix.LO MEJOR:
La sencillez en las formas, algunas escenas de acción, el clímax y Jamie Foxx.LO PEOR:
No ha tenido muy claro qué tipo de historia quería contar ni a qué género anclarse. Puede despistar, pero esa impresión se desvanece pronto.70
Bueno
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