Crítica de El secreto: atrévete a soñar, con Katie Holmes y Josh Lucas

No es casual que El secreto: atrévete a soñar deje una sensación importante de estar obsoleta: de hecho es que llega muy tarde. A mediados de los 2000 se alzaba entre lo más leído el libro de autoayuda "El secreto" de Rhonda Byrne en el que se hablaba de la "ley de la atracción". Parecía que no se vendía otra cosa en las librerías y era la recomendación de todo el mundo, en busca de cierto positivismo al que engancharse.

La idea es que cuanto más piensas en algo y lo deseas, más probable es que suceda. Algo así como que una actitud positiva ante la vida, atraerá a ella cosas positivas al estilo de lo que propugna Paulo Coelho... "Cuando quieres algo, todo el Universo conspira para ayudarte a conseguirlo". ¡Ja!

Es inabarcable la imaginería que se ha puesto al servicio de esta premisa pseudocientífica que, por decirlo suavemente, ha hecho bastante daño convirtiendo el mantra en algo manoseado y cansino.

Lo peor quizás es que esta morcilla se mete en un drama romántico pensado para la televisión que tiene poco que ofrecer: el guión es simplón, resulta predecible y es digno de una sobremesa de las que incluyen una siesta rapidita... Vamos, que más que El secreto: atrévete a soñar debería titularse El secreto: atrévete a dormirte un ratito.

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El secreto: atrévete a soñar cuenta la historia de Miranda Wells, una viuda con tres hijos que, tras una terrible tormenta, contrata los servicios de Bray Johnson para que le arregle la casa.

Bray es un hombre misterioso y carismático que cree en el poder kármico del pensamiento positivo, específicamente el proceso de tres pasos de preguntar, creer y recibir, cuya ideología comparte con la familia a medida que se van conociendo mejor.

Pronto Miranda se da cuenta que Bray tiene una conexión secreta con su pasado, pero eso no impide que acepte la proposición de matrimonio de su pareja, un empresario muy ocupado pero con quien tiene una duración de largo recorrido.

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A la vista del cartel, está claro que una de las principales virtudes de la película es su reparto, encabezado por Katie Holmes (The Boy: La maldición de Brahms) y Josh Lucas (Le Mans '66) que tienen una buena química en pantalla pero, sinceramente, da hasta rabia que malgasten su talento en una cinta tan anodida e inespecífica que trata de llevar a la ficción el libro del que toma el título sin ningún tipo de pulso narrativo, de actualización crítica o de giro de guión que consiga sorprender a la audiencia. Amén de lo estereotipados y ramplones que resultan los secundarios a los que dan vida Jerry O'Connell y Celia Weston.

Dirige y co-escribe el guión Andy Tennant (El método Kominsky) junto a Bekah Brunstetter y Rick Parks. Y, la verdad, más valdría que hubieran sido más fieles a la idea de centrarse en un triángulo amoroso para poder insuflarle al proyecto algo de pasión porque no deja de ser una película de entretenimiento que no solo no cumple su cometido sino que resulta soporífera. El misterio que rodea al personaje de Josh Lucas es lo único que consigue atrapar durante un rato la atención del espectador y se va resolviendo con unos flashblacks que dan un poco de vergüenza ajena por lo mal insertados que están en la narración y su torpeza.

En resumidas cuentas, El secreto: atrévete a soñar tiene dificultades para sacarle partido a sus fortalezas y peca de un metraje excesivo para contar una historia poco original y menos sustanciosa. Quizás podría haberse salvado amputándole algunos diálogos torpes y eliminando parte de la sensiblería barata con la que se aliña el drama. A lo mejor si lo deseamos muy fuerte, conseguimos que se cumpla... no, espera, que al final nos lo creemos y todo...